martes, 13 de octubre de 2015

No se puede matar lo que ya está muerto

BUDA BLUES

Mario Mendoza. Planeta. Abril de 2009. 277 pp

 Hay un pedacito de párrafo en "Lady Masacre" que dice, más o menos, "No sé quién soy. Y la máquina mutante me dice yo no se refiere a ningún sujeto". La parte que subrayé, finaliza: "¿Habrá llegado el tiempo de un lenguaje que cuando dice yo, tú, nosotros, ellos, en realidad sólo está nombrando oquedades, grietas y aberturas?"
Hay una partecita de "La autoridad y el uso del inglés americano", de dfw, en que se puede leer la queja de ciertos 'iluminados' por dejar correr la aventurilla de la escritura automática en los coles en los 70's: "le han enseñado una visión de la escritura como exploración y explicación del yo en lugar de como comunicación, un abandono de la gramática, el uso, la semántica, la retórica y la etimología sistemáticas"

Creo que luzco cansado. No de ahora. No de anoche. No de la pelea con mi futura ex pareja anoche. No por tener que dormir en la hamaca. No por quedar por fuera del circuito bendito de su familia. No por nada de eso. No por nada de ahora.

"Buda blues" es de 2009. Me acuerdo que visité parcialmente la zona del lanzamiento aquella noche del libro en un auditorio del FCE repleto. Yo iba a un concierto ahí al lado. En el Plantón Zapata Olivella. Quería ver a alguien que ya olvidé. Ya estaba cansado, aunque tardaría en darme cuenta un poco más.

Desflorar el ego.

Hubo polémicas, críticas maricas de los maricos bobos de siempre. Hubo mucho embeleque. Hasta un Mendoza preocupado por la virulencia con que escribían en ciertas tribunas de opinión. El por entonces decano que hoy es ministro. La búsqueda de resultados. La urgencia mediatica. El justo borde de una crisis que contaba el libro pero que la valentía humana de los intelectuales se negaba a ver. A aclarar. A predecir. A destapar.

Lo más particular fue que después, cuando ya Mendoza había sacado como tres libros más, descubrí el Proyecto Buda Blues, casi 6000 miembros al día de hoy, y pensé en que no estaban equivocados. Que la ubicación es un requisito de correspondencia para con lo real. Que leer desde dos puntos sustantivos tan distintos obligaba a asumir un compromiso desneutrado, casi cabizbajo, en agonía colindante con el entorno. La relectura. Un situacionismo solipsista que era mejor entregar en frasquitos de orina, pero limpios, para la pertenencia a un bando. Un abrazo. Como humanos necesitamos sentir el reconocimiento. La idea. La idea que era. La idea.

Del epígrafe de Juarroz: "Sí, hay un fondo. Pero también un más allá del fondo", recuerdo el chiste de un amigo de mi futura ex esposa: "Tocó fondo, y siguió cavando"

Me acuerdo de ciertos patrones de "Interstellar", la película. De ciertas líneas del tiempo. ¿De cuál tiempo?

El primer capítulo se llama "Proyecto apocalipsis". Pensé en revisar cada uno de los nombres de los capítulos de la obra de Mendoza. En esa suerte de gruta. En ese brillo que ilumina el camino a medida que desciende.

El primer capítulo, las dos primeras cartas, mejor dicho.

No quiero decir nada de lo bueno o lo malo. No quiero sentarme a jugar al juez. Pero es, fue, ¿es? mi parte favorita de Mendoza, comparable al momento final, a todo "Scorpio city", a ese final orgíastico de "Satanás".

Esa fuerza de Rafael, ese manera de morir sin entregarse. Cualquiera puede dar un ejemplo de lo que es. De gente que habla, de gente que comparte espacios de trabajo. De conciertos. De gente que quiere creer, que cree en un mundo diferente.
¿Es esa la inspiración para tantos proyectos generados a partir de un librito del que aparte de un par de párrafos ya uno se imagina en la editorial Melusina y siendo tratado por fotocopias, si es que ya no hay dos o tres personas que no sobrepasan el abuso de los 22 años que se están encargando, cada una por aparte, de escribir el manifiesto contra La Cosa?

