Álvaro Bisama
Ediciones Universidad Diego Portales. Santiago. Diciembre de 2016. 212 pp
A Ana, por supuesto
que viajó a Santiago sin despedirse y que no sabía muy bien qué iría a suceder con su vida y como "Laguna" acaba de salir y si pasa como con "El brujo" la compro acá en Bogotá y no tengo necesidad de viajar a Chile en diciembre de 2018 de paso a hallar cositas de música y etcétera
Quiero un café muy fuerte
Bisama ..... quiero decir algo así como muestra su otro lado, más taquicárdico, sensato o sensacional, juicioso o hidropónico; cortés, ¿valiente?
Es inseguro lo que me puede suceder con un autor. Los hay que segirán incólumes. Bisama seguramente uno de ellos. ¿Pero ahora?
Quiero dejar por escrito para el recuerdo dos momentos: el primero, ya lo había pillado en alguna de sus novelas, ese Santiago que conocí: nocturno, tranquilo vagamente, las luces postales, un viento como sensual, algunas minas que llaman, las filas para los conciertos en los subterráneos, las calles vacías a eso de las 4 am, algún amanecer, pero sobre todo lo mismo que me sucede con Buenos Aires y Montevideo y Sao Paulo, las rejas cerradas que me permiten intuir esa sensación de no salvación en caso tal. La paranoia colombiana siempre estará anteponiéndose en cualquier dirección. Las noches. Esa vez con mi amiga tomando un bus de dos pisos. Algún puente. Palabras que ya había oído antes. Pueblos de una sola vez. Caminos largos y secos. Los polis. Les tengo miedo en cualquier lugar del planeta. Eso fue uno. Lo dos, esa situación familiar o confesional o autobiográfica que se va deslizando y va ayudando a entender lo que es ser un pelao chileno, como destrabando el misterio, como ver "Dark", pero al mismo tiempo, ¡no puedo sacarme de la cabeza lo que me imaginé en el caso Nabila Rifo!, abriendo la zanja para entrar a ocupar ese sitio que no me correponde vivir pero cuya herrumbre parece transcribirse desde la sombra de la escritura a mano del poderoso ecuacionista chileno
La historia de Chile podría contarse por medio de sus catástrofes, antes que de sus revoluciones
Hay unos capítulos si se pueden llamar así: la TV, la música, la literatura
Bisama vio mucha TV hasta ya entrada la vida adulta, ¿pero quien no en esa época?
Cuando cuenta sobre el frío de la noche de invierno en que Jorge González se presenta, me pregunto cómo estará Ana, ahorita ue escribo ésto hay 5 ° C y pasado mañana baja a menos uno; me acuerdo así cuando creí que iría a vivir en conciertos; Álvaro cuando dice del rigor de las bandas de rock al acabarse o cuando se precipita la apatía juvenil ante el desafío a pérdida que implica el tener una banda de rock en suramérica
Pero ... a ver ..... hay algo que me llama poderosamente la atención y es ese subterfugio de la historia chilena cuando Bisama empieza a contar sus crónicas desde lo que implica lo literario, la literatura seminal chilena; lo que pasa en "El brujo" cuando el man vuelto mierda se larga al sur a unos pueblos escondidos; eso que ese man ve desde el libro es lo que Álvaro ha visto mientras investiga para sus crónicas y ese susurro en murmullos de viento, tan silentes como filudos, es lo que más me gusta del libro; esa maestra imperfección que me empata con el amplio dolor que significa vivir en la Colombia paraca de actual; lo único que tenemos son los fantasmas
Germán Marín se parece a ese personaje de esa novela de Bolaño, ¿Archimboldi? Me gusta imaginarme un listado de títulos de obras que si uno no las consigue cuando salen después es imposible obtenerlas de alguna forma proque la reedición no existe
Tanta pobreza y delirio y visicitudes y debilidad que hay en la tripa sudaqueña, mano
atrapado en un país que asfixia
