ANIMALES DOMÉSTICOS
Antonio García Ángel?
La Otra Orilla. Bogotá. Abril de 2010. 190 pp.
(Segunda versión)
Me gusta divertirme. Incluso sufrir. No detenerme y seguir cuando las señales indican todo lo contrario. Saltar desde lo más alto. Buscar para creer. Y repetir los mismos viejos chistes de antaño.
Me gusta ver a los vecinos que pasan por el frente de la casa, saludando con la desazón que traen estos años de celofán. Oler libros nuevos. Conseguir fanzines. Beber el café más fuerte en horas del atardecer. Perseguir los ríos que se hacen con la lluvia. El origami. Coleccionar hojas como si fuesen emociones. “This is not a show”.
La incierta presentualidad de las cosas. Las noches de fuertes lluvias. Un abrazo bajo la luz de un poste en el parque cerca de la casa. La pizza cerca a la casa de mi ex amante. Cada acorde de Mike McCready. Los logotipos de las bandas japonesas de Grindnoise con las que crecimos en algún sitio de la provincia. Hacer fanzines en la arena.
Me gusta poder escuchar llorar al bebé de la vecina. Hablar por teléfono sobre el concierto que acaba de pasar. Supongo que la ternura que emerge de su sonrisa. Las gotas tibias del calentador que se desperdician a cada tanto. Lavar platos. Montarme de botas de caucho en días de tormenta. Trepar a Monserrate por el lado prohibido. Beber de tu fuente. Sentarme a mirar ciertos deportes en TV. Bobbi Starr. Repasar las viejas revistas Hellzine.
Me gusta, ahora, pegar mi fanzine en las paredes que recorro, como si fuese un disfuncional grafitero, un pasquineroso, un fanzinero sin lectores. Erradicar libros de mi lista privada de lectura. Atravesar los campos minados de prostitutas gordas y no tan viejas como aparentan ser a lo lejos. Tu pezón más viejo. O los paisajes de los relatos de Flannery O’Connor.
Me gusta la poesía de Gómez Jattin, mendigo y vagabundo tan hermoso y distante de lo políticamente correcto de estas fechas. Nothingman. Julia y su piel exageradamente tatuada y perforada. El color de ojos de Tori. El sonido crudo de las bandas de crust que se presentan a escondidas ciertos fines de semana en la capital bárbara de esta nación. La duda que provoca una palabra, ¿verdad? ¿mentira?
Me gusta cuando una cosa me gusta.
Antonio: “Solo una cosita antes de que dejemos esta reseña…prenda la luz y dedíquese a hacer lo que le toca(rá), hermano…porque me toca decirle que le corresponderá hacer una parte..¿Qué parte? ..Mano, eso lo sabe solamente usted y sumercé…Así que a comenzar…Le toca…Prenda la puta luz de una vez por todas y deje de mariquiar…”
Me gusta pintarme las uñas. Correr por las calles de La Macarena. Besar esos labios tan tibios. La colección de discos y afiches de álbumes de La Residencia. El olor de la madera del segundo piso de la casa de Karol.
La vida. Leer.
El cansancio después de nadar bajo presión.
“Parce, no se le olvide, estoy hablando en serio. Aquí no comemos cuentos chimbos y obligados de sus amigos los comentaristas de libros.”
Jugar con mi sobrina en el pasto. La sala oculta de la BLAA. Todo Ministry. Ser golpeado por los cuentos de autores jóvenes.
“Mijo, le dedico esta canción, es vieja, pero todo bien:
Given To Fly
Artist: Pearl Jam
Composer: Vedder/McCready
He could've tuned in, tuned in
But he tuned out
A bad time, nothing could save him
Alone in a corridor, waiting, locked out
He got up outta there, ran for hundreds of miles
He made it to the ocean, had a smoke in a tree
The wind rose up, set him down on his knee
A wave came crashing like a fist to the jaw
Delivered him wings, 'Hey, look at me now'
Arms wide open with the sea as his floor
Oh, power, oh
He's.. flying.....whole
He floated back down 'cause he wanted to share
His key to the locks on the chains he saw everywhere
But first he was stripped and then he was stabbed
By faceless men, well, fuckers
He still stands
And he still gives his love, he just gives it away
The love he receives is the love that is saved
And sometimes is seen a strange spot in the sky
A human being that was given to fly
High.. flying
Oh, oh
High.. flying
Oh, oh
He's flying
Oh, oh
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