jueves, 25 de enero de 2007

DESESPERADAMENTE BUSCÁNDOSE A SÍ MISMO

Paraíso Travel
Jorge Franco Ramos
Seix Barral. Bogotá. 2001. 242 pp.

“La patria es cualquier lugar donde esté el afecto”


I. THE
LONDON INTERNATIONAL FILM SCHOOL

Angustiante, la tercera novela del antioqueño.

Rodeado de un aura mediática y editorial que lo ha sabido ubicar en el primer puesto de la fila que propende al trono que aún se niega a dejar El Patriarca, la palabra que se me viene a la cabeza cuando estoy en la mitad de las 242 páginas que conforman este volumen, es embuste.

Cuando leí su libro de cuentos “Maldito Amor” (Seix Barral, 2003), edición corregida y aumentada (y sobrevalorada), propuse a Franco como un novelista que utiliza los cuentos como meros ejercicios de calistenia para asumir la barbárica maratón de recorrer el trecho de una obra de largo formato.

Ahora, tras cerrar el volumen correspondiente a la segunda edición de “Paraíso Travel”, lo confirmo. Y al epíteto de novelista debo corregirlo y/o aumentarlo: guionista. (Recuérdese que Franco Ramos adelantó estudios en La Escuela Internacional de Cine de Londres)

Cronológicamente, el primer aviso de “Travel” es el cuento “Micos en el polo”, del libro “Se habla español –voces latinas en USA- “ (Alfaguara, 2000), que resume de manera atroz –por lo exacta- la futura novela.

El segundo round, entonces, es la obra en sí. La historia de una pareja de jóvenes adolescentes de Medellín que deciden aventurarse y buscar su futuro en Nueva York, aunque la realidad sería decir que quien busca afanosa y desesperadamente largarse de Colombia es la mujer, Reina, una mujer cuya fuerza, tenacidad y empuje, recuerda levemente a la heroína de su anterior novela: “Rosario Tijeras” (Plaza & Janes, 1999). Pero la obra no deja de mantener un aura de ¿innecesaria? durante el transcurso de la lectura. Y si fue publicada en 2001, se debió esperar 5 años para entender el chiste completo, porque la novela a todas luces yace incompleta:

El tercer capítulo es la película, con guión del propio Franco Ramos.

El muchacho necesitaba demostrar que su paso por Londres no fue en vano, y que sí, efectivamente pertenece a la generación visual, no vaya a ser que lo confundan con un escritor puro al que sólo le basta el plano quieto de la hoja en blanco adornado de los símbolos negros que representan las palabras para deslizarse leyendo.

Por lo que no me queda más que proponer algo: ¿por qué, si la novela está pensada, estructurada y escrita para ser llevada al cine, no se edita directamente el guión cinematográfico y así causa un mayor impacto por lo novedoso?

Pero sobre todo, provoca una ligera sensación de verdad y claridad entre el autor y el lector, tomando en cuenta a los difíciles intermediarios llamados editores.

La gente ya casi no lee, sería mejor educarlos para que al menos lean lo que van a ver.

II. CUATRO CAMINOS

Estructurada en cuatro tiempos diferentes, la novela –con los saltos temporoespaciales marca registrada de Franco Ramos- sirve como una inducción semi-posmoderna a la confusa literatura contemporánea.

Una línea, la del protagonista Marlon en un bus que va hasta Miami para encontrarse con su compañera Reina, a quién halló un año, tres meses y cinco días después.

Una línea sobre su apacible vida en Medellín, junto a sus amigos, familiares y Reina.

Una línea que cubre todo el proceso ilegal que desde Medellín los hace llegar a Estados Unidos, atravesando Centroamérica.

Y una línea que narra su difícil condición de alienígena en una ciudad bestial llamada Nueva York, y como logra sobrevivir entre el oleaje, hasta llegar a la orilla.

Pero la aparente complejidad no es suficiente para hacer de “Paraíso Travel” una obra interesante, porque todo es fugaz y repentinamente previsible.

