sábado, 5 de noviembre de 2016

Nie dla mnie litość

TARTAMUDO

Sebastián Bejarano
Animal extinto. Bogotá. Noviembre de 2014. 134 pp

A veces quisiera volver, regresar a esos años en lo que creía que era posible realizar una reseña verdadera de un libro; imaginarme que escribiía bajo la lupa ética de la responsabilidad en medios reales, públicos, incluyendo eventuales cartas dirigidas a mi nombre real que, según el editor, tenía la potestad de responder o no

Un par de frases de rigor, magníficas, tal vez neutrales, como de agradecimiento ante el momento de turno en éste caso el libro en cuestión

¿Qué me llevó a comprarlo en tiempos en que descreo de la literatura en todo el sentido de la palabra?
¿Qué hosana intuición me deshizo en contradicciones para pagar por un empaque al vacío?
¿Y por qué, si estuvo acostado en la biblioteca, había olvidado por completo su existencia, antes de pararlo de pie en algún puesto para el polvo de una vez y para siempre?

Osea, para concluir, parce, ¡este libro es una digna belleza fundamental para entender los enntresijos composicionales de lo que ahora se ha de reconocer como la experiencia literaria pasados unos pocos nanosegundos del declive humano absoluto!

Empezar a explicar paso a paso el por qué no es mi tarea; desde este minúsculo espacio, una brizna de polvo entre una oleada de un perímetro de alguna galaxia en la red, no me atrevo, por pereza, a desenrrollar el hilo fresco de un libro cuyo parangón ha de volver a hacer creer en que comprar libros a la suerte echada sería como esa ruleta rusa cuyo único título posible sería el saber que ya no va a 'ber más títulos gozables

Y el asunto de la brizna sigue su curso

Algo, para dejar por el final es esa explicación de causa de construcción del idilio
¿Válido?
Diría que sí, como una forma más gozona que la bibliografía de traducción del hazmerreír presentual: ¿qué con quién, cuál en dónde?
La magnífica exposición -curiosamente brizna en el aire mas no galáctico de rama multiversal a multiverso- indica dos o tres puntos claves: el azar, el escape de lo literario como tal y Alvin Lucier

 De esa mística red, ese movimiento, las jugadas, el recuerdo y un rastro de un encuentro se va formando el libro como tal, esa simulación benigna, ese descorrer de puertas de sensación transparente, cada cuarto incluyente tan distinto, pero junto, a la vez, todo

¿Alterado con un propósito? Sin solución de facto

Esa experiencia hiperbárica que es cruzar ¿En qué espacio viven nuestros sueños?

Hallándome a gusto en un escrito sin necesidad de espacio; ¿qué abre? ¿pa qué saberlo? ¿el desgaste en la necesidad de la atención? ¿partículas zen? ¿es tal el error que entonces la imperfección conduce la senda? ¿el eje natural advenedizo? este texto solo flota en un solo Eco, así se llama y así debe responder, sin dudas ni tropiezos, para sentir llover, y cada gramo de sonido único volcado en lluvia, ergo descifrarla

A mí me late, más bien, que es una novela de detectives;  o más que novela negra psicológica, es unan ovela negra fisiológica: el tiempo no es lo que importa en este mundo, sino la sensación del mundo

Resultaría pertinente averiguar si el libro podría relacionarse con sus pares normales

Llegar al asom(br)o y no tropezar con indicación alguna

¿Cómo desde entrecerrar los ojos entender que lo visible suena tan distinto en cada tórax?
¿Cómo acondicionar el desorden natural que es la vida misma apra satisfacer un asunto personal en contra de algún capítulo inhalante en la vida despegada de su mismo sino?
¿A qué si no ju(z)gar que la confusión ignora al humano?

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