sábado, 19 de diciembre de 2009

FEEL LIKE I’VE BEEN HERE BEFORE

EL NUEVO CUENTO LATINOAMERICANO
VV.AA.
(Selección y prólogo de Luis Fernando Afanador)
Grupo Editorial Norma. Bogotá. Febrero de 2009. 196 + 53 pp.

I. “Si uno no se cuida, puede encontrarse con mucha gente”

En http://www.ciudadseva.com/textos/teoria/hist/diez/1.htm hay una lista con 202 títulos de antologías, recopilaciones, agrupaciones, entuertos, magias, cosidos y casi todo lo demás relacionados con relatos o cuentos devenidos de la literatura latinoamericana; la más reciente data de 2007, y no aparece la B.S.O. de B39, por lo que la pregunta inicial es: ¿vale la pena esta (otra) antología?

Afanador, quizás el único crítico de literatura en Colombia emprende la tarea a partir del descubrimiento: el agua está tibia, así que no hace otra cosa que tomar el cuchillo, filudo por donde se toque, y hundirlo suavemente en la mantequilla que yace blanda y semiderretida en la mesa de centro de alguna sala elegante de espera de alguna editorial, cualquiera en este caso.

El cuento como la segunda mayor tradición literaria latinoamericana.
¿Por qué el miedo a la poesía?
Es cierto, los tiempos no están para acomplejadas construcciones de formas dispersas, por lo que para hacerse el de la vista lista, mejor vale alcanzar el segundo o quinto libro de cuentos que descanse en la biblioteca y empezar a hablar en torno a los restos de una hoguera que se apagó en los tiempos en que los fósiles respiraban todavía.

Aunque tratan de asesinar la magia, las lianas se los tragaron antes.
Y para evitar los aullidos de las viudas, enseñaron a defenderse solos por el camino.
¿La luz al final del túnel?
Nah. La oscuridad en perpetúa excitación. Al irnos entendiendo, mejor así.
Ni les digo que ajusten sus cinturones, porque el viaje es corto.
El Maestro Espinosa decía que escribir una novela sin saber lo que se quería era como construir un avión para cruzar una avenida.
Algo parecido sucede aquí.
..
U obras para vender a proyectos institucionales, en todo caso, campañas para salvar a las juventudes del virus de la alecturilidad.

II. “La alegría de los infelices”


Doce fueron los escogidos, finalmente. Ni uno más, ni uno menos.
¿Por qué? ¿A razón de qué se hizo esto?

La primera sospecha viene en el título: Nuevo.
Nuevo algo que ya está usado. Así como se habla de Joven cuando ya se acerca al espectro de los 50 años.
¿La pereza de ver bajo las piedras?
¿Las acomplejaciones de una era que teme con el dulce paso de los años?

Aparentemente la tesis del antologador, es que la tradición del cuento en Latinoamérica es fuerte. Demasiado, quizás. Zona parlante, al fin y al cabo, en donde el temor a la soledad es la principal excusa para contraer matrimonios. Zona en donde la excusa para hablar tiene que referirse a esa anécdota íntima y rutinaria.
Al fin y al cabo, la excusa perfecta es la principal razón para ejecutar cualquier impulso.

Si mirábamos con recelo los motivos de “Señales de ruta” – casi todos los autores con un libro bajo sus brazos- frente a la zona marginal de la Neonueva literatura colombiana –seguramente la ecuación se ha repetido a lo largo y ancho de la zona marginal del tercer mundo suramericano- “Plup!”, “Cenizas en el andén”, ¿qué pensar de ésta? Nos sonrojamos, es la primera sensación, y a continuación, ¿por qué tanta réplica de B39?

III. “Todos observándote como voyeaurs”

¿Fue tan importante B39?
Sí.
No solamente por los escogidos, pocos al fin y al cabo, sino por la esperanza.
El puto General Márquez confesó alguna vez que empezó a escribir para demostrarle a un amigo que su generación también podría unirse a la fiesta malsana de la tradición letrada.
Aquí, parece que el valiente es el inédito, el que huye, el escondido, el marginal.
Pero como dicen en el sur, “para todo hay público”, no todo el mundo tiene la capacidad de resolver difíciles ecuaciones de cuarto o quinto orden, sobre todo cuando es uno mismo quien debe fotocopiar las pruebas.
Las sumas de uno o dos dígitos impresos son más lindas, fáciles, y hasta mejor presentadas.
El impulso para acatar las órdenes recibidas por el genio de la crítica produce esta clase de escalofríos, arcadas o mareos.