Y al ordenar la historia de manera lineal, se encuentra una historia bastante superficial, repetida, carente de un sentido literario propio, paciente, y con afanes de llegar pronto a la pantalla grande.

III. EL HUECO

Cuando se lee a Medina Reyes, a Fresán, a Fuguet, a Bukowski, por ejemplo, se encuentran rasgos variopintos de un Vacío que rodea las vidas de quienes habitamos este extraño mundo, logrando una conexión identificatoria con ese germen de individualismos extremos, de catarsis sordas, de locuras ordinarias y cotidianas.

El vacío de Franco Ramos es diferente. Es el vacío que deja un hueco. Es la incompletitud de un paisaje que pretende crear, pero al que le hace falta la mitad, después de todo lo recorrido.

Un vacío hueco que Franco Ramos ya ha demostrado en obras anteriores pero cuyas intenciones: bisoñez, primiparadas, pocas pretensiones, se le perdonaban. Pero ya no. No es el momento en que se haya, en la discutible y elevada posición en la que se encuentra.

Porque “Travel” deja muchas inquietudes. No la clase de preguntas que quedan flotando en la célula lectúrica del paciente tras cerrar el libro, y que crea ese diálogo eterno entre el actor extranjero que se acerca a una historia y ella misma. Ahora las cuestiones son más grandes, gordas, gritonas, empezando por: ¿cuál fue la historia de Reina?

Aunque el protagonismo de sus obras está encargado a las mujeres, y aquí Reina no se queda relegada mostrada como una chica ambiciosa, firme y directa, tras ser quien se encarga de “obligar” a su novio Marlon de que se embarquen en el disparatado proyecto, luego queda estática dentro del recuerdo del muchacho que afanosamente la busca.

Y claro, la historia corresponde al lado masculino exclusivamente, por más que Franco Ramos pretenda lograr la canonización de una mujer, él no deja de ser hombre, y por eso sus narradores son masculinos. Débiles, sumisos, enredados, como sea, pero masculinos con ocultas intenciones de lograr la machera de sus tierras de origen.

Pero sí Antonio permanecía estático en el Hospital durante el transcurso de “Rosario Tijeras”, Marlon no se podía quedar quieto en la ciudad más grande del mundo, porque terminaría devorado por ella, o quizás loco, y para esa historia Mario Mendoza no estaba por aquí cerca.

Así que Franco Ramos acerca a Marlon a la orilla del restaurante típico “Tierra Colombiana”, y lo salva. Lo devuelve de la locura, le da un trabajo, le consigue una vivienda, le provee compañía y hasta una novia. Pero debe buscarse a sí mismo. Y es cuando Franco Ramos oficia de Dios. Le ha instalado un curioso chip que no le permite otra cosa sino pensar en rescatar a Reina de donde éste. Y es ese punto el centro de la novela, el lugar por el que un lector se puede colar y descubrir un territorio válido para guardar la obra bajo la llave de la no relectura, eso sí, a medio fuego.

IV. HOMBRES

Marlon, en su primera noche neoyorquina, agobiado por el difícil viaje que lo llevó al país del norte, sale de la estrecha habitación a la que lograron hacerse con los pocos dólares que les quedan, a fumar un cigarrillo; ignorando que el botar la colilla en la calle es un delito y con la mala suerte de que un policía lo vigila.

Marlon no hace otra cosa que responder a sus instintos, y corre, corre todo lo que le ayude a deshacerse de esa aprensión que le mantiene furioso el corazón, y cuando se detiene, se da cuenta de que se ha perdido.

Tras ser rescatado de las malignas y poco piadosas aguas de NYC, comienza de manera consciente la búsqueda de Reina, con tintes que rozan lo mentalmente disfuncional.

Y hasta cierto punto, el lector se haya entendiéndolo, porque ella era su pareja, su amor, su futura vida.

