sábado, 29 de abril de 2017

Κυνὸς σῆμα

EL LIBRO DE LAS REVELACIONES

Mario Mendoza
Planeta. Bogotá. Abril de 2017. 299 pp

Hay un momento en Guerra Mundial Z cuando el personaje de Pitt le dice al padre de familia que los ha logrado acoger en esos apartamentos en Filadelfia (?) "Vida es movimiento", invitándolo a seguir huyendo a alguna parte
No voy a entrar en las distintas clases de polémicas que se forman en torno o desde la obra de Mendoza porque siempre será el autor el que vaya a terminar ganando; me basta y me sobra con esa imagen de esa profesora de alguna ciudad colombiana contando a una cámara que cuando les propone a sus alumnos revisar un título del bogotano, en no pocas ocasiones llegan a invocar ayuda adulta y cómplice porque no entienden cómo alguien puede exponer ciertos detalles por demás escabrosos
"El libro de las revelaciones" es el cuarto título de esa saga que ahonda desde una porción de una vitalidad real en el daño actual que momentáneamente nos mantiene justo en el borde cretino de un vasto mundo océano que no tiene contemplación por nosotros, como especie
Mendoza, hacía su quinta novela, "Cobro de sangre", empezaba a intuir un final que cobijara lo que más le interesaba como escritor, la puesta en escena de una ciudad como Bogotá y ninguna otra, aparentemente como protagonista multidisciplinar de su obra
Tal vez, asfixiado por una crasa rutina de dos o tres vías, o simplemente el eco efervescente de un mundo preapocalíptico que ya era imposible de contener, lo conduce deliberadamente a sentar la predisposición a la alarma en el mundo; él ya era lo suficientemente reconocido como uno de los escritores más leídos en un país de 1,4 títulos por año como promedio, lo que lo llevaba a sobrevivir a ser tildado de loco o extraño o profano o enfermo; ¿o profeta?
Ahora me pone a pensar esa apuesta divisoria a una obra alimentada, hasta el 2009, de cuento y novela y que en 2010 empieza a ejercer trocha con "La locura de nuestro tiempo" y esa saga que llamo ¡De advertencia! y/o de preparación para la fuga cuántica, justo cuando ya se cerraba, con "Apocalipsis" la base fundamental en torno a la capital colombiana
Y quizás allí adentro yace todo; quizás se puede presagiar ya todo lo que un autor ha de decir al leer las primeras escenas de "La ciudad de los umbrales" y esa significativa mancha solar de soledad que aqueja a ciertos organismos que parecen querer gritar para otros fondos justo en el momento de sus muertes y así no evocar sino otros despiadados destinos
¿Pero cómo evitar la sacra esperanza y esa cruda dejadez de felicidad tranquila que al derramarse dentro del torrente sanguíneo permite la creencia de que el futuro sí es posible?
La primera advertencia es en contravía de la soledad que ya empieza a nombrarse como una pandemia posiblemente a ser declarada en la década de los treinta del XXI, y esa desconfianza, ese agarrotamiento emocional, esa brutalidad de dique, esa deformidad silente interna que posteriormente da cuenta del cuerpo devorándolo de a poquito hasta declarar el cáncer de rutina de turno
La segunda advertencia, desde tantísimos flancos, corresponde al traspaso de una zona nebulosa de no retorno en la que nos encontramos como planeta justo ahora y en la que no me voy a explayar porque cada quien tendrá sus maneras de declarase culpable en el granito de arena puesto para no dar pasos al costado entre la cadena de desenfreno ritual para la autodestrucción, el advenimiento de una época dolorosa y cruel
La tercera advertencia permite el resurgimiento de una respuesta, alguna, y llega en forma de Nomadismo, "Vida es movimiento", y de ahí parte una serie de tips à la Carrusel que indican que estabilizarse, es decir, dejar que sea Fenalco quien determine los indicadores es lo que mantiene al revés lo que debería ser como no tanto el número de vehículos vendidos sino el número de afectados por el humo y así reorganizar la ecuación social
