39-ANTOLOGÍA DE CUENTO LATINOAMERICANO
VV.AA.
Ediciones B. Bogotá. Agosto de 2007. 413 pp.
I. NUEVO TIPO DE CORRIENTES IMPETUOSAS (1)
Aún escuchando los carismáticos ecos de esa reunión dada en llamarse Bogotá 39, me tomé el atrevimiento de llamar a la lista de impresiones el libro que puede catalogarse como la Banda Sonora Oficial del evento llevado a cabo en agosto de 2007, justo al momento en que salió este tomo de, ahora, difícil consecución.
Tratar de resumir en una breve reseña el significado completo de tal reunión es un despropósito. Pero de ahí a dar una serie de coordenadas, hay sólo un paso, y se queda tan bien como seguro.
Las casillas para las apuestas están ahora abiertas.
Y aunque no muchos simples espectadores y/o lectores se están acercando a ellas, no quiere decir que la ejercitación de la poderosa intuición esté paralizada.
Bogotá 39 representó, como muchos esbozos atrás, una inocente manera de convocar a una selecta representación de una –palabra odiada por la mayoría de escogidos- generación latinoamericana con cierto pasado, presente y (aún) futuro dentro del submundo de las letras escritas de manera coherente. Con fuerza, claro está. Y de acuerdo a los tiempos, con la bulla minúscula que podría proveer un lánguido medio de comunicación, cualquiera, no creo que haiga uno de corte diario en este gracioso país capaz de estar a la altura del significado de B39. Pero sí es así…¿por qué aún se escucha la detonación del Boom? Y viniendo más acasito nomás, ¿McOndo? La clase de seres humanos que somos necesitamos una suerte de urgente comparación, y yo no soy la excepción: “Líneas Aéreas” (Lenguadetrapo, 1999), Macedonio Fernández y Dillinger Escape Plan.
Recuérdese que la convocatoria se centraba en el slogan: “¿Quiénes son los nuevos narradores?” lo que, no sin cierta trampa, no significaba que se tratara de la nueva literatura latinoamericana. A lo sumo, contemporánea, es decir, dentro de diez o quince minutos ya será materia para procesar hacía la máquina del canon. Claro, excepciones como en todas partes. Pero vuelvo a la senda: es un libro lo que nos convoca acá y no el festival en sí.
¡Bienvenidos!
II. NO QUIERO TOCAR EL FUEGO PERO ME FASCINA ENCENDERLO TODO (2)
Hay, hubo, habría básicamente dos maneras de abordar este libro: por un lado, saber que se entra a lo desconocido o a la gran mayoría de territorio desexplorado. La otra, una vez conocido el producto en otra clase de envase, degustarlo en este atractivo y brillante negro, a ver que tal salen las cosas.
El juego de tiempos se debe, simplemente, a que como todo libro, necesariamente entrará al ring que contiene la lucha entre lo(s) mortal(es) y lo(s) inmortal(es). Este libro, por ejemplo, ya es “noticia olvidada”, pero perfectamente puede ser una guía (real, por cierto) para quién quiera mirar la pantalla presentual latinoamericana, o una forma neutral de recordar lo acontecido 20 ó 30 ó 40 años atrás.
Mirando hacía todos los centros posibles, no hay una esquina a la cuál no agradecer por haber hecho posible esto.
Una mínima primera labor, por ejemplo, era conocerlos a todos y a cada uno de los escogidos. El siguiente paso, ya decantado el grupo, sería atreverse a indagar a por los excluidos. Tarea de carácter infinito si no se tienen unas cuantas coordenadas claves o clásicas.
¿Se nace o se hace pirómano?
“Sí no te gusta untarte, mejor no te metas”.
Nunca sobran las recomendaciones…
III. TODO ERA DE UN PRESENTE ANGUSTIOSO (3)
No entraré en el fácil territorio de las estadísticas para explicar o compartir aquello que encontré adentro.
Baste con decir que el libro vale la pena.
Sí es que aún corren con la suerte de alcanzar a obtenerlo en las zonas cada vez más desplazadas del Festival en alguna librería o, si corresponden a esa legión de riesgo, traten de buscar el título en una librería de viejo.
Lo que se halla ahí dentro, el riesgo quiero decir, o el debate en sí, no corre esta vez bajo la responsabilidad del hipócrita lector. Y podría ponerme a señalar culpables, o buenos & malos en este juego que jugamos (casi) todos al unísono. Pero es mejor felicitar a las partes por igual: una editorial que ha venido apostando por unos nombres nuevos, un editor en jefe que se ha partido el culo por dar a conocer algunos de esos nuevos nombres –a veces por voluntad propia otras con el rostro sufriente de la obligación-, y claro, no podría faltar la ringlera de escritores que cubrieron un territorio desde Tijuana hasta Tierra De Fuego, esquivando unos cuantos países o zonas fronterizas.
De alguna manera, el libro es homogéneo. Las excepciones, poquísimas por cierto, son dos: “Wildwood” de Díaz y “Chica nazi” de Bisama. Supongo que deberé entrar a explicar por qué, sólo que lo haré más adelante.
En estos aciagos tiempos (“El mal gusto es uno de los poderes del mundo: casi toda la literatura celebrada es su reino” (4)) en los que el único requisito para ser considerado un –fuckin’- escritor es hacer novelas, el hecho de que la selección se haya dedicado al cada vez más interesante género del cuento, pone algo de valor sobre la mesa de La Resistencia. Quizás una risa. Quizás un abraxo. Quizás un estrechón de manos dado a sí mismo.