Lo patológico cobra sentido cuando una espiritista le confirma que ella está viva y que es posible que lo esté buscando de formas no desesperadas.

La clave se enciende cuando le dice que antes de buscarla a ella, debería tender por hallarse a sí mismo, puesto que está perdido. En la orilla, pero naufragando aún.

Con todos los signos externos en su contra, advirtiéndole que las probabilidades del encuentro son ínfimas, Marlon prosigue en su misión interna, hasta que una prostituta que viajó con ellos desde Medellín y que aparece de forma inesperada en un burdel neoyorquino, le ayuda a dar con su paradero: ¿cómo? ¿con quién? –seguramente la cooperación mágica otorgada en medio de la trata de prostitutas y su rotación por diversas ciudades de la Nación para mantener el sofisma de la “carne fresca”-.

Así que Marlon viaja hacia Miami, donde ahora ella vive, y tras darse cuenta de que ejerce como prostituta callejera, el narrador protagonista se da cuenta de que la separación forzada ocurrida un año atrás, fue por su propio beneficio, puesto que de haber seguido junto a Reina, la necesidades de progreso se hubieran visto disfrazadas de la frase: “¿Por qué no te matas?”, que ella pronunciaba frente a las situaciones más difíciles; y tras devolverle esa misma pregunta a ella, se haya a sí mismo sin ninguna dosis de temor, descubriendo que lo ocurrido en Nueva York en medio de colombianos, es ahora su vida, logrando esclarecer cualquier atisbo del borroso pasado que vivió desde que Reina le propuso –le obligó- que viajaran a NYC puesto que allí estaba el destino.

Y aunque la novela acaba ahí, lo más correcto de imaginar es que Marlon se regresa a su (nueva) vida en la capital del mundo.

Es curioso, pero a pesar de que el centro de toda la obra es lograr que Marlon se ubique a sí mismo, Reina vale poco y su vida vale menos, la vida de Marlon, instalado ya en NYC, toma un carácter perfecto y apacible que lo hace aún más interesante que el mismo viaje que realiza en un bus a lo largo de la costa este norteamericana.

V. CONCLUSIONES Y RECOMENDACIONES

Como siempre, Franco Ramos trata al amor como ese ente que “aniquila, acobarda, diminuye, arrastra y embrutece.”

Y cuando ubica a algún personaje en una relación que apunta a la benevolencia del buen resultado, en este caso Marlon vs Milagros, la decisión tomada por costumbre apunta hacia la condena del rompimiento, de la soledad, del retorno a las ya conocidas aguas bárbaras del descreimiento emocional.

El hecho de que Franco Ramos fuera un producto literario colombiano reconocido internacionalmente a causa del éxito inmediato con su anterior novela, provoca una pavorosa idea, a raíz del leve impacto que produce la lectura de “Travel”, y es que el Gobierno Colombiano, a través del Ministerio de Relaciones Exteriores, le propone la hechura de una obra que trate de mitigar la infinita avalancha de nacionales idos hacia el mundillo del norte en busca de mejores oportunidades disuadiéndolos por medio del arte, la cultura, la novela y la brusca colisión con la realidad.

En el caso de que el guión de la película sea pensado para servir como complemento de la poco afortunada novela, podría dedicarse una escena a tratar de entender a Reina, para así equilibrar un poco las cosas, aclarándolas y dándole el estatus que posiblemente se merecía a una obra que, quizás, tenga la fortuna de convertirse luego en una obra de teatro o mejor, una serie de televisión que integre, moralmente, la realidad nacional cruda y la realidad nacional folclórica, arrebatada y blanda.

ENVÍO: ATRAPADO EN EL PURGATORIO

Con “Travel”, no me queda más que relegar a Franco Ramos a un quinto puesto en la fila de quienes lo proponen como el digno escritor colombiano a sentarse en el trono patriarcal, pasándome por encima, como no, del mismísimo GGM, de los lectores, y de, vaya, la mayor blasfemia dentro de esta terrible e inoficiosa ecuación, los editores.


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