IV. “(..) una nada extensa y vacía”

El geniecillo –tal vez cuando abandone su nombre y adopte un símbolo como Prince, lo llamaremos como se merece- Alarcón, acaba de publicar su segundo libro de cuentos: “El rey siempre está por encima del pueblo”. Aquí repasamos un video de sus hazañas en su primera comunión.

De la Alemán es poco por no decir nada lo que sé. Su cuento ya se había leído en “Antología de cuento latinoamericano”. Seduce el microclima que crea en esa catarsis exilial.

Fuguet está representado con una obra de su extraño libro “Cortos”. ¿Pero no era esa la obra escogida para la maravillosa explosión “Líneas Aéreas”? El chiste buenísimo en 1999 resulta un tanto precario diez años después.

Sobre González sólo caben elogios, aunque algo le hace falta a esta expresión obligada de artista colombiano que se precie de su patria enferma y maloliente: el narcotráfico, aunque sea en la calles azarosas de New York. “Sapo, cochino”.

Halfon, en cambio, lo logra o lo alcanza con su “boxeador polaco”. Un tema tan delicado hace preguntar los resultados que de aquí a setenta años se producirán en la literatura colombiana con motivo de la interminable guerra que se libra desde hace 200 años. Acaba de ganar un premio por su novela breve “La pirueta”.

El cuento del argentino Mairal, como el de Fuguet, se puede rastrear desde hace mucho tiempo en la red. Pero a diferencia del ejemplo chileno, este parece cobrar cierta importancia por la magia del uso del tiempo, la nostalgia comprimida, los cadáveres mentales de las mascotas, el viento colándose por la ventana.

De la mexicana Nettel, dejemos que hablen los que la quieren. También lo habíamos leído en “Antología de cuento latinoamericano” con resultados encontrados. Depende del estado de ánimo (-¿y cuál cuento no?-) y si quieren ir a la versión original, lean “Pétalos y otras historias incómodas”.

De Portela es mucho lo que se puede decir, empezando porque su cuento también forma parte de “Antología de cuento latinoamericano”, lo que si son tantos los repetidos, ¿por qué el original no llevaba la partícula “Nuevo”? Huyan a su isla desierta a leerla completamente, a devorar sus escritos, a husmear sus sombras húmedas porque vale profundamente la pena.

Paredes es un escritor, créanlo, poco conocido en su propio país, Colombia. Traductor, cuentista y novelista, parece seducir a los hiperespecialistas en dichas corrientes. Juicioso y precavido, conservador y cauto. ¿El eslabón que conecta, generacionalmente, a Vásquez con el resto de los canónicos? ¿Un puente para otros nada más?

Paz Soldán, con perdón de Hasbún, es el escrito de Bolivia y así lo será hasta que todas las generaciones circundantes mueran. Ganador, exiliado, elegante y responsable, cumple los requisitos para ser tenido en cuenta por las pautas editoriales contemporáneas. Lenguaje puro, duro o hardcore. Pero, siempre, léanlo bajo sus propias responsabilidades.

A Schweblin, en cambio, era a la que no conocía. Y vaya sorpresa. Alejada, eso sí, de Maturana y Meruane, y cerca a Sanín, crea ese fenómeno en que la brevedad se convierte en todo un Don Quixote, dejando los ecos lectores tan felices que provoca repetirla. “Usted dudó”, se escucha que dice. Genial.

Y Villoro…¡Ah, mi amigo imaginario mexicano! ¿Qué más decir de él? ¿Qué habrá escrito y publicado, ganado y celebrado, viajado y conferenciado mientras escribía esto y ustedes lo leían? Hasta donde supe, y eso fue un año largo atrás, el cuento del “mariachi” –divertido en todo caso- pertenecía a “Los culpables”, pero no sé cuántos tomos más de cuento ha podido producir, por lo que dudo en ponerlo como penúltimo o antepenúltimo libro de cuentos. En fin, cierra el breve ciclo y se da el lujo de poner a dudar en echar el terrible objeto a la alberca. Eso es mucho.

Como ven. Nada nuevo, como diría Ozzy Osbourne.
Pero como responden por aquí, “Sus razones tendrá”, el antologador Afanador.

V. “Día nublado en el sur de la Florida, no se veía el horizonte, ni los cielos turquesa que anuncian las postales, nada, excepto la superficie gris de una de las alas del avión(..)”

Día gris para hacer una “Nueva” Antología.
Día gris para un gris antologador.
Día gris para el (no) Futuro.
Día gris para todos aquí
:(

VI. “¿Pero sabe qué es lo más raro de todo? Que cuando uno sale de nuevo hacia esta amplitud el desengaño es evidente”

(Fin)

1 comentario:

Horgen M'Intosh dijo...

Publicado originalmente en "El Cotidiano", en la columna "Lector Ritual