sábado, 23 de agosto de 2025

Infinite Forests of Misanthropy

 ENTRE LA BARBARIE Y LA JUSTICIA

María Luz Arrieta

Códice. Bogotá. Septiembre de 2007. 158 pp

Este se trata de un libro particular dentro de la extensa saga en torno a lo acontecido en el Palacio de Justicia en el ochentaycinco

No es un libro de investigación ni de periodismo ni de relatos objetivos sobre aquella acción alocada por parte del grupo guerrillero ni de la sangrienta y torpe respuesta por parte del estamento militar. Ni siquiera de la estupidez gubernamental

María Luz era la bibliotecóloga y eso es lo que cuenta. Cosas muy casuales. Cosas que son tan normales que parece que en ellas se sostiene la vil realidad que sería recordada como el holocausto

El servicio de biblioteca no era para todo el mundo sino para investigaciones de magistrados. La gente externa que venía a consultas era atendida por las tardes. En las mañanas era muy raro que alguien ocupara uno de los escasos escritorios que había. Irma Franco era  una de ellas. Irma responde "Presente" cuando entran a Palacio a iniciar el ataque. Desde ese mediodía hasta las cinco de la tarde que el GOES rescata a la gente de la Biblioteca la señora María Luz no se puede mover de allí. Ya hay connatos de incendio detectados desde el parqueadero. La señora expone -por fin- un mapa de la construcción del edificio y cómo estaba todavía sin culminar según los ideales de arquitectura. Biblioteca daba directo sobre la oficina del hermano del presidente Betancur. De ahí que sea algo curioso que se de una contradicción sobre el incendio. La primera línea es que los guerrilleros quemaron papeles para defenderse desde el cuarto piso y al caer flamitas a los libros ordenados todo se prende. La segunda línea podría ser que desde el fuego que se dan allá arriba alguna chispa prende papeles o madera y de arriba se expande de pa 'bajo. Luego ella cuenta cómo deja su paraguas sobre una mesa cuando la evacuan y dos semanas después cuando les permiten la entrada al lugar desangrado encuentra el paraguas en el mismo sitio donde lo dejó. De hecho. Todo sigue igual en su puesto en la Biblioteca excepto que carbonizado. Y entra esa versión de Fracica que dice que tuvo que arrumar las mesas de la Biblioteca para lanzar a sus soldados al segundo piso que queda desmentida por Doña María Luz. La tercera hipótesis es que Fracica o el ejército empieza a quemar los libros para ahuyentar a la guerrilla en ese desespero de la batalla y del arrasar con todo? La cuarta línea podría ser que del incendio de los carros el fuego trepa hasta ese primer piso. O los mismos soldados que estaban controlando ya el primer piso desde horas de la tarde y desvalijaron carros subieron el fuego hasta la biblioteca con o sin dolo

 El relato como dije es lo más personal del mundo. Me imagino hoy lo políticamente correcto. Cuando la gente dice Me gusta la lluvia y salen mensajes sobre la poca empatía con la gente a la que se le inunda la casa. Eso mismo en el delicado punto de la Casa del Florero. Ella llega y se reúne con su gente. Les mandan a traer galletas de Palacio de Nariño. Tiene ganas de hacer chichí y un man se le cuela y dice que en el ser humano habita la barbarie. La dejan salir a las seis y media. Sube por la calle 11 hasta la sexta. Se encuentra a alguien que trabaja en Palacio y la acompaña a coger un taxi en la Jiménez. En su casa reunida con su familia beben vino. El lunes siguiente se reúnen pero en la Casa de la moneda. Se abrazan aunque tengan puestos osea estratos diferentes. Esa parte del relato. La de su salida de la Casa del Florero me dejó atrapado. Salí a hacer ese recorrido el sábado pasado. Me hizo sentir que esa manera de bostezar la cotidianidad en un momento quizás el más impactante después de los falsos positivos también es un evento condicionado por el devenir habitual de quien vive y respira y mastica y caga. Vale la pena aclarar que ella sí nombra a Irma y habla sobre su desaparición

La razón por la que tarda veinte años en escribir el libro es a causa del dolor, la estupefacción y la ira que la bloquearon mentalmente hasta el punto de no querer recordar nada

El crucifijo sobreviviente del Holocausto que preside ahora la Sala Plena es un anuncio de lo que sería Bojayá? 

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