sábado, 2 de febrero de 2008

POINT OF NO RETURN

MELODRAMA

Jorge Franco Ramos

Planeta. Bogotá. Octubre de 2007. 394 pp.

I.

Tras ese cómodo desastre titulado “Paraíso Travel” (Seix-Barral, 2001), Franco Ramos se confiesa incómodo ante el vil resultado y decide arriesgarse a acometer un salto frente a su propia obra, obligándose a una tarea impregnada de madurez. Tras una lucha silenciosa que se extiende durante cuatro años, a principios de 2006 presenta en sociedad la obra que nos convoca el día de hoy. Para ese entonces la versión cinematográfica de “Rosario Tijeras” era un hecho, y se comenzaba a pulir el guión de lo que se conocería como “Paraíso Travel”. Franco, sin embargo, desde un comienzo condujo a “Melodrama” como una obra alejada de las pretensiones para verla en la pantalla grande, a pesar de que su editor ya la prefiguraba como un reto para aquella persona escogida por el destino para acometer la bárbara empresa. Y es que, siendo consecuentes con la obra del paisa, “Melodrama” resulta, realmente, un alejamiento de sus títulos precedentes, y frente a eso, no queda nada más que volver a prestar atención a lo que pueda llegar a realizar el ahora famoso guionista de sus propias colecciones literarias.

II.

Consignado dentro de ese amor fatal que Franco profesa por “Pedro Páramo”, el juego temporal que uno se encuentra es fascinante por lo caótico. Ya no son los capítulos, ya no son los párrafos separados amablemente por vacíos blancos. Aquí la atención se debe prestar a los renglones, cosidos, muchas veces, por esas coincidencias que se hallan en no pocos juegos visuales, es decir, sin ser un elemento original, la lectura se deja acariciar sin prisas.

La historia, para no alargarme, es sobre Vidal, el hijo que Perla concibe con un desconocido la noche de su boda, mientras su esposo yace dormido en la habitación que han alquilado para su Luna de Miel. Vidal, desde chico, quiere irse a París, y gracias a su encandilante belleza no tarda en empezar a recolectar los diferentes medios que se deben tener para tal empresa. Un amante, su primera relación sexual, su trabajo en Baños Turcos, la esposa de un narcotraficante, un lujoso auto, alguna infidelidad prohibida, la huida para salvar su vida, el encanto de la ciudad luz, el deseo que le despierta a un Conde, la herencia, la mancha o señal que confunde con un lunar, la búsqueda de la invisibilidad…

Desde el principio, y es un atractivo método utilizado por el paisa, se ven diálogos entre paréntesis que indican la dirección de un verdadero narrador que va inventando una historia basada en hechos aparentemente reales, lo que sirve para completar algunas de las ideas expuestas por la historia en sí o para culminar caminos abiertos a partir de algunos elementos de difícil coagulación.

Pero quizás lo más interesante, es que vuelve Franco al mismo sitio de donde partió, al documentar lo prohibido y ese otro lado de lo sagrado desde un sentido totalmente literario. El borde de un precipicio inventado por la misma sociedad. La carga impuesta a las personas que se arriesgan a dar posibles pasos de independencia. Lo sórdido que se disemina entre lo digno de mostrar. El aura del asesino mucho antes de cometer el crimen. El sentido recorrido por parte del autor tras las huellas humanas de sus personajes.

III.

Referirse hoy día a Jorge Franco Ramos es hablar sobre uno de los escritores favoritos de la comunidad lectora, amable y preferido por una crítica que se puede rastrear tras el colador selectivo hallado en su propia página por internet. Y sin embargo no deja de ser previsible escribir sobre su labor creativa. ¿Qué me dicen sus obras? Mucho. La sosegada inquietud por un misterio que yace tras una cortina de tela. ¿Pero cuál es esa indefinible incomodidad que permanece latiendo tras cerrar sus páginas? ¿Cuál es la razón por la que carga a un personaje con un tic verbal del que ni siquiera después de muerto se puede desbaratar? ¿Y esas incomprensibles diversiones sobre unos absolutamente específicos movimientos pares que les roban la luz a los impares? Pero me empiezo a dilatar en asuntos que se refieren al autor y no a su obra, editada, curiosamente, en una sencilla pero necesaria colección popular que, vaya, podría dar a una columna hirviente dedicada sólo a ella………………..

ENVÏO:

¿GGM habla en serio cuándo de pasar antorchas se refiere?

1 comentario:

Horgen M'Intosh dijo...

Publicado originalmente en "El Cotidiano", en la columna "Lector Ritual"