viernes, 16 de marzo de 2012

Nunca, nada, nadie

Nada

Janne Teller

Seix Barral. Bogotá. Junio de 2011. 158 pp

Cuando la revista arcadia se permite que ella confiese que atravesaba uno de los momentos duros de una vida, uno tiende a entender a qué se refiere y desde qué postura: La literatura salva, aunque no sirve para nada más que una forma de compañía terriblemente viva vital única atroz.

Comparada a obras tan importantes como "El guardián entre el centeno"y "El señor de las moscas", esa suerte de obra única de iniciación -al entrar perded toda esperanza y en muchos casos la vida propia o las siguientes y lo demás no importa- toca ciertas fibras difíciles de remover en eras en la que lo más difícil sigue siendo atravesar algún nivel de video juego o superar la pérdida irrecuperable de información valiosa al entrar un virus en el apple, cuando no un rompimiento virtual exeexterior o minivacío en el que tocarse resulta ser tan prohibido como corresponder físicamente al contacto humano de otra persona que no sea usted mismo.

Y aquí, desde los 14 años, Agnes es la encargada de permitirnos enterarnos de todo lo que aconteció desde que a Pierre Anthon le dio por decir aquella perorata del "Nada importa" que tan bien hemos sabido pretender entender desde el anómalo y siempre presente Señor Plátano; lo que lleva a Teller a preguntarse por el por qué en Colombia no hubo tal escándalo o por el por qué desde ciertas orillas no se hace más que seguir un instinto diáfano y correspondiente con cada una de las "verdades" que hay para haber.

De ahí que hacerse al espacio/tiempo de un peque de 14 bien puede llevar a esa crueldad con la mamá cerdo o el niño diferente o aquella persona que no acepta o acata lo que en realidad somos o semos o jamás imaginamos que seremos y que muta sin cambiar entre el desfalco del grupo llevado como nieve cayendo desde la montaña y creciendo cual bola en verano a a otoño.

Y no obstante....la cuestión del desde el ciruelo es tan abismalmente intrafatigable, que el dedo en el pecho de llama viva, al igual que a ellos, lo persigue a uno hasta el cogote y ese más allá que incide o pervive o habita o se cuela o se niega o decrece...

Pero Pierre Anthon tiene razón y tras ese cuestionado cuestionamiento....la búsqueda incierta por alcanzar una orilla que se permita ser y lo más difícil: saberse conocer cuál es el sonado límite que lleva a cada persona a ser esa persona.

(El horror de Agnes cuando descubre las cuántas personalidades son capaces de albergar dentro de cada uno de los cuerpos del grupúsculo de amigos, por ejemplo....y luego el recuerdo del cuerpo descoyuntado y ese puente emotemporal reflejado en la caja de fósforos donde yace lo que pasó o fue o dejó el hechizo....)

¿Y aparte de El Señor Plátano...alguien le comentó a la señora Teller de los horrendos horrores guerrilloparamilitares y como la cuestión es tan nuestra del cada día que ver asesinar a un niño por sus propios compañeros es parte de las vivencias de una ciudad de progres como Bogotá?

Merece ser releída y con la siniestra a la mano para tomar apuntes.....

No hay comentarios: