sábado, 26 de abril de 2008

NOTICIAS DESDE YAMATO

EL RUMOR DEL ORIGEN I & II

Javier Sologuren

Pontificia Universidad Católica del Perú. Lima. Noviembre de 2004. 602 + 590 pp.

¿Por dónde empezar?

Quizás por lo que hice cuando tuve los dos abultados tomos en las manos, por agradecer.

Entrar de tal forma a la cultura japonesa, es decir, a través de su literatura, no es una tarea fácil, aunque con un cierto bagaje de tipo emocional, sincero y sensible, todo puede fluir de una cierta forma pícara e íntima.

La advertencia está al principio del primer tomo: no se lea sino con lentitud.

Pero no pude hacerle caso.

No sólo por el deseo de conocer, sino por el límite de tiempo que imponen desde los centros de abasto de libros aquí en esta ciudad.

Javier Sologuren, peruano, (1921-2004), fue el encargado de guiar a esta total introducción.

Poeta, crítico, consultor, Maestro, traductor; lo que presenta en “El Rumor Del Origen” –“La forma artística, hasta el límite que la condición humana puede permitirlo, es imperecedera. Hace que oigamos incesantemente, el rumor del origen”-, no es más que la historia de la literatura nipona –por medio de samplers- desde el siglo VIII de nuestra era, justo cuando Japón empieza a independizarse de China mediante el uso de su propia simbología idiomática. A partir de ahí, todo, o casi todo, es una sorpresa.

Sugerencia, irregularidad, simplicidad e impermanencia, pueden ser los cuatro puntos cardinales que explican las coordenadas más básicas para no perderse dentro del vasto territorio.

Poseedor de una orden de honor otorgada por el mismísimo gobierno japonés debido a su labor de comunicador de la literatura de extremo oriente, sumerge al lector en una completísima explicación y prueba de cada época a ser tenida en cuenta:

- Época Antigua (hasta 794)

“La poesía del Yamato tiene por raíz el corazón humano y por hojas millares de palabras. En este mundo donde los hombres van bajo las ocupaciones más frondosas, la poesía está en dejar que su corazón se exprese a través de las cosas que se ven y se oyen. Está en las flores el canto del ruiseñor; está en las aguas la voz de la rana; al oírlos, ¿está vivo quien vive sin cantar su canto? Lo que conmueve cielo y tierra sin esfuerzo, suscita la piedad en los demonios y los dioses invisibles; impregna de dulzura los lazos entre hombre y mujer, distrae el corazón del áspero guerrero: he aquí nuestra poesía…”

Kino Tsurayuki –s. X-

Primera sorpresa: antes que el haiku, una expresión que no surgiría sino hasta el siglo XVI, más o menos, existió el Tanka, “cantos de guerreros, canciones de bebedores, poemas de amor y elegías”, que contaba con una asombrosa numeración silábica para formar cinco versos: 5,7,5,7,7.

El Tanka (poesía breve) provenía de la Choka (poesía larga) que contaba con la misma estructura que el Tanka pero, de forma extendida hasta el posible infinito: 5,7, 5, 7, (..), 5, 7,7.

En primavera

cuando miles de pájaros

gorjean

todo se renueva,

sólo yo envejezco.

-Época Heian (794-1185)

Inicio de la narrativa con “El cuento de Genji”, que data de 1008, y se considera la primera verdadera aproximación a lo que hoy en día podría llamarse novela. Es de Murasaki Shikibu, una dama de la corte. Es una época en la que lo que pervive estaba escrito por mujeres exclusivamente.

Hay tres temas básicos: la naturaleza, la guerra y el budismo.

El Tanka sigue desarrollándose, y se incluye como forma de diálogo dentro de los monogatari, es decir, las narraciones:

¿Habéis venido a mí?

¿Habré ido hacia vos?

Ya no lo recuerdo.

¿Era un sueño, era la realidad?

¿Yo estaba dormida o despierta?