Pero…vuelvo a lo mismo, el hecho de que se tratase de un género que exige una tensión apremiante, hizo que los resultados desvariaran en, de nuevo, poquísimos casos; “La sangre de Kálister” de Valencia y “El gato de Schrödinger” de Volpi. El primero, una limpia experimentación del ecuatoriano que se declaró incapaz de dejar terminados sus trabajos para expandirlos hasta que el horizonte le dé la posibilidad, y el segundo, un descarte del mexicano que, provocando risas, se termina con un hondo suspiro de compasión para con el Maestro Decano del Festival. Lados B que sólo le son útiles a los más acérrimos y aguerridos fanáticos de estos personajillos.
Los 35 cuentos o relatos o exposiciones restantes son la muestra parcial de una era.
Cada lector dirá lo que le pareció, lo que le parece, lo que le provoca o produce.
IV. TAMPOCO YO SABÍA QUE BUSCABA ALLÍ (5)
“Wildwood” no es un golpe de suerte, un enigma del azar. Díaz dio un golpe brutal con su novela “The brief wondrous life of Oscar Wao”, y esa historia de la dominicana contra su madre en Estados Unidos es un reflejo de una asombrosa forma de comunicación que de auténtica, rompe las fibras de vidrio que se van conformando con el paso lento de las horas de lectura. La sutileza, el clasicismo, la visión sobrepuesta en toda la época presente, los personajes y sus vibras medulares, el pálpito al fin & al cabo.
A Bisama, como a muchos de los elegidos, lo conocimos por ser el segundo chileno en conformar el grueso del pelotón. Claro, Zambra, su compatriota era el de más nombre por su figuración catalógica dentro de las lides anagramianas. Lo primero que nos llamó la atención de Álvaro, fue su afición por mezclar a Pinochet con zombis o alguna bizarra clase de mutantes, todo dentro del Chile más moderno que se pueda uno imaginar. Nada nuevo aparentemente que no se haya visto leído o encontrado en el maravilloso universo del cómic. Pero…pero…cuando se tiene la posibilidad de entrar en los escritos del voluminoso chileno, empieza el amanecer. Totalmente opuesto a Díaz, muestra el riesgo lo innovador lo indiferente el atrevimiento la manía por mostrarse tal cuál es sin miedo a los resultados. En sus propias palabras: “Tirándose en paracaídas”.
Y sí, recuerda al único e indivisible Rodrigo Fresán, pero poner un billete en un escritor que no se conocía es una de las más arriesgadas experiencias que se puedan alcanzar a hacer antes de que la muerte haga lo suyo.
Como manera de expresar respeto por los escogidos o hallados, daré la lista de una emoción reflejada ya sea en el rostro o en la piel o en el aumento de beats por segundo desde mi corazón:
“Fantasía” de Zambra
“El doble” de Vásquez
“Violación” de Quintana
“Huracán” de Portela
“Hoy temprano” de Mairal
“Almendros” de Lisboa
“Sí una noche oscura el pasado” de Junieles
“Mucho macho” de Halfón
“Merci Moscú” de Guerra
“Bobby” de García
“Volveré en un segundo” de Casacuberta
&
“Jam session” de Alemán
Sin ninguna clase de orden de partida o de llegada o de cronometraje, la selección se hizo de manera tan objetiva que incluye a Pilar y a Antonio, como subjetiva porque no podía dejar por fuera a grandes admirados como Pablo o John Jairo. Alejandro, Juan Gabriel o Wendy, por ejemplo, demostrando que casi todo lo que escriben merece la pena releer para destacar las cualidades psicodélicas de sus escritos, o Ena Lucía cuyo destino será, si es que ya no lo está, ubicarse en la cabeza de este movimiento, si es que tal gesto existe.
V. Y PARA QUÉ ESPECULAR, PARA QUÉ… (6)
En algún momento llegué a pensar en hacer una sugestiva guía a futuro y compararla de aquí a 20 ó 30 ó 40 años, pero dudo de que esté vivo o de que siga absorbido por este movimiento.
Mejor hago lo que a veces hago en los conciertos de masivísima asistencia. Una pregunta. Una simple pregunta: De tod@s l@s involucrad@s, ¿quién será quien muera de último y estire hasta el último suspiro la memoria de un Festival que se convirtió en Movimiento?
“La respuesta un poco más adelante”
Notas numeradas:
(1) Nazarian en “Pirañitas”
(2) Guerra en “Merci Moscú”
(3) Blanco en “En la hora sin sombra”
(4) Macedonio Fernández en “La metafísica, crítica del conocimiento; la mística, crítica del ser”
(5) Amengual en “Boca de tormenta”
(6) Portela en “Huracán”
Sonó durante la ejecución de esta reseña:
“Ire Works” de The Dillinger Escape Plan (Relapse, 2007)
Extrañamos durante la lectura de las 413 páginas:
“Líneas Aéreas” (Lenguadetrapo, 1999), indiscutiblemente la Biblia de la literatura latinoamericana surgida a partir de los llegados a partir de 1960.
Saludamos a:
Juanrop Frye
&
Graby Bloom
por la colaboración prestada y gestionada en la elaboración de este material indicativo.
1 comentario:
Publicado originalmente en "El Cotidiano", en la columna "Lector Ritual"
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