sábado, 3 de febrero de 2018

lloradita, sobadita de dona y a mimirles

CARTERO

Charles Bukowski
Anagrama. Compendium. Barcelona. 2017. Hasta la página 164

Hay una manera explosiva de empezar a pensar en ésta obra. En éste nuevo, siguiente ciclo. Casi sin afanes. Como imaginándome las heridas. Las fotos de la piel. Ese momento final cuando dice que se apaga cigarrillos en la muñeca. Lo denso. Raw. Esa palabra me fascina. Ésta obra es jevi. Es Raw. Pensaba en regresar a Hank. Tuve ciertos problemas. Creo que la edición que tuve se la dejé a Vicente cuando me vine a Bogotá. Debía estar ya tan usada. Tan prestada. Todo lo que señaló Bukowski en mis veintes. Esos ataques nostálgicos. Quería ller solamente lo de la fiesta. Cuando ya ha abandonado Correos y se dedica a la escritura. Es una obra opaca, disgregada, como una suerte de himno Kill'em all. Imperfecta. Desrutinada. Mágica. Deforme. Infame. No apta para la época actual. ¿Será o correrá Buk la misma suerte que Balthus? Y así como censuran la palabra con n en la obra original de Mark Twain, vestirán y desviolarán a las mujeres con las que se tropieza el cartero en su camino?

En síntesis de acomodo mínimo, la forma collage de la obra, la dedicatoria que no va dedicada a nadie, el comienzo, empezó por una equivocación, lo que ya dije de la fiesta del final cuando el desespero lo lleva a buscar una siguiente manera de suicidarse, y esa forma de finalizar esa obra que también se percibe en "Hollywood" mordiéndose la cola al anunciar que escribirá esa obra

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