La cuarta advertencia es esa incapacidad de ocio que al llenar u ocupar todo con alguna clase de producción devela la ausencia de sentido de la vida y ese miedo patético a enfrentarse a un vacío que no es más que la clase de espejo natural que se ha de reflejar en cuanto se deja de lado la disposición a marcar casillas
Hago un paréntesis obvio de advertencia para recordar el peligro de borde en el que yacemos y un paréntesis de más para escribir acerca de la capacidad de contaminación que ahora tenemos y recuerdo a dos autores gringos que han tratado el tema, tanto Palahniuk como dfw y esas zonas humanas vedadas para la vida racional humana
Ahora hago la primera advertencia de un siguiente futuro político y es la fuga de los poderosos mundiales y eventualmente un poco de personas de rangos bajos para que hagan las labores de limpieza por medio de los agujeros de gusano que ya deben estar en pie o a punto a listos para ¿encender? en cuanto se de la orden de atacar a Corea del Norte
La quinta advertencia, regresando a nuestra forma de reinterpretar lo que serían algunos mandamientos, es mantener viva una manera de provocar la fuga y esas estrategias que se deben mantener en vilo, aunque no haya ninguna parte a la cuál escapar, como se lee en los carteles de las manifestaciones a favor de la ciencia y el cuidado de la naturaleza, No Hay Un Planeta B (pero para nosotros, los inútiles del común mundial)
El siguiente paréntesis tiene que ver con el Tercer Misterio dictado por la Virgen a los niños en Fátima, y es que cuando masacren al Papa y a los pocos obispos que lo acompañan en esa huida, ya nada sino aguardar por la mejor manera de morir nos espera como existencia
La sexta advertencia es ya casi para salir o demorar un tricitico más por medio de cierta atención, lucidez y creatividad, que así mismo me lleva a preguntarme con un ¿para qué? si ya no existe otra forma de salida, a no ser que se trate de la excusa permitida por la mente misma para saber sopreponerse a situaciones de exagerado riesgo
Así, por encima, lo que más recuerdo es lo del exorcismo que mandó definitivamente al cadalso a Wojtyla, que hizo renunciar a Ratzinger y que ahora tienen en vilo a Bergoglio; lo que más disfruto es cuando hablan de cierto tipo de posesiones o acercamientos o descubrimientos que tienen que ver con esencias que pudieron ser humanas como tal y que por alguna razón no han logrado pasar a un siguiente nivel; y quizás mi parte favorita es cuando nombran a Jesús como el revolucionario que fue y como si osase aparecerse por acá en esta época sería dilapidado o denunciado o marcado como no por el plebiscito de turno para que la élite cristiana pudiese mantener el delito de la cordura en sus manos impunes mas untadas de tanta sangre de fe
Llega ese punto de terquedad en que de la locura, el tiempo mismo, se encarga de develar al sabio
Y con Mendoza, siempre el autor, el escritor, el creador, se siente esa burbuja que iba creciendo y creciendo hasta que estalló y nos untó de ese inmerecido y viscoso rastro que ahora nos humilda como humanos, de esta clase, final tal vez
Hay una parte, también, en la que parece dar el sentido a la vida que nos queda, y ya que no aprovechamos el momento de recomponer el camino ya muy cuesta abajo y muy cómodos y que tal, en que se siente una reunión de elementos energéticos de distintas raíces profundas de fe y vigilan la parte esencial postcorpórea humana y es que parece ser que el aviso grande de todo este libro es la de cómo nos hemos de preparar para afrontar nuestra extinción por medio de un lento descorrer tortuoso de los sentidos; y ahí dejo, porque a cada cuál le corresponderá elevar a su máxima intimidad la mejor manera de procurarse un escape que lleve a un secreto dolor para saber elegir el camino una vez la asfixia haya ocurrido en el momento de cada deceso

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