sábado, 23 de febrero de 2013

OFFERING

GABO
*Memorias de una vida mágica*

Pantoja/Bustos/Camargo/Córdoba/Naranjo

Rey naranjo Editores. Enero de 2013. 165 pp -numeradas a mano-

"No sé por dónde
empezar. No sé
cómo sentarme a
escribir"

Justo ayer en clase hablaba de esa intervención temporal inspirada en la Monalisa para explicarse el paso del tiempo y sus consecuentes y adecuados cambios, con o sin fortuna.

Y justo ayer en Sylphorium  hablábamos de esa vejez que nos acoge y como "casi a los 40" no son muchos los capaces de adaptarse al sonido bárbaro de una banda como Suicide Silence, quén paz descanse nuestro joven y admirado y escupidor y sonador de mocos Mitch Lucker.

Y también ayer, de vuelta a clase, hablaba de lo viejitos que se ven o se confiesan vía tüiter, jóvenes que no alcanzan la etapa crítica de los 25 al quejarse de que sus 17 fueron la cosa más absoluta del universo.

"Quieto todo el mundo" decía @artilugios no hace mucho, y no he dejado de recordar, desde que terminé el libro de *Gabo* en esa profecía de Faverón que tanto hemos comentado acá, sobre la importancia que tendrá la novela gráfica para el significado del siglo XXI, y de vuelta a lo que sucedió ayer, como la Monalisa, única y quieta, ella seguía siendo lo que era de tan auténtica que la habían dejado así para siempre o hasta que alguien dijese "Basta"

Pedro Villalba Ospina había hecho algunos grabados en torno a la obra insigne del aracateño, pero de 2009 a 2013 hay un trecho tan amplio y espectral que bien todo el lenguaje humano pudo dar un vuelco y casi nadie enterarse de ello.

Vila-Matas no hace mucho, siempre cayendo de pie y con el sombrero ajustado a su gabardina, había dicho una frase que también será para tener en cuenta desde el olvido de finales de aquí a 75 años -cuando el Italo Calvino del momento predique en menos de 140 caracteres qué y cómo se ha de afrontar el XXII-: "El tiempo muerto es un buen lugar, un laboratorio en ebullición, un espacio perfecto para ir saludando el regreso de los poetas que están transformando la vida. Están entre nosotros. Los vi en el salón de Sehgal. Todo cambia en segundos."

Así que quietud que traduzco u ofrezco sin requisito rimbombante alguno como tradición o conservadurismo, ¿para qué?

Necesitaríamos armarnos junto a la caballería indicada para dar fe de la constancia de tener que abrirse a mundos tan diversos como divergentes, tan poéticos como ensayísticos, tan del ras al suelo como subterráneos, y así continuar por una senda de la que todo o nada es símbolo de una inoperancia dispuesta a mantenerse a flote en plena quietud estática.

Y en torno a eso pensé mientras recorría el bello gesto de llevar a cabo la vida del Nobel Colombiano, recordado, por cierto, en alguna de las bandas de Hip Hop que se presentaron el domingo pasado en el Festival Bogotrax o en la plegaria de la humilde señora entrevistada en Bosa por tener que pagar, desde su habitación de invasión, más de $700000 de improvalorización según el esquema mental deoconstruido del actual alcaide en ciernes...

A veces, como diría el profe, basta con La Hojarasca...

Me pareció coqueto el gesto de invitar a 4 dibujantes para afrontar cada capitulo y permitirse gozar cada retortijón que salta cual tuerca envalentonada.

GGM en momentos duros frente a su obra se vestía con un traje de obrero y se ponía a arreglar las cosas a medio caer de su casa y Bob Dylan abrió un taller en su casa donde se ponía a forjar y a seguir creando paralelamente al servicio que deben deberle a la letra.

Pero ahí está el eco de la obra de Pedro Sorela sobre los años más crudos del escritor, y por supuesto, la vulgata de Gerald y lo que puede pescar Cobo Borda que suele dar en el blanco las más de las veces...

Ergo, y recordando al Doctor House mientras chupa una colombina, ¿por qué en tiempos de postcrisis cuando ya más que ponerse a seguir insistiendo en la destrudictadura del todo porque sí el deber es adecuarse a la preconstrucción de ese nuevo mundo que ha de o querernos o querernos o seguir falleciéndonos tan lentamente que ni de eso nos daremos cuenta bajo la nube de Beijing en lo que se convertirá el planeta entero vegan o no, volvemos a apelar a un escritor que según dicen los que me conocen detesto con toda mi fe en el sistema?

Porque es un clásico, y guste Cien años de soledad o no, o guste más El otoño del patriarca o no, o desee releer la hojarasca o no, o pida a mis alucnos Relato de un naufrago o no, o apele en mis tiempos de crisis a El coronel no tiene quien le escriba o no, o me deleite con cierto placer animal con El general en su laberinto o no, o me haya gustado sobremanera la capacidad camaleónica y brutal de Noticia de un secuestro o no, u opte por el final tan bárbaro de La mala hora o no, negarlo es como pretender chupar la puntica del sol con mi lengua nada más y no quemar ni rozar ni untar mi magnífica barba que bien (me) merece un grammy.

Y de esos cambios , de esa necesidad de avanzar y de leer la NG: ¿Por qué exploramos? es de lo que pretendo hablar acá... 

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