sábado, 21 de mayo de 2016

我来时很好,去时,也很好

TARÁNTULA

Bob Dylan
Global Rhythm Press S.L. Barcelona. Junio de 2007. 146 pp

Esa es la novela de Dylan, la única. Compuesta en un momento que abriría su primera pausa pública desde el 62, la previa majestuosa a su accidente en moto, la comunión para con el vacío que debía sentir ya dejar en ocupar para poder seguir siendo él y no el tiempo que ya iba transcurriendo

Podría ser muy difícil tratar de dar una línea orgánica especial para explicar la trama del libro; habría que entender que salío en el momento sublime de la trilogía rock entre el 65 y el 66; incluso se afirma que son simples notas que llevarían a las letras de aquellos álbumes: el "Bringing", el "Highway", el "Blonde"

Sin importar precisamente qué es lo que quiere ser, hay una plantilla que conforma cada uno de los capítulos afortunadamente titulados, dándole entrada a una situación irreal, luego largas a una forma de despedida bajo un poema mestizo para ser firmado por los tantos personajes fantasmas que desarrollan el cuerpo del libro, muchos de ellos posiblemente herederos de la astucia presente del Dylan que ocupaba su cuerpo justo cuando llegaba al final de la misiva

Su similitud ferviente para con esa cúspide de los beats es evidente, y la dificultad que le achacan para recorrerla, me late que es por culpa de la mente racional que desea repasar la lectura como si se tratase de un texto (en) limpio cuando lo que se pide es aumentar la simbiosis térmica de los elementos desconocidos dentro de la inefable mente lectúrica humana, a la vez que me permite sentir esa dificultad entramática con autores como Pynchon o Foster Wallace que, desde la sinapsis à la Ballena Blanca, han de tener conexiones factibles de unas neuronas que desde un lapso marginal indican que todo camino es también parte de su propio centro

¿Seguir al personaje de Aretha, pro ejemplo para marcar las hurtadillas cuando al autor le da la gana de hacerla aparecer?
¿Indicar el número visible de dramas y encuentros y groserías y hecatombes contra la mujer o los negros en forma de abuso irrestricto, por ejemplo?
¿El rescate de algunas frases memorables que ayudan o sirven o comparten con determinadas personas las causas humanas de mantener intacta una relación o más aún, de ir forjando una planeada relación antes de que cada involucrado decida abandonar su conocimiento para meterse al lago frío de la novedad emocional?
¿O participar de la cacería de nimiedades en clave personal para determinar qué o cuál es el efecto real de las notas biográficas que se va uno topando quizás sí o quizás en delirios enfintados para dejar en claro que se trata solamente de indirectazos?

Lo grato que es, entonces, ller al joven Dylan, como cuando uno también se ponía aplicado y repasaba esas novelas tan raras por cierto de un tal señor Leonard Cohen, que son o que han encontrado su camino en la poesía letrística y que han sabido elevar la causa a zonas de trifulca para indicar si es equiparable a lo poético o no y que al seguir en pie, tan jóvenes los dos, lo mejor es atender como las luces farolares que van saltando al pie junto mientras la vida de uno, esa sí más normalita, va camino al cadalso del destino propio 


No hay comentarios: