sábado, 7 de marzo de 2009

(TONIGHT) ARE YOU TRYING TO FALL IN LOVE AGAIN?

LA VIDA PRIVADA DE LOS ÁRBOLES

Alejandro Zambra

Editorial Anagrama. Barcelona. 2007. 114 pp.


Nunca las cosas fueron tan difíciles. Nunca jamás.

Nunca a nadie le dan un manual de instrucciones para llevar a cabo ese tipo de misión que se supone debe encarnar y luego desarrollar.

Y nunca las cosas estuvieron tan pendientes del rumbo que tomara el viento, como papeles en medio de la comedia del azar. La desaparición, el siguiente anhelo. La vida tomada prestada y nunca devuelta.


Para algunas personas, Zambra no deja de ser una sombra de genio.

El chileno que conquistó el espeluznante gusto de J. Herralde y fue publicado no una sino dos veces por una de las dos editoriales más prestigiosas del habla hispana.

Y puede que sí. Puede que no.

Tras las dos novelas, el mundo sigue girando, y si algo debo confesar, es que disfruté más “Bonsái” y gocé más un par de cuentos leídos en igual número de antologías latinoamericanas de corte reciente.

Y claro, como ya siento el cúmulo agotado de las miradas de fuego, diré una brevísima explicación al respecto: aunque las dos novelas para muchas personas son hermanas, y de hecho se pueden leer como tal, las diferencias bárbaras que marcan ambos tempos hacen crear una cierta incomodidad (a)temporal: ¿qué vendrá ahora?

Porque si con “Bonsái” uno se siente caminando por un parque, quizás desolado o triste, o visitándolo después de tantos años y ver que ya no queda nada de lo que se guardaba en la memoria o simplemente con algunas partículas rotas; con “Árboles” parece que no hay asidero. Que el camino no sólo apunta a varias direcciones –temporales- sino que no existen señales precisas que indiquen que camino tomar, o coger, o en qué sendero creer o confiar.

Y esa sensación abrasiva, tal como sucede con las canciones de la agrupación británica Tindersticks, es la que manda la parada. ¿Quizás la canción que buscaba Julián de la agrupación colombiana Aterciopelados, era “Maligno”?

Y claro, por supuesto, el dolor, la incógnita, el posible delirio, o martirio. La ausencia todo lo puede, como desde el vacío se coloniza el futuro, y de ahí a cabalgar por la vida hay que cruzar un solo puente y no pagar pasaje, sino mucho tiempo después, cuando ese parque visitado en dos ocasiones, haya mutado una vez más –o quizás se refiera solamente a esos ignominiosos cambios que produce el recorrer ese fabuloso camino de colores.


¿Pero siempre se debe aterrizar?

¿Se puede volar eternamente?

¿Se vive para soñar?


Después de treintaycinco minutos de lectura, ninguna pregunta se responde. Porque siento que algo hace falta. Que la siguiente pieza del rompecabezas necesita ser leída.

¿Pero llegará? ¿Será necesaria? ¿Zambra tuvo suficiente con dos?

El riesgo al que me refiero, es que de esa explosión –esa noche + la novela que se escribe + la novela que se lee + la novela leída por Daniela a los 30 años + 1984 + los lazos que inevitablemente unen a “Bonsái” + el eco de la canción de Tindersticks + la debacle familiar general –afortunada es aquella persona con únicamente un padrastro- + ese mapa de detalles cotidianos desgarrados que no nombraré porque cada quién hará su propia lista + la soledad como verdadera Diosa de nuestros tiempos de aquí al porvenir que jamás llegará a vislumbrarse con acierto – , el lector tiene que hacer su mutis. Agachar la cabeza y continuar su camino, en grisedad total, para prepararse para el siguiente encuentro en el mismo parque que alguna vez no fue.


No significa que lo bueno si breve dos veces bueno.

Significa, sin tanta alharaca, que de la imposibilidad de obtener un pedazo completo del muro de esta época, un brillo –desolado siempre, acuérdense de ese otro chileno Álvaro Bisama y relean a esa colombiana abducida por el lenguaje Carolina Sanín- es suficiente. Como albergar todo el eco de un disco de 2003 en las luces corredizas de una fotografía que pretende huir del tiempo que congeló, aparentemente, en esa imagen. Que respira, porque no se ahoga. Que parpadea, porque no se pierde. Que murmura gotas de recuerdos, porque necesita dejar que su propio tiempo transcurra, y así llegue a alcanzar el puerto que le corresponde, para lanzarse al mar de la espesura de lo desconocido. O, de esa misma mañana y de la siguiente y de la otra, y de la de más allá, hasta completar los bonos de rigor. Porque una vez se cierra esa puerta, desaparece. Y el siguiente en el turno, lanza los dados para reír, llorar, callar…¿vivir?


PD:


En medio de ese desespero, casi cualquier cosa puede pasar:


4:48 Psychosis (Words by Sarah Kane)


But you have friends
What do you offer your friends to make them so supportive?
What do you offer?

100, 91, 84, 81, 72, 69, 58, 44, 37, 38, 42, 21, 28, 12, 7

Hatch opens
Stark light

The television talks
Full of eyes
The spirits of sight

And now I am so afraid

I’m seeing things
I’m hearing things
I don’t know who I am

Tongue out
Thought stalled

The piecemeal crumple of my mind

Where do I start?
Where do I stop?
How do I stop?
How do I stop?
How do I stop?
How do I stop?

At 4:48
When sanity visits
For one hour and twelve minutes I am in my right mind
When it has passed I shall be gone again