Ariwara No Narihira

-Época Kamakura (1185-1333)

Debido a las continuas guerras que azotan al país, lo que queda es lo hecho desde los diferentes tipos de monasterios, especialmente, los seguidores del Zen. Esto es sumamente importante, porque siembra las semillas de lo que será el Haikú posterior, ya que no importa sino la forma Zen de realizar el poema:

Allí en el agua de medianoche,

sin olas, sin viento,

la vieja barca esta inundada

de luz de la luna.

Dogen

-Época Muromachi (1333-1600)

Los primeros contactos con la comunidad occidental se dan. Entra el cristianismo, y aunque no es rechazado, tampoco se acoge totalmente, lo que no quiere decir que algunos grupos no lo siguieran de forma juiciosa y concreta.

Lo más importante es la aparición de manifestaciones teatrales que se convertirían en formas endémicas, como el Noh, el Kyogen, el Kabuki y el Bunraku. Todos ellos con una fuerte tradición hasta el día de hoy.

El Noh es quizás el más complejo de cuantos puedan existir, y que exige una cierta predisposición para el público, por lo que fue un género aristocrático hasta hace relativamente muy poco tiempo.

El Kyogen es la contraparte del Noh, y servía como entreactos o entreobra, tratando un tema mucho más fresco ligero o cómico.

El Kabuki es el teatro popular, basado en experiencias cotidianas que todo el mundo puede perfectamente identificar.

El Bunraku es el teatro de muñecos que abducen el espíritu del espectador debido a su lograda magicidad real.

-Época Tokugawa (1600-1868)

Japón, por orden imperial, es separado del resto del mundo, lo que no le permite otra alternativa que vivir de su mayor autenticidad.

No sólo se sigue desarrollando el Teatro, sino que se modifica el poema Haikai –de tipo bufonesco- en Haiku, manera paradigmática por excelencia, gracias a la iluminación del Maestro Basho, y a su interés en el Zen y el Tao.

¡Aun los cuervos

que bellos son

en la mañana nevada!

-Época Meiji hasta el presente

En 1868, Japón se abre, nuevamente al mundo completo.

Quizás la prisa con la que quieren igualarse a lo hecho en, por ejemplo, Francia y su poesía maldita, crea una confusión tanto en los japoneses que se empiezan a olvidar de sus tradiciones, como en los extranjeros, que no logran encauzar, inicialmente, lo provocado desde la isla.

El Tanka y el Haikú se siguen practicando, al igual que las diferentes clases de Teatro que se vuelven cada vez más populares o de acceso a las diferentes clases de público.

Quizás los mayores cambios se reflejen tanto en la poesía, ya más abiertos a nuevas formas, como en la narrativa, puesto que la influencia rusa es determinante para lo que será Akutagawa, Dazai, Kawabata, Mishima, Shiga, Soseki y Tanizaki, entre muchísimos otros.

Takamura, Kaneko, Anzai y Yoshino, por ejemplo, cruzan el siglo XX, produciendo unos hermosísimos poemas que reflejan el eco de lo provocado tras los bombardeos atómicos en Hiroshima y Nagasaki.

El libro culmina con una serie de ensayos, artículos y entrevistas realizadas por Sologuren durante los 70’s y 80’s, cuando ya era considerado un verdadero Maestro en el arte de la comunicación entre los pueblos.

De tal forma que, esbozado, es que culmino mi informe de las cerca de 1200 páginas de historia –hermosa por demás- de esta cultura.

Sospecho que como todo, será para algunxs, y no de carácter masivo, pero ciegamente lo recomiendo para quien desee y se sepa comprometido por alguna misteriosa razón a entrar a Japón.

De nuevo, muchas gracias Maestro, dónde quiera que estés en estos momentos, y muchas gracias a todos y cada uno de los espíritus aquí involucrados a lo largo de los siglos –que en otro plano no será nada- por sembrar esas semillas de Poder en el corazón de un principiante en el Camino.

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