lunes, 21 de febrero de 2011

"DONDE TÚ ERES TIERNO, DICES PLURAL"

RODRIGO D. NO FUTURO-Historias recobradas

Augusto Bernal J.
Escuela de cine Black Maria. Bogotá. 2009. 90 pp.

Me gusta cuando entro a repasar esos días en que era yo tan joven y tan anhelante de lo desconocido, cuando no sabía que el universo entero ya estaba fracturado y que no seríamos nosotros los que corregiríamos dicho accidente, y cuando la música era tan precipitada, tan demente, tan de bajo perfil que lo mejor era llevar las camisetas sangradas aún tras el concierto del fin de semana pasado bajo el correcto e impoluto uniforme del cole.

Llegaba de casa y recortaba los especiales sobre el No Futuro, el de ellos, que más pronto que tarde se haría nuestro, aunque nosotros lo ignoráramos casi todo por aquéllas fechas, corríamos a poner una vez más el vinilo sagrado de la película y recordábamos el primer intento de ver la peli en un extraño festival de cine colombiano ocurrido en la Biblioteca Pública Gabriel Turbay, fallido en todo caso. (La génesis del metal y punk de la ciudad estaba haciendo fila, juiciosamente, quién lo creyera).

"Éste tipo de música era exclusividad de los sectores más bajos de la sociedad" afirma el director Víctor Gaviria en una entrevista de la época, marzo de 1989, realizada por Augusto Bernal.
Así que así cómo nos podemos empezar a entender.

*

Si con "Pura sangre" sucedió el milagro colombiano de reemplazar el título de 1982 en una cinta de culto que se tenía que perseguir por recovecos de la Cali noventera, de "Rodrigo D." podríamos decir que desde su génesis, ¿concepción se usa todavía en el postestructuralismo?, el Mito amaneció para cundir con su profunda oscuridad todo lo que ello conllevara.

Casi veinte años después de Cannes, la vigencia de una generación sacrificada para qué o por qué, la Escuela de Cine Black Maria publica estas "Historia recobradas" que aparte de lágrimas de emoción y preguntas de difícil solución, nos ponen en un tiempo presente infinito, o por lo menos podemos avizorar parte de un paisaje que nos ciega la mirada aunque nos ilumine el corazón, y al robar de alguna sala cultural de la ciudad la Revista Arcadia la vemos ranqueada -con la carátula del libro que nos corresponde compartir el día de hoy- en el puesto 11 de las 25 mejores películas latinoamericanas.

El tiempo es ahora o la perpetuidad del recuerdo -siempre reemplazado por más y más cadáveres por exhibir, cada vez menos bellos, cada vez más incompletos- o el poder del ahora nos visibiliza como fantasmas agónicos invisibles, nos canta, nos pone una voz palpitante que nos conduce a las divinas ruinas de las que salimos con la diferencia de llegar a la orilla sanos o recordados o reinventados o reconocidos.

"Dentro de algunos años, cuando estos días del ochenta se vean desde lejos, aquellos que se interesan por el precario cine que hicimos, tal vez vean en esta película nuestra un signo especial, y tal vez tengan la fuerza para escandalizarse de verdad", en "Reflexiones de No Futuro", para después, a nuestro capricho, tornado en poema: "Estar vivo no es la vida", finalizar así: Así en el futuro nadie comprenderá que hemos permitido/la desaparición de toda la juventud de nuestra propia cultura", y repito: ¿cuál de todas? por no meter la pata y preguntar. ¿hay, acaso, alguna?

*

La inclusión de la crítica realizada por La Marsellese: "No hay historia. No hay héroe. No hay relato", permite la apertura del encanto surreal de "un tapiz que se dispara en muchas direcciones", y cuyo eco posmoderno o contracultural hace mella en vastos sectores de un hoy que ya fue ayer: la lucha encantada por regresar a la seguridad decimonónica, aburrida y casi todo lo demás, así lo demuestra: la palpitación por un devenir sin etiqueta asusta a cualquiera, menos a los que saben levitar más allá del borde: "Tránsito necesario entre lo documental y la ficción, entre la poesía y el ensayo".

Sobre el manto del olvido construimos ese desordenado futuro que nos marcaba con una X en la frente, en la mano, en los documentos de identidad, adelantados a una voracidad, incapaces de reconocernos como la vanguardia, sostenidos por una invisibilidad brillante que sólo optamos por reconocer décadas después.

*

¿En dónde estuvimos?
¿Quiénes fuimos?
¿Qué hicimos que no nos dimos cuenta?
Lo que creímos parcial o fragmento, era lo nuestro: lo real.

*

"Que tiempos aquellos, sí qué caóticos. Recuerdo a Ramón patéticamente descontrolado pero quien no se descontrolaba en ese mundo lleno de maldad y la atmósfera está contaminada por pensamientos de asesinos."

Dice Ramón Correa en su diario.

Me recuerda por momentos al imaginario mágico de Henry Miller frente a la sordidez de un jovencísimo Arthur Rimbaud, historia que ya todos oímos más de una vez.

¿Pero desorden por qué?

*

Vive tu vida, cantaba La Pestilencia en 1989.

Wilson Blandón lo dice así en su hermoso poema:

Sigo vivo viendo morir a mis amigos
sigo vivo viendo a la muerte rondar
será vida ver la muerte rondar
será vida ver la muerte tan de cerca
o será muerte vivir tanto?

que nunca respondieron, sólo sirvió de epígrafe a la película.

*

Bellos adelantados, esa es la sensación que queda al leer un bello libro desafortunadamente asfixiado en su erratidad a la que hay que adivinar con los ojos cerrados y la vela chorreando la esperma cobre la mano libre.

Agraciado por la suma de recuerdos, y por un ordenamiento del valor e importancia que estos muchachos tuvieron en lo que significa nuestra propia historia, deiyé y llámenla como quieran, pero lo suficientemente hermosa como para confundirla con algún sol menor o estrella que permite el acercamiento.

Uno ve y revisa y oye y eso no se agota.

¿Qué es?
¿De que está hecho?
¿De dónde viene?

*



No hay comentarios: