sábado, 14 de febrero de 2015

THE ENDLESS CHANGE OF COLOUR

EL PATRONO

inu
La Silueta. Bogotá. Mayo de 2014. 79 pp

La forma en que seduce Bogotá, por partecitas. Convenida a ser vivida bajo dosis estimulantes lo anacrónicamente suficientes para no dejarse llevar por la pérdida de la cordura. Los sectores de verdad. Ese peligro siempre latente. Ningún amparo. Ningún santo. Ningún alcaide capaz de salvar lo que nunca terminará de sanar porque siempre estará supurando en su globo de única vida. Y tantos años más y de pie, pero caído. Y desde esa fuente de basura, con o sin cuentas de cobro para los más débiles por un lado para los más fuertes por otro lado, ese rasgo que caracteriza al autor, seguramente con toda esa manía por no detenerse y vigilar continuamente al terrible territorio desde sus alter ego permitiendo que caminar desarmado cada noche resulte más grato de lo recordado desde el cuerpo real.
"El Patrono" resulta un cazavampiros en un mundo urgido de la necesidad vital de saborear la sangre de tener que acostumbrarse a asesinar al que tiende a ser diferente, o bien para descargar tanta emoción urbana ralentizada por la hiperconexión o bien para calentar la gana de escoger la clase de arma hasta que únicamente el yo quede en pie.
La transfiguración en el fragmento, también. El abrebocas para una duda que ha se seguir lamentándose porque se olvida más pronto de lo que se quisiera. El dolor ante la ausencia de la compasión. Y ese inevitable amor contra lo que sea que se trate de yacer en una pulsión horrible por creerse maniatado a lo ser humano.
La fuga. O las fugas. Y reitero aquello del "ensayo/error" y el objeto ardoroso de deseo plausible en los detalles de una de las más características imágenes de toda una generación que, aplausos por favor, aprendió a enfrentar una parte de la vida a punta de cómics pa fanzine y que ya no se detiene de ediciones de antología untadas de isbn.
¡Qué viva su silencio!
¡Larga vida a su amor!
¡Alabao sea la una sola tinta!

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