jueves, 2 de octubre de 2014

New Dark Ages

HISTORIA, MEMORIA Y JÓVENES EN BOGOTÁ
De las culturas juveniles urbanas de finales del siglo XX a las manifestaciones identitarias juveniles en el siglo XXI

Metalmorfosis social
Alcaldía de Bogotá. Noviembre de 2011. Bogotá. 283 pp

El libro salió cuando Clarita estuvo encargada de la Alcaldía. Había salido el corrupto de Moreno y no había llegado el incapaz de Petro. Y sería éste último el que daría la orden de desaparecer todo lo que no fuese desde él para darle vía a una reiniciación bogotana absoluta. ¡Pero ni de eso fue capaz! Excepto de que el profe Reina -coordinador académico, editor e investigador- en una maroma hábil, mandó a reimprimir los 500 ejemplares en la misma tipografía en la que el distrito había actuado a conveniencia.

La dedicatoria reza así: "Dedicado a la memoria de los y las jóvenes que han sido víctimas de la intolerancia por pertenecer a un grupo identitario.

Diego Felipe Becerra (1995-2011), asesinado por un policía cuando fue sorprendido realizando un graffiti

Julián Giuseppe Salazar, asesinado por un vecino a sus 23 años por ser rockero y llevar cabello largo"

De la primera parte, "capítulos teóricos", simplemente repaso la historia de Rafael Serrano en sus años primarios en el metal, que coinciden con la apertura metalera de Bogotá, "El Death Metal había nacido y casi nadie en Bogotá se había dado cuenta".

De la segunda parte, "capítulos investigativos", José Pérez, en "Más allá del ruido, el hip hop en Bogotá" pone las cosas en contexto: "y que como tal es una dinámica social compleja y a la vez difícil de analizar"


Diego Sánchez, autor del libro "Música para oídos zurdos" ofrece "Crónicas de la punkitud", confirmación de una historia la mar de interesante desde las voces de esos primeros protagonistas, esa validación de un algo que conformaría el llamado bosque: "Éramos metaleros, punketos, hardcoreros al mismo tiempo, así que cuando aparecieron discos como "Crucificados pelo sistema", "Descanse em paz" y "Cada dia mais sujo e agressivo" de Ratos De Porao y me di cuenta como ellos unen el Punk y el Metal con nuestro sonido suramericano de una forma muy bella, entonces descubrí que eso de las tribus era una maricada sin sentido, una mierda sembrada por los capitalistas para dividir a los pelados. Desde el principio tuvimos claro que las diferencias entre nosotros no eran de géneros, el problema en este país es de clases"

"Entonces uno mira hacia atrás y dice, ¡jueputa a qué horas se pasó el tiempo! y se da cuenta que aquí hay una historia, y que somos parte de esa historia y que tenemos el honor de serp ioneros del Punk en Bogotá"

Después se habla de la historia del Metal, del Hardcore, de los Emos -"Como usted sabe la gente tiene que tener a quien odiar", el reggae, el movimiento skinhead, el movimiento en torno al graffiti.

Y esas va Bogotá.
Posiblemente ampliando su oferta literaria en torno a un campo extraño apenas hará 40 años, pero de cuyo reducido núcleo germinó un senda que ya se valora como culturalmente parte de la historia que se va deshilachando a medida que se va consumiendo el tiempo que nos ve vivir.

De momento, esperar la confirmación física de "Bogotá: Metal capital 1984-2014", y proseguir en la búsqueda de "Música para oídos zurdos" de Diego Sánchez González.

¿Será la muerte de la contracultura vertir tanta cultura al ocaso social contemporáneo?

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