TUS AMIGOS NUNCA TE HARÍAN DAÑO
SANTIAGO RONCAGLIOLO
Piedeimprenta. Lima. 2001. 486 pp
(Roberto Ángeles-Editor)
(t.f. www.geocities.com/Athens/3248/amigos.html)
Sobre Santiago Roncagliolo se ha dicho casi todo tras llevarse el jugoso Premio Alfaguara de 2006 con la múltiplatino “Abril rojo” que, en algún otro espacio, comentamos a su debido tiempo, recomendándola, claro está. Pero para está ocasión, decidimos adentrarnos en esa otra faceta del escritor peruano y sacar al aire algo de lo que no se sabe demasiado, o quizás, de aquello que no se debe saber demasiado.
Roncagliolo, como todo escritor que se respete o se digne a ser llamado como tal, hace lo que debe hacer cualquier persona interesada en ser reconocido de esa forma: escribe. Y lo hace de una forma incontenible, como si temiera verse, súbitamente, abducido por otra labor, por alguna desgracia, por el simple miedo de dejar ir ese poder extraño que contiene en sus manos.
Escribe, por un lado, como si no hubiera un mañana; y escribe, como si esa fuera la única forma de traspasar el umbral de la realidad que nos crucifica día tras día a todos los habitantes de este planeta de arena.
Sí algún Pérfido Lector desea conocer un poco más de la vida de éste juicioso y díscolo héroe sudamericano, le recomiendo que visite la dirección: http://orgiadecuerdas.blogspot.com/2007/07/santiago-roncagliolo-entre-la.html, y descubra esa primera etapa publicada en su país natal que incluye algunos títulos infantiles y ésta obra de teatro, presentada con gran éxito en las tablas limeñas y, por ende, incluida en la antología “Dramaturgia Peruana II”, compilación realizada por Roberto Ángeles en el año 2001, un año después de la partida de Roncagliolo en el capítulo (¿obligado?) de autoexilio de todo escritor latinoamericano que se respete, buscando, como no, un acercamiento literal con las Benditas Casas Editoriales Multinacionales que les permitan obtener los beneficios sólidos de la lectura a ambos lados del Atlántico.
Y entre la enciclopedia de géneros que Roncagliolo ha recorrido sembrando las semillas de la duda para lograr obtener una buena cosecha dónde se le presente, está “Tus amigos nunca te harían daño”, “una divertida comedia reflexiva” según se puede leer en algunas sinapsis realizadas para enviar en formato “comunicado de prensa”, pero que sobresale, sobre todo, por esa labor frankesteiniana de revivir un género que, parece –por momentos-, sufrir de un estado cataléptico, ayudado por esa manía tan extendida entre los escritores de todo el orbe, a copular –sin protección alguna- con esa ciencia denominada Cine.
Seis compañeros universitarios se reúnen para brindarle la despedida a uno de ellos, Mario, que se van con un fuerte convencimiento, a seguir el llamado sacerdocial. Toto, su mejor amigo desde la infancia, y el más díscolo, pretende, a través de sesudas pruebas: alcohol, droga y sexo, de convencerlo de aquello que se perderá por el resto de su vida. Alejandro y Beatriz, la única pareja socialmente aprobada dentro del pequeño círculo, sufre de una grave crisis que tiende a romper la relación. Beatriz, la que resulta más cuerda de todos, está atraída por Toto, mientras que Mariana, la más callada y alejada, espera un hijo de alguno de los tres hombres del clan.
Una de las principales características de Roncagliolo es su neurótica capacidad para escalar, porque tras cada nuevo título, el anterior queda rezagado hasta puntos pequeñitos en una distancia insalvable. Una anécdota: la hermana del escritor, tras leer su novela de 2004, “Pudor”, le dice que lo único que le aburrió fue que todos los personajes hablaran igualito a como lo hacía él.
“Tus amigos…” presenta, curiosamente, claras diferencias entre cada uno de los personajes, pero, gracias a que están enfundados dentro de un magno traje denominado cliché. Claro, se puede decir que tanto el autor como los personajes bordean edades primigenias para pedirles resultados más sólidos, crisis más creíbles, diálogos más afianzados. Opto, sencillamente, por darle ese crédito al autor, no criticándolo, sino poniéndolo, ya lo dije, en uno de los escalones que lo conduciría al punto medio en el que creo, y ojalá sea así, está.
“Tus amigos…”, por momentos, resulta menos interesante que las confesiones de fin de semana que el blogger peruano posteaba en su espacio de El Boomeran(g), que a la postre serviría para: 1) el libro “Jet Lag” (Alfaguara, 2007) y 2) extraer algunas frases de un musical de incierto nombre presentado en Perú en el último año.
Como casi toda la Obra de algún autor, en realidad se trata de un solo tema abordado desde tantos puntos de vista que permite, desde el punto de vista del lector, asir un solo bloque sólido, tan maleable, que permite el regocije y la diversión, entre otras múltiples opciones.
Roncagliolo, quizás, va en pos de esa meta, y lo entrega, momentáneamente, en formato de sprints intermedios que le van dando pequeñas bonificaciones hacía lo que él pretende.
¿Novedosa? Tal vez sí. El desparpajo y la austeridad que presenta la obra es una muestra de que se trata de una nueva generación de autores. Pero el hecho de que no haya tocado más el género, me crea sospechas. Admiro al limeño por su capacidad camaleónica de abordar (casi) cualquier género, pero no puedo dejar de pensar en que se vale de ellos para extraer la verdad que mejor le empate en el momento de afrontar su verdadera vocación: la de novelista; y no creo que por la sencilla razón de que se trata de un Escritor, deba emprender cualquier idea y/o propuesta que se le presente en el transcurso de su camino a la cima.
¿Necesaria? Como muestra palpable de los despojos físico y moral, nacido desde la fuente de dudas y curiosidad de una generación que, bien o mal, puede rastrearse a lo largo de buena parte de la América Latina que, en ese momento podía estar representando, sin que lo supiera, el autor.
¿Nostálgica? Espero que no. Aunque en su país natal se sigue presentando con bastante éxito, no deja de ser como el título a recordar dentro del capítulo Teatro dentro de la Biografía de Santiago.
Llana, sencilla, simple; contiene, sin embargo, algunas situaciones que la hacen permanecer en la memoria para recomendar a alguien cuando sea necesario. Pero no más. Sí alguien haya afuera me preguntase por alguna obra para leer, escrita por este autor de nacimiento peruano, tendría que enviarlos a, ciegamente, la novela que le dio la oportunidad de ser reconocido en todo este lado del mundo y luego, que cualquier pretensión corriera por cuenta y riesgo del Pérfido individuo que osa explorar terrenos que, desoladoramente, causan sensación.
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