Edición No. 30. Del 01 al 15 de abril de 2014
Número especial sobre Bogotá
Palabras al margen es un portal de académicos que busca ofrecer una alternativa desde su continuo saber universitario a la voz de los llamados líderes de opinión, tanto en elementos radiales o televisivos, como en la prensa escrita.
Llego al portal al margen por causas derivadas de una incierta afición a un género musical que me llevó a conocer, con más distancia que precisión, a algunos de los integrantes de la revista, tanto del comité editorial como columnistas.
Usualmente hago uso de este espacio para reseñar un libro, eventualmente apelo a él para hacer uso por espacio de reseñas liadas a lo musical en una suerte de espacio nómada que he dado en llamar Comuna Líquen y por afasias, hambres y neutrinos varios que me han cruzado de pé a pá, ya la labor de reseña como tal se la he dejado a la especialización.
Es decir, muy pocas veces sé de qué hablaré en este lugar. Y, en este caso, por ejemplo, ignoro las causas por las que accedí a escribir algo sobre la política bogotana desde la izquierda académica.
Tomé notas largas:
La unidad debe dejar de ser un slogan y pasar a articular
la acción política. Los esfuerzos orientados a la generación de un Frente
amplio por la defensa de Bogotá deben reforzarse y superar la coyuntura
electoral mediante una perspectiva estratégica a consensuar.
Ante tal escenario, lo último que se debe propiciar desde
la izquierda son posiciones que hagan hincapié en las diferencias y distancias
que existen entre los distintos agrupamientos democráticos y populares
Por un lado, es necesario asimilar y potenciar las
dinámicas que en su tiempo propiciaron e impulsaron, entre muchos otros, Camilo
Torres Restrepo, Orlando Fals Borda y Hugo Chávez
La unidad de los distintos sujetos populares de Bogotá es
una condición primordial para la construcción de un proyecto político centrado
en la dignidad humana y la justicia social, haciendo frente al proyecto
político excluyente y polarizante que se ha posicionado en el escenario público
colombiano.
El intelectual venezolano Ludovico Silva (1937-1988)
acierta al afirmar que todo verdadero arte es en sí revolucionario,
independientemente de la cualidad ideológica de sus contenidos, porque expande
y transforma las formas perceptivas y afectivas, posibilitando realmente una
conciencia política de la liberación necesaria
Las artes, acuerdo con el balance realizado por IDARTES,
han permitido que la ciudad se reconozca como un espacio de encuentro creativo
donde es posible expresarse desde la libertad, conformando ciudadanos
portadores de culturas que los diferencia, define e identifica como sujetos en
un territorio que se expresa desde la diversidad. El arte se convierte en la
ruta para la consolidación de ciudadanías culturales y democráticas y de
múltiples identidades.
pero hoy nadie pone en duda que constituyen un paso
importante para cambiar el enfoque policivo, represivo y excluyente, el
desprecio en una palabra, que se ha cernido sobre la población habitante de
calle y sobre el consumo de drogas, hacia un enfoque basado en su concepción
como un problema de salud pública y restitución de derechos, que no se agota en
la convencional caridad.
Y todos lo sabemos, aquella ciudad desordenada era una
Bogotá, a juicio de nuestros oligarcas, confundida: no cumplía al pie de la
letra los mandatos de un mundo neoliberal suspendiendo contratos a voraces
empresarios privados, tampoco implementó medidas excesivas en seguridad, y no
invertía racionalmente dilapidando valiosos recursos en mera inversión social
Y tomé notas cortas:
Unidad de los diversos sectores democráticos de corte popular; Frente amplio como figura organizativa; La unidad se vislumbra como el único camino posible para conservar los logros y superar las debilidades hacia un proyecto alternativo de ciudad; Espacios de convergencia y unidad de los sectores oprimidos; Construcción política alternativa de largo aliento; Más que nunca debe salir a flote la imaginación; Este país estático tan temeroso a la diferencia.
Hace poco que fui a la UN a una obra de teatro veía el amor que todavía le tienen a alguien como Camilo Torres, de quién seguramente tendré que leer "El cura guerrillero", y si bien acepté las propuestas -algunas muy valiosas- del destituido alcalde Petro, lo cierto es que me adhería a una ligera torpeza inamovible que es la sensación proyectada de la izquierda en sí en un lugar tan pasional como Colombia. Sienten mucho, pero son incapaces de acceder a convencer a esa otra parte que desde el diario vivir adopta un orden o disciplina para poner su voto cada tantos años.
Soy muy torpe en lo político, me da miedo lo político, me aburre lo político, me soba lo político.
Petro me provocaba tanto miedo como lo hace Uribe, y si bien la gente de Tercera Fuerza emplea ese slogan, lo acojo como mío: Ni izquierda Ni derecha.
Que es como decir: celebro la muerte de un nazi de la misma manera que celebro la muerte de un comunista.
Dos cosas para finalizar: ¿siempre la izquierda tendrá ese odio eterno contra su otraparte? Cuando empecé a oírle los discursos a El Alcalde, propuse que la izquierda criada en colegios bilingües, de universidad privada y frecuentes viajes al exterior se lanzara a la política, para, al menos, no tener que dárselas de pobres. Y la segunda me inquieta todavía más: ¿Qué líder le corresponde a esta generación a la izquierda? Y reitero palabras de oídas de gente de cierta zona derechista bastante fuerte: "Que nos convenzan"
No deja de sentirse todo como bajo la dictadura de una utopía que se sabe de antemano, para la vida real, perdida. Aunque no agotaré las posibilidades de reversar la herida.
Creo que lo mejor será seguir siendo un marginal de este tipo de pensamientos que a la postre nada útil que no haya logrado absorber desde, la música por ejemplo, me genera.
No volví a verme con la gente que dije conocer de este portal porque dejé de asistir a cierta clase de eventos.
En próximas entradas diré algo sobre el cuadernillo de los primeros seis discursos de Gustavo Petro.
Cada vida ha de seguir, como dijo mi esperanzadora Ana, alguna vez desde su TL....
No deja de sentirse todo como bajo la dictadura de una utopía que se sabe de antemano, para la vida real, perdida. Aunque no agotaré las posibilidades de reversar la herida.
Creo que lo mejor será seguir siendo un marginal de este tipo de pensamientos que a la postre nada útil que no haya logrado absorber desde, la música por ejemplo, me genera.
No volví a verme con la gente que dije conocer de este portal porque dejé de asistir a cierta clase de eventos.
En próximas entradas diré algo sobre el cuadernillo de los primeros seis discursos de Gustavo Petro.
Cada vida ha de seguir, como dijo mi esperanzadora Ana, alguna vez desde su TL....
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