Ayer vi un pedacito de una de las tantísimas películas de The X men. No logro dejar de pensar en lo ridículo que es ver películas de matachitos. Ver a actores tan viejos en disfraces tan bobos. En historias idiotas. Y veía y no entendía. la última vez que vi algo de The X men fue cuando los daban por tele, los sábados en la mañana, en el 94.

Siempre necesitamos de una fantasía. Así sea una mentira.

Así sea creerle a alguien que dice que lucha contra el sistema, para volver tras un largo fin de semana a las labores de rigor del día a día hasta olvidar entre la corriente mística del consumo todo aquello que dijimos, una vez, combatir.

Yo voto no a los toros y ya.

No tengo por qué ver, desde mi veganismo, con la extinción del 80% de las especies terrestres. Marinas. No humanas. Aptas para cualquier forma despiadada de consumo. Y como anticapitalista, por ello traigo más hijos al mundo, para enseñarles lo equivocado que está el presente. Para que ustedes, mis hijitos, tengan la convicción de luchar por un mejor mundo.

Hicimos lo que pudimos.

Jaja

Jajaja
Jajajajajajaja


Jajaja


¿Cómo escapar si está tan atado? ¿Para qué huir si aquí adentro del capitalismo excesivo se está tan rico?
¿Ha pensado en la coca cola cuando se aleje?

-*

El problema viene después, cuando la novela toma el mismo rumbo de siempre.
Y pensé en esa cita de "Lady Masacre" porque ese pedacito era digno de un ensayo.
Y creí que "Proyecto apocalipsis" era un ensayo, en el fondo de todo.
Y después fue que caí en cuenta de que el proyecto Mayhem de El Club de la pelea ya tenía nombre.
Y me dio risa, porque con Palahniuk me pasaba lo mismo, que había un punto de saturación, hasta que el mismo autor se desviaba de su borde y se salía a otro cauce.

La necesidad de contar. El vicio puerco de narrar.
No quiero entrar en territorio que no me corresponde de lo editorial y las ventas y el plusmarquismo y todo eso endosado a la estadística.

No me gustaba, entonces, ya Mendoza. No quería volver a leer una imposible relación con una mujer del mismo estrato social y ver al personaje de turno hundido en busca de una mujer meretriz mejor y que sí culiara rico porque tenía el culo negro y grande y desparpajada, para después volver a sentir que los celos lo devoraban casi hasta para volver carne pa tamal y después o huir o afrontar o dejar quieto o simplemente hundirse en la debacle de la historia, del repitis, del ahora.

Me puse a pensar si combatir la violencia con violencia era tan válido.

Y ojo que estoy hablando con la obra en sí, no con nadie más.

En fin....

Hundido en el narrar. Narrar para expulsar sus cuitas. Narrar pero como que no le alcanza para escapar del bucle que lo consume.

Al menos acá no hay laboratorios psiquiáticos para que tengan que escaparse.

Todo se funde con mantos de la vida real. Todo está amparado en conversaciones, encuentros, escuchas que el mismo Mario ha efectuado a lo largo de su vida.

Entonces empezaba, frente al empate técnico de la apertura de las bandas virtuales de los blogs y esas cosas, de leer tanto columnas de opinión como realidades noveladas dentro de párrafos escuetos en la obra post "Satanás", de Mendoza.

Y pensaba que si él fuese una J. K. Rowling, tendríamos hace rato a la mano, desde Planeta por supuesto, pero con un diseño à la fanzine fotocopiado el manifiesto de Rafael, para leerlo y comprarlo y dejar que sea la rabia pura la que nos obligue a ver El Señor De Los Anillos, Las Dos Torres, para ver que alguien sí pelea por lo que cree ha de ser destruido.

Mis papás se siguen jodiendo el culo para terminar de pagarme la endeble maestría que hoy es como terminar quinto de primaria, ¡y lo que falta, por dios!

Repito: no hay escapes de laboratorios psiquiátricos!

Fin del comunicado.

