sábado, 8 de enero de 2022

(dnaiela) Emerging from the underground

 ESTABA LA PÁJARA PINTA SENTADA EN EL VERDE LIMÓN

Albalucía Ángel

Ediciones B. Bogotá. Noviembre de 2020. 374 pp


Hay una confesión que he dicho en algunos lugares de este blog y es que no soy el man más fan de GGM o de Rulfo o de Cervantes y luego me da una ligera vergüenza muy frágil y repentina que así como llega se evapora y trato pero eso era cuando era más joven de pensar en qué línea identitaria sigo y de dónde un Ulises o una Divina Comedia vienen a decirme más cosas incluso que lo que escribió Kafka que no sea su Diario ni su Meta... La Transformación y sin proseguir esas respuestas que para mí se pueden tardar vidas enteras y recuerdo cuando Jabès dice que El libro nos ata pero despúes cuando habla del abismo del sí mismos cuando leen la Torá y los sollozos que se escuchan y el abismo y si bien el egipcio nombra las plegarias yo quedo como en una retahíla porque es cuando empiezo a sentir que hablar de judaísmo es hablar de ser colombiano de haber nacido en esta tierra aunque muy diferente porque Jabès habla de la herencia y aquí es como que no como que eso está prohibido desde muchos puntos que convergen en algo llamado vergüenza y que a veces se disimula en algo denominado envidia y que deja a la vez sobre la mesa una guía con instrucciones de uso y es una pistola de seis tiros pero con cuatro balas y un frasquito de veneno pero para matar a las demás personas y eso es ser colombiano porque de las tres veces que he leído el libro en cuestión las tres veces es una forma de identificación -1948 a 1966- pero diferente por la edad en la que cada año que pasa o cada escalón más profundo para el propio abismo que finalmente será el hasta dónde excavó para morir así y no es para extraer oh tesoros jaja cada quién no da para eso es enterarse de la crueldad que encierra esta desalmada o malparida o maldita realmente maldita zona patria que se cobija escuda que se burla bajo ese rimbombante nombre de Colombia para~quito y que queda siempre como un hueco negro pero que vigila que supura pero la sangre de color rojo tan oscuro por el grado de maldad en cada gen en el adn del colombiano un dolor desde afuera porque incapaces de decir el reconocimiento de que aquí hay un barbarismo tenaz una crueldad locuaz algo que podría no caber en la mente de la gente normal pero aquí el sabor de la autoderrota la mínima carencia de empatía el sufragio por la debacle en estimas lleva conduce a todo el horror al paisaje de los cuerpos puestos así dejados así muertos pero con la burla atravesada de decir que es como si vivieran de lo destemplados que están desorganizados jugar a verlos identificarlos jugar a volver a componerlos porque ni para eso es lo que algunas personas denominaban el respeto a dios ¿a quién? el aguardiente la totuma el guarapo y esas frases que son tan verdes tan iluminadas tan -voy a emplear esa palabra- inocentes porque parecen calmar la sed la sed frontal identifico esta dulzura dolorosa que llegó así, de pronto, igual que las catástrofes (o los milagros, simplemente) desalojándonos del cosmos. Condenándonos ¿ve? ¿Es que cuál esperanza? Convirtiendo el país en un vértigo desolador y al fin y al cabo inútil ¿no? lo azaroso ¿Tú crees que esto tenga arregladero? No Era mejor huir. Escapar como sea de la trampa letal que se bifurca en laberintos de corredores, árboles, gritos, rezos, y es absurda, desesperadamente blanca, y hiede. Algo le late por todos los costados como una diástole sin ritmo, la acogota, presiona los reflejos y cuando menos piensa está corriendo al exilio con la excusa que sea la primera sea bajo el valor de lo real de frente la amenaza el hambre o el amor incluso el escaparse con un embarazo bajo el brazo para que la maldita maldición no caiga en la siguiente generación romper vínculos y se da cuenta de que el mirar atrás es vano ¿qué querrá decir con eso? Vigilando la historia de Colombia y esa respuesta El país se fue llenando de otros pájaros. Abarrotandose de asesinos. Cuajándose de muertos. Congestionándose de sangre. Poblándose de miedos. Rebosando injusticias. Hinchándose de orpobios contra el derecho humano. Cargándose, impregnándose, plagándose. Colmándose de gritos, de amenazas, de olores pestilentes, de ríos en los que la corriente parecía tinta roja de tanto desangrarse De tanto desangre y vaya que es una escritora que cada que la leo por eso está ahí se queda ahí por eso la necesito a vos

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