AUSTERLITZ
W. G. Sebald
Anagrama. Barcelona. Febrero de 2012. 296 pp
Sigue prendido el eco del ritmo de la narración
Ese paso del tiempo que (se) narra
La misma vida grande engullida en el movimiento
Los hallazgos que se pueden afrontar desde la exposición desde la vulnerabilidad como punto de inicio
Algo en una propensión a una masculinidad cuya definición no se acentúa en sus propios bordes
La lucha no opcional entre la fe y la oscuridad perpetua que cogobierna este mundo
Ay no ese cambio que se cree que sucede en cada década de vida y cómo el tiempo - una neblina gris perla- lo devora todo
Nada es posible de ser considerado lineal
Aturdidor remolino de sombras que puede decirse de cada persona a modo de definición
Alcanzar entre la asfixiante desesperación el mero punto de no retorno o diafragma de sucesos
Ante la primera desesperación descubrirse como vórtice de un pasado que vive todavía en algún punto de un horario cuántico inexpugnable pero no imposible de presenciar o siquiera intuir
¿Qué clase de pelele somos para el tiempo sí al menos le llegamos a interesar en algo?
Sobre qué cimientos se asienta nuestro mundo
Uy cuando se imagina que los fantasmas de su papá y mamá van a tener cien años y los ve llegar y son más jóvenes que él porque ese él apenas tiene como uno o dos años en la visión
El fastidio cuando tenemos que regresar a un pasado a cualquiera
¿Qué sigue ahora en esta inhóspita seducción atemporal?
La vida es nunca poder descifrar el lugar del laberinto en el que cada quien se halla
Quizás vivir sea creer que el peso de los recuerdos son las alas que seremos cuando ángeles ya muertos
Pero la disolución de la memoria es solo el esbozo de ese olvido nulo y pálido que quedará de toda historia que como humanxs hemos sido capaces de vivir
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