sábado, 8 de julio de 2017

Gobierno de Colombia: Hoy amanecí con miedo; miedo de que me llamen terrorista y me saquen de mi casa sin ninguna razón dejando a mi familia perturbada y confundida, tengo miedo de que me acusen de algo que yo no hice, que ingresen elementos a mi habitación y digan que son míos y que los usé para hacer bombas que destruyen vidas, familias, sociedades, tengo miedo de ser una delincuente sin cometer ningún delito y que tachen mi vida con miseria y que me dejen sin sueños, tengo miedo de que millones de ojos estén sobre mí y me culpen de algo que no hice, tengo miedo de que destruyan mi vida, que no pueda conseguir más trabajo por antecedentes injustos, que sea una asesina cuando lo único que hago es luchar y sobrevivir en este país de pocas oportunidades, tengo miedo de no ver la luz del sol, de estar encerrada lejos de los que amo, que los periodistas sean amarillistas con mi caso y cuestionen mi dignidad, de tener que irme a otro país por temor, a sufrir, a llorar, tengo miedo a que hoy esté acá y a que mañana no sepa el gobierno que quiera hacer conmigo, tengo miedo de la oligarquía de este país, de los políticos. Tengo miedo pero no el suficiente para derrotarme. #NoMásFalsosPositivosJudiciales

CUANDO BESAN LAS SOMBRAS

Germán Espinosa
Alfaguara. Bogotá. Agosto de 2006. 311 pp

A Álvaro Pérez, consumido por su cáncer, en su promesa de venir a jalarme las patas

No cumplo el tiempo. No es esta una reseña, de nuevo lo advierto, la llamo Impresión, a modo de fotografía escrita de un recuerdo impulsivo tras pretender colar un gesto reflejo de respuesta a aquello que he leído. Esto lo debería haber escrito el sábado y hoy es ya lunes, ¡maricah!, ¿qué ocurrió el fin de semana que no hizo la tarea? Ya avanzo en el siguiente título y Roca dice que los jóvenes decían, cuando veían pasar al Maestro, que era el talento el que caminaba. Aprovecho para responder a quien me preguntó el viernes pasado, simplemente se llegó el momento de ller al Maestro, no es nada más. Basta con recordar aquella relación pausada de casi diez años y dos intenciones infructuosas de empezar con la gana requerida, perrenque que dicen ahora, Botero dijo una palabra del argot ciclístico, pero la olvidé, lo siento, para empezar el "Ulises" y diez años después, vea cuántas veces lo he leído y gozado y ahora leyéndolo párrafo a párrafo desde su original hasta la última traducción, la de Zabaloy, uno llega a su autor cuando corresponde. no hay otro momento criminal. ¿Fue candidatizado al Premio Nobel? Seguramente Santiago Gamboa lo nombra en ese artículo de la revista Cambio, cuando todos estaban vivos y finaliza diciendo que si se lo dan a Efraim Medina, que acaba de volver a publicar y lo festejamos con todas las de la ley, saldría a recibirlo empeloto. No dejo de pensar en esa huella viscosa que me dejó "Aitana", y lo que ahora evoco es esa Gymnopédie de Satie. Esa intimidad de uno frente a su espacio y de ese espacio cuando de él brota un autor que uno ve caminar con una elegancia de tales, proyectando ya su destino desde su obra en lo que sería un yo futuro, lector. Su influjo verbal, su calma, su sacra paciencia al momento de delirar narrando. ¿Por qué no es un autor tan comentado popularmente? Simplemente porque exige, porque como profesor no sería el dadivoso con las notas, y si alguien llegase a sacar un cuatro, sería drama verbal concatenado y para siempre en el ámbito universitario de turno. Y, es cierto, la complicidad exigida no es proverbial; es un autor rebelde, insumiso, profundo, podría llamarlo necio en cuanto sabe que su camino será en contramarcha del gigante de talla mundial que le tocó en vez como colega,

Fernando Ayer es un talentoso del piano desde niño que ha decidido, a sus treintaypocos años de vida, crear su primera Sinfonía, en su casa en Cartagena, junto a su esposa Marilyn Shanley; dado el gusto por su nueva vivienda, una casona que desde su infancia había sabido conservar en su intimez, Fernando arranca un diario, para dejar por escrito en ese extraño presente de tal género, aquella alegría que podría, inicialmente, manifestarse como par narrado de lo que sería su obra musical; pero más pronto, de una vez, inicia el precipicio a manifestarse y es cuando las señales desde un fantasma se arriman a la pareja de tórtolos,

Lo siento, no quiero contar el libro... estaba experimentando con algo pero me aburrí; dejemos que el consabido flujo de conciencia prosiga a su vez

