miércoles, 1 de octubre de 2014

Escape the fate

PROGRAMA DE MANO

Pablo Montoya
Editorial Pontificia Universidad Javeriana. Bogotá. Abril de 2014. 89 pp

¿Hay 1550 años entre Venantius Fortunatus y Leo Brouwer?

Pablo Montoya ya lo había realizado en "Viajeros" uno de los poemarios más hermosos publicados en lo que va corrido del nuevo siglo colombiano, por lo que la exigencia que demanda un libro como "Programa de mano" no queda por fuera de las expectativas. Aclarando que con Montoya Campuzano, excepto en ciertos instantes de su prosa, el deseo no desaparece sino cuando va en aumento aniquilando al anterior deseo simulando el cambio de piel en la subida.

En los primeros libros de Pablo el instrumento era el pícolo, ahora es la flauta.
Tunja... es "La sinfónica"; de ahí en adelante es muy difícil seguirle la pista porque se la pasa entre París y Medellín, entre el presente musical del universo cuántico de lo composicional y la alabanza histórica que desenmascara, antes que explicar, aquello que somos, que logramos venir siendo.

El arte es la falange de Santo Tomás entrando en la permanente herida abierta de la realidad, extrayéndola con la huella de un dolor que sin lograr entenderlo del todo, se alcanza a visibilizar a partir de la huella de la sombra al correr el vestigio la carrera eterna ante el sol.

"Mi idioma es el ruido y la disonancia. Soy la constante inquietud", dijo en "Monteverdi".
Si el poemario inicia con el sonido lúbrico de la pluma anotando sobre un papel.... ¿a qué se podrá referir con el desconcierto del XXI? Desde el fondo de Sainte Colombe hay un aprecio por la ruina, por el apabullante eco de la autodestrucción: "Cuánto hace que dialogas con un fantasma, preguntas. Ante el desmoronamiento del mundo, solo te dedicas a guardar silencio y a evocarlo. Persigues su olor a tierra húmeda. Y anhelas su regazo que es también tu tumba"

Tal vez mi paranoica manera de entregarme al destino que me consuele sea definido ya desde el paréntesis absurdo de 1809-1847, en Mendelssohn: "la desolación que nos define", como si antes de la TV a colores ya hubiera mucha soledad para ocupar, un ligero presagio de lo que habitaríamos al finalizar el ciclo lectivo, ¿evolutivo?

¿Llorar su ausencia? ¿Llorar su presencia? ¿Y qué diantres nos deparará la vida de aquí a la vuelta de la primera vejez, cuando ya lo exámenes que traspasan el rostro se inclinan en una balanza corpórea?
¿La claridad del esperpento? ¿La noche infinita hsta que la asfixia se vuelva nos? ¿Somos moscas en manos de los dioses? ¿Y si todo luce tan oscuro, qué es aquello que ilumina allá?

1899-1944: "Quise callar porque entendí que estábamos en el centro de la aniquilación"

Ese compañero de estudios en Tunja, su familia recordada viva en Barrancabermeja.

Esa "la música nombra la orfandad de nuestros días"
Esa "Pero la música tal vez no tenga nada qué decir. Y si lo tiene es de todas formas incomprensible".


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