Y de alguna manera empieza a aclarar lo que será nuestro futuro como Colombia 2018-2022 a partir de esos inicios de democracia pasada la dictadura fascista de ese desalmado y aberrante hombre cuyo apellido me niego a dejar por escrito acá, se hunde en la nostalgia de la propia violencia para retornar al mundo donde había tenido poder, donde había sido feliz, y vuelvo a callar apellidos, eso es como negar una línea familiar que no debió existir, pero es lo que toca a veces afrontar como nación o lo que sea, justo antes de empezar a oler de nuevo los cadáveres para gusto del mandatario de la sombra
Lo que leo lo que he leído es una manera de reaccionar desde el pasado de un país al modo de afrontar la negación a la oposición en otro, un exterminio que desaparecerá entre chistes, baloncitos de fútbol y peleas gramaticales por grafitis de a puño justo antes de también disparar por la espalda a sus autores, jóvenes la gran mayoría
Hay una frase de Áviles en su reseña sobre "Amuleto" que dice que la poesía es un arma inútil, pero en ocasiones es la única que tenemos a mano
Mi desorden, mi pereza a entrar de lleno a una obra, mi opacidad lectora; posiblemente mi último lugar desde el cuál decir algo
La historia de Chile podría contarse por medio de sus catástrofes, antes que de sus revoluciones
Hay unos capítulos si se pueden llamar así: la TV, la música, la literatura
Bisama vio mucha TV hasta ya entrada la vida adulta, ¿pero quien no en esa época?
Cuando cuenta sobre el frío de la noche de invierno en que Jorge González se presenta, me pregunto cómo estará Ana, ahorita ue escribo ésto hay 5 ° C y pasado mañana baja a menos uno; me acuerdo así cuando creí que iría a vivir en conciertos; Álvaro cuando dice del rigor de las bandas de rock al acabarse o cuando se precipita la apatía juvenil ante el desafío a pérdida que implica el tener una banda de rock en suramérica
Pero ... a ver ..... hay algo que me llama poderosamente la atención y es ese subterfugio de la historia chilena cuando Bisama empieza a contar sus crónicas desde lo que implica lo literario, la literatura seminal chilena; lo que pasa en "El brujo" cuando el man vuelto mierda se larga al sur a unos pueblos escondidos; eso que ese man ve desde el libro es lo que Álvaro ha visto mientras investiga para sus crónicas y ese susurro en murmullos de viento, tan silentes como filudos, es lo que más me gusta del libro; esa maestra imperfección que me empata con el amplio dolor que significa vivir en la Colombia paraca de actual; lo único que tenemos son los fantasmas
Germán Marín se parece a ese personaje de esa novela de Bolaño, ¿Archimboldi? Me gusta imaginarme un listado de títulos de obras que si uno no las consigue cuando salen después es imposible obtenerlas de alguna forma proque la reedición no existe
Tanta pobreza y delirio y visicitudes y debilidad que hay en la tripa sudaqueña, mano
atrapado en un país que asfixia
Y de alguna manera empieza a aclarar lo que será nuestro futuro como Colombia 2018-2022 a partir de esos inicios de democracia pasada la dictadura fascista de ese desalmado y aberrante hombre cuyo apellido me niego a dejar por escrito acá, se hunde en la nostalgia de la propia violencia para retornar al mundo donde había tenido poder, donde había sido feliz, y vuelvo a callar apellidos, eso es como negar una línea familiar que no debió existir, pero es lo que toca a veces afrontar como nación o lo que sea, justo antes de empezar a oler de nuevo los cadáveres para gusto del mandatario de la sombra
Lo que leo lo que he leído es una manera de reaccionar desde el pasado de un país al modo de afrontar la negación a la oposición en otro, un exterminio que desaparecerá entre chistes, baloncitos de fútbol y peleas gramaticales por grafitis de a puño justo antes de también disparar por la espalda a sus autores, jóvenes la gran mayoría
Hay una frase de Áviles en su reseña sobre "Amuleto" que dice que la poesía es un arma inútil, pero en ocasiones es la única que tenemos a mano
Mi desorden, mi pereza a entrar de lleno a una obra, mi opacidad lectora; posiblemente mi último lugar desde el cuál decir algo
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