SANDRO ROMERO REY
Andrés Caicedo o la muerte sin sosiego
Norma. Bogotá. Septiembre de 2007. 179 pp.
ANDRÉS CAICEDO ESTELA
El libro negro-La huella de un lector voraz
Norma. Bogotá. Marzo de 2008. 155 pp.
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El cuento de mi vida
Verticales de bolsillo. Bogotá. 2008. 102 pp.
Sucede cada nada. El fuego, el juego, el borde, la respuesta. Una ciudad como telón de fondo, quizás como excusa perfecta. El plan trazado desde mucho antes de que se tenga razón. El eco como una duda, pero como una sombra. Decir algo, no sé, quizás lo necesario como para iniciar un incendio. ¿Pero cómo diablos presagiar los alcances? Vaya que sabes bien. Carne madurándose, espíritu transgresor. Dios de alguna clase de altura. Fundamentación inhóspita. Quizás algún día te levantaste sabiendo que mandar a la mierda a tu mente haría destruir tu noción primaria de tiempo circular. ¿Cuántos más lo hicieron detrás de ti? La gran mayoría, supongo, apuesto, adivino, sin dejar Obra. ¡Ah, hombre! La infancia es tan dulce de vivir. Solicitas un fuego, y de repente ahí esta alguna sombra adulta emergiendo a por tu deseo. Extraña herramienta capaz de mover culturas. Del paraíso quieto y seco a esa dura cruda selva húmeda, solitaria y con el poder de vivir eternamente. Tengo esa lucha dentro de mí. Natural Born Writer. Los demás pueden esperar pacientemente a que regrese, aunque nadie me reconozca. Te moverás hacia dónde el Señor diga. Aunque tengas esa puta cara de aburrido que, vaya, vale huevo. Tu llama prevalecerá de la misma manera que las cenizas de los demás harán un montoncito que alguien lo suficientemente maternal barrerá hacia el olvido final algún caluroso día. Creo que no podré aguantar todo ese tiempo. Es un buen chiste. Lo sé. Lo sé. Estaré tumbado en mi base de cemento, con un párrafo y una máquina de escribir al frente, contando los pasos del tiempo, uno a uno, y yo perdiendo la fe, como un pequeño pedazo de polvo escapado de alguna parte. When the wind blows and the rain feels cold.
Alguien se asoma a la ventana con la piel ardiendo de párrafos. Embobando a incautos para robarles el alma y la esperanza. El fuego, el juego, el borde, la respuesta. Estamos aquí y luego ya nos fuimos. Tibias lágrimas de alivio, pulso ahora bajo control. ¿Me deslizaré de este paisaje dentro de poco? Espero pacientemente desde el comienzo de todo. Y oigo, desde aquí, esos pasos pesados agitando baldosa. Terminarás vaya a saber Dios dónde. Lejos de casa es lo más seguro. Acompañado de quien me pone a beber los viernes en la noche y me mete en peleas estúpidas. ¡Palabras, palabras, palabras! Let’s drink to the salt of the earth.
Y pronto el desespero hace de las suyas, llevándolo songo sorongo al borde del infierno, invisible, pero ardiente. ¿Y por qué no lo hacemos juntos? Alguien grita “¿quién está ahí?” Donde la brisa y los árboles y las flores son azules. Mami, estarás orgullosa de tu hijo. Tengo un computador del azar debajo del brazo, y creo que nadie logra captarme del todo aquello que digo, que recito, que repito. ¿Dónde estará la siguiente torcis? Esas fotos sólo muestran lo solos que estamos. Delirando en neutro. Sabor acre y pesado. Instinto de Muerte o Realidad Infame. Ella llega envuelta en colores. Ni siquiera me se los nombres de todos los que alcanzo a probar. ¿Y si (no) soy el primero en irme, dejaré una canción para que me conozcan después? Antes de que se larguen las luces del atardecer. Mientras el sol se oculta con grácil emoción, yo me cuezo adentro con una suave explosión. ¿Lo acompañamos en medio de su venturoso desierto, o simplemente nos conformamos con bordear su rastro de sombra antes de que el siguiente viento desaparezca todas las huellas (de huesos)? Supongo que después de exhumar y consumir el cadáver, los nutrientes aún conservan su cierto encanto juvenil. Ha sido difícil preservarlos ocultos, pero todo apunta a que la señal indicó en la dirección correcta y todos llegaron a ese nuevo punto de partida. Permíteme encender una luz. My sweet honey love. No puedo entender cómo un cuerpo puede alcanzar para tanto.
Buenas noches a ti & al resto del parche. We’re all so glad to see you here.
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