Hay algo bárbaro en el Maestro Espinosa y es su aproximación tan lúcida al presente. El caso de Jorge Drexler en "Aitana", el caso de "Harry Potter" en "Sombras"; según empiezo a entender, Sebastián habla de tres novelas referidas, y del s XXI, al tema áspero de los fantasmas, el más allá y la parafernalia exopsíquica. Voy a soltar otra de esas boutades, y es que no deja de sentirme, el Maestro, cercano a una presencia de Mendoza, mucho más allá, por supuesto, del uso tan frecuente en el bogotano, del diario como modo de empleo. Se siente el goce al momento de la escritura, y sin haber leído todavía nada más de la vida del Maestro, ¿se puede señalar también como un regreso en circunstancias actuales y por más pacíficas que se atildan difíciles en su destino, al regresar a Cartagena? ¿La casa de Ayer es la casa de "El hombre"? Quizás ese pavor que siente su esposa no es nada comparado cuando los encuentra abrazados, ¿qué parafilia será esa de estar sosteniendo sexo con fantasmas? Después es esa otra parte de los archivos, la novela se torna predecible, no absurda, hilarante, no tan terrorífica que, supongo, no era la intención del autor. Vuelve a ocupar casos auténticos de secuestros por parte de la guerrilla colombiana, y vuelve a dejarlos hechos añicos como viles narcotraficantes merecedores de sagas de la mejor trilogía de El Padrino como toda esa cantidad espeluznante de televisión, incluyendo la red, que ahora se asoma narrando las triquiñuelas de los mandamases del hoy, posiblemente del mañana serán los políticos, pero caigo en cuenta de que ya hay muchas series en torno al poder, hay atentados, hay delaciones, no hay arrepentimiento, hay droga, hay suicidio o accidentes apostas llevados para descargar la pesadez ruinosa de la vida misma, esa sutil incomprensión tan tonta de que el amor debe ser con una sola persona, pero esa historia de transépocas que puede encargarse de narrar ciertas verdades, alguna vez me soñé siendo una prostituta recibiendo un cliente que después supe era una novia de la época en que viví en Tunja, o ese par de momentos, ambas negras, soñadas anunciadas me gusta decirlas, justo días o semanas antes de unos encuentros tan reducidos en el tiempo, pasajes, pero de tan encandilados resultados, y esa negra, sbbbw que practica la parapsicología, justo ahora que leo "Maldita" de Palahniuk hay un cazarecompensas psíquico, el Maestro se las sabe todas, por eso es el Maestro, esas vueltas históricas, tan razonables, ¿cuántos colombianos pudieron vivir a sus anchas en Europa y conocer a Wilde? El personaje de Genoveva, vaya a saber qué querrá decir desde el trasfondo de la obra del Maestro esos encuentros, como si uno se imaginara estrechando la mano de sus bajistas favoritos, Doug Wimbish, en el Museo Nacional, en el taller que dictó en 2013, o Alex Webster, en lo que era Metro, en ese concierto con Suicide Silence, con Mitch Luker escupiendo a diestra y siniestra, cascándole a ese cubículo que después algunas bandas, muy buenas, colombianas pretendieron imitar, o Les Claypool, curiosamente, en el aeropuerto de Santiago, ya en la parte internacional, después de dos horas de fila en ese día festivo allá, rodeado de los suyos, o Billy Gould, en Ático, hará una semana, justo antes de dar una conferencia que, no sé, la gente no se dio por enterada; pero no me interesa tanto el llegar a acuerdos con la gente más vanidosa; lo natural, en cambio, sí, alguna vez leí que el ex presidente Pastrana, por ejemplo, se codea con lo máximo del jet set, lástima en todo lo que acaba siempre la puta política acá en Colombia y en casi todos los lados; entonces va hilando todas esas historias a partir de las crónicas viejas de un periodista portorriqueño que me recuerda terriblemente las crónicas que Fernando expone sobre Porfirio Barba Jacob desde su autoexilio en centroamérica, osea que ya he nombrado a dos escritores colombianos de otros lares que me atan al Maestro, y después es un chiste el libro, lo que dije de la parafilia, el compositor fornicando con el fantasma de la que fue su esposa en otra vida, ups, no tenía por qué decirlo; espectrofilia es la parafilia, y se remonta a la edad media; la historia se define así, extrañas circunstancias, un amor añejo, el ritual de la liberación, un hijo ya engendrado lo que provocaría un debate álgido sobre el momento en que se puede o se debe practicar un aborto, pero también el por qué no fornican con cuidado, y así hasta la carta final de la parapsicóloga que le manda a la hermana del suicida para que de cuenta de que su hermano ahora es el espectro

En conclusión, una novela divertida, intrigante, seria para ser à la Harry Potter y esos espectros que vuelan en busca del mago más poderoso para vencerlo y destruyen todo a su paso, y posiblemente ya un anuncio de lo que será "Aitana" de un amor que rompe tiempos y generaciones y puede seguir incólume, y aunque no me precipito a referir la idea, ¿es acá donde hablan de lo de la clonación? posiblemente lo espiritual es algo más fuerte y, ¿quiénes serán los actuales Germán y Josefina y en dónde estarán?

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