HUMANISMO Y ARGUMENTACIÓN –Lineamientos metodológicos para la comprensión de
Álvaro Mina Paz
Cooperativa Editorial Magisterio. Bogotá. 2007. 103 pp.
En algún punto de esta década la tecnología rompió con las barreras. Podría decir con los diques e inundó cada sala de cada casa comprometida. Pero podría quedar como un exagerado.
Detrás de cada pantalla, dependiendo, existían aquellas personas curiosas, aquellas creativas, aquellas anestesiadas, aquellas dependientes.
Hace quince años era impensable plantear alguna cuestión de este tipo, simplemente porque no ocupaba un lugar privilegiado en la malla de la cotidianidad.
Lo que no quiere decir que ninguna huella se hubiese dejado puesta en un perfecto silencio.
Por ahí.
Aunque para empezar a hablar de
Fue cuando el par polaco-belga, compuesto por Chaim Perelman y Lucie Olbrechts-Tyteca decide replantear los antiguos lineamientos para darle un nuevo impulso denominando a su experimento: Nueva Retórica, en la que ya no sólo bastaba con la manera en cómo se decían las cosas, sino en qué se decía.
Viviane Forrester dice que no hay nada más peligroso que alguien pensante, porque es capaz de romper un equilibrio político.
José Martí decía que los creadores no necesitan obedecer.
Y es lo que antecede a ese legado, humano, a lo que se aferra Mina Paz como a un tronco en medio de un océano de artificio.
Porque sería muy fácil estar o preferir tomar el camino de quienes detentan el poder. Recibir algún dato, atender a un horario, regar las plantas, encender tal o cual luz, y luego cobrar un jugoso cheque.
Aquí, a la par de pisar los resultados de un Seminario que el autor dicta desde hace años en
Recobrar ese Humanismo en las carreras universitarias para comprender el trasfondo de nuestra Historia. Aquellos días que pisamos sin marcha atrás. Humanismo directo y hardcore para entender que no todo es un producto, o una técnica, o ir tras un resultado. O quizás, simple y llanamente, pensar. Pensarnos. “(..)para convencer a los jóvenes de la importancia de ser agentes de una revolución cultural y moral que requiere el país.”
Como si en cada página saltaran tatuajes mentales para adherirse a una causa que va más allá de cualquier excusa ideológica.
Con profesores más comprometidos, los alumnos podrían permitir ese siguiente nivel o escalón. Y formarse realmente. Como era la idea inicial de
Pero a veces campea la bandera del Miedo, o de
El oleaje no permite contemplar el océano.
Vasto, pero no infinito.
¿Qué sucedería si en Colombia se respetaran las ideas contrarias? ¿Se escuchara? ¿Se debatiera con la voz? ¿Se respirara antes de responder cuando no se esta de acuerdo en tal o cual idea?
Incluso para lo teórico, la utopía derrama sangre.
Cansarse es demasiado fácil en un momento como este. Cuando lo único válido o permitido es el compromiso.
“El intelectual de hoy requiere de alta calificación ética, independencia moral y flexibilidad de pensamiento”.
Pero incluso desde el borde, no todas las opciones son múltiples.
Hay que agitar bien antes de usar.
1 comentario:
Publicado originalmente en "El Cotidiano", en la columna "Lector Ritual"
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