*

Para mi siguiente truco necesito retomar ciertos destinos.... y.... por más que me queje de esa narración por obligación de Mendoza, recordar que "Buda blues" salió justo antes de una crisis a nivel mundial de tinte económico del que jamás el mundo tal como lo conocemos podrá recuperarse.

Como el libro del que lo leí es primera edición, la carátula es la primera de las que empiezan el ciclo de la consagración. Y por ello no tiene el logo del puño y letra del autor de "escribir es resistir", pero me late que tiene parte de su génesis: "No hay mayor revolución que aprender a soñar". Que fue cuando ese man asumió el destino que le correspondía y a la par que dice odiar a la humanidad tiene que ir a visitar colegios y meterse con el olor tan feo de los niños para seguir siendo el maestro de los sueños, de las posibilidades, de una realidad más que intervenida, atacada.

Adiós al Mario narrador, pero bienvenido Maestro profano de la realidad que devora antes, durante y después de consumir hasta el delirio del alma que tanto escasea por entonces.

Esa pobreza extrema de Bombay. Para después contar la crisis educativa que, hace dos días las noticias confirmaban el inicio del cierre total de las Humanidades en claustros universitarios porque no generaban mayor dinero, debate e ideas sí, pero plata no, lo que indicaba que el narco había ganado otra vez, jaja, después de esas gobernaturas derivadas paraestatales, por miedo a la comarca del subverso.

Es cierto, señor Afanador, nada nuevo bajo el sol y que diez millones de autores balcánicos de la editorial Acantilado ya lo habían dicho.
Sigo.

¡Y por favor! No me vuelva a interrumpir que sus opiniones tan blandas me tienen sin cuidado!

Y después empieza a figurar esa otra forma de persecución atroz que es la rebeldía revolucionaria interna y de cierta forma de resistencia civil que llaman y es el Biblioburro, que ya había aparecido en "Los hombres invisibles"

*

En los Diarios, de Alejandra Pizarnik, como por 1971, 1972, ella dice que ya no le queda por decir algo.
Seguramente autores del emblema como Vargas Llosa  siempre van a tener que decir algo.
Posiblemente habrá otros autores que se verán en la dificultad de toparse con el tema de su siguiente cuestión
Pienso, no dejo de pensar en los autores ocultos, en esos que se van a morir sin jamás publicar algo, en lo que escriben
Y después pienso en esos escritores abducidos, melancólicos, extremadamente viciosos del eterno retorno que, bien puede ser, el rizoma en bucle perpetuo.

La habilidad para saber dónde decirlo, ¿no cierto?
El drama eterno de ese obstáculo llamado novela capacitada para guardarlo todo
La forma
El delirio.... nuevamente

¿Le hará falta una más frecuente opción a la crónica a Mario?

Como lo había dicho la vez de la lectura anterior, los finales felices marca de la casa. O no cerrados. No sé. Creo que extraño mucho el final de "Scorpio", y el de "Relato", y el de la parte de la niña poseída de "Satanás".

¿A alguien le molan los finales felices de Mendoza?

En fin, que en el final se leen dos frases que me llaman la atención...... La primera dice "Cogeré mi tabla y haré surf por entre las olas más siniestras de mi propia desesperación", que suena a "My wave", del "Superunknown".... La segunda frase, dice, "Y una voz muy antigua me dice que voy por el camino correcto", lo que me lleva a "Searching with my good eye closed", del "Badmotorfinger", ¿se acuerdan? ¿cuando empieza en lado B?

Concluyendo, ya para no dar más lora que tengo que hacer aseo, creo que ésta novela es el punto crítico en que la editorial le apostó todo a su autor y al mismo tiempo voló tan alto el mancito, que ya se empezaba a convertir en esa fuerza lectora de jóvenes apelmazados que se sienten con un punto de furia a modo de destino común al saber lectores de Mendoza. Y frente a eso, y tendrán que pasar siglos, ningún ente vivo podrá meterse a decir algo porque no lo oirán. Lo único que tiene que hacer es dedicarse a hacer algo parecido, y llegarle a la mayor cantidad de público. Y eso no es tan fácil como aparenta.

Me quedo con el recuerdo de uno de los mejores momentos, tras las líneas narrativas, que le he leído al hombre

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