sábado, 2 de mayo de 2015

Cobweb on his halo

transpolítico
arte en colombia
1992-2012

josé roca/sylvia suárez
paralelo 10. madrid, barcelona, bogotá. octubre de 2012. 191 pp

resulta emocionante, decir lo menos, el estado actual del arte en colombia. ya tan alejado de esos circuitos incansables y ya ni siquiera visitando a tanta gente que logré conocer a partir de 2005 y hasta un máximo de 2011 cuando decidí dejar a un lado la agotadora propuesta cercana a un límite prudencial en bogotá en cuanto a galerías, museos y esas favoritas minúsculas muestras en garajes o en sótanos o en salas de casas capaces de mantener el mismo ritmo acelerado de todo cuanto sobre lo que se puede poner la mirada.
de la lista de seleccionados, recuerdo a los más clásicos: restrepo, rojas, cardoso, salcedo, y después pueden venir esos intermedios magos como rueda, junca y lópez, y también arjona, bonilla, calle, hincapié o sandoval.
no creo poder decir que exista, afortunadamente, una sola línea para indicar una sola vía.
el libro funciona, parece ser, como una breve introducción a quien interese para percibir cada una de las tantas maneras de convocar lo creativo, e ignorando el camino de las vías del arte, o bien para coleccionistas o bien para galeristas o simplemente para visitar a amigos en sus casas o talleres mientras adelantan obra.
pero también el libro es una clase expandida de historia contemporánea de arte aplicable a otros ejemplos de direcciones creativas como la literatura o la música, cuyos presentes indican tal producción y variedad y autosostenimiento que pretender adoptar una sola muestra seria perderse el cúmulo completo que es mejor presenciar en su aspecto crudo y silvestre y que en más de una ocasión bien representa sobrepasar el ligero límite de algo que se creyó superado hace mucho tiempo atrás y que la vida ofrece para confundir en una suerte de malinterpretación en diálogos chuecos para ir amenazando con completar el mapa calcado, al menos colorearlo.
y también permite ir armando una suerte de lista del presente actual de aquel significado que es estar en colombia o vivir en colombia y sentir toda esa imbricación que se platea desde la materia de cada uno de los exponentes: "deconstruyendo"; "confronta al espectador"; "reflexiones agudas sobre la historia (política) contemporánea"; "se enfrenta a las instituciones de poder desde una posición de resistencia"; "desmitificación del arte"; "segregación humana"; "trasladan la dimensión intransferible del dolor personal al ámbito público".
al asomarme, quizás debería decir otra vez, al arte, siento que no me duele tanto como la literatura ni me desconsuela tanto como la música. lo que resulta incomprensible para lo que vengo sintiendo desde hace ya tantos años de una desconstitucionalidad frente a lo humano como tal. ¿entonces será el ahorro de algunos medicamentos para permanecer siempre alerta y sí regresar a la soledad de la meditación o al empleo de terapia con colores para descargar tanta depresión atorada?
la obra de clemencia echeverri, dura y tangencial, exhibe una duda: "me interesa incidir de manera afectiva en el espectador para que presienta la impotencia que deriva del conflicto, la dificultad que tenemos por traer el pasado al presente con sus múltiples contradicciones"
la obra de rosemberg sandoval, tan explícita, tan incómoda, exhibe una explicación: "hacer política desde el arte, redestruir iluminando, conectando lo ancestral y lo contemporáneo; lumpenizar el arte, digerir lo social, lo político y lo económico desde el poder de lo marginal"
tal vez parte de la intriga resida en la condición que expone suárez londoño para terminar cruzando décadas siempre ahí, al mismo tiempo tan en mano de todos, al mismo tiempo tan identificado con todo.
Que hasta dan ganas de volver más que sea a una sala de arte para revisar algunos momentos para ver si la identificación optimista es capaz de seguir en pie

1 comentario:

Horgen M'Intosh dijo...

Escrito para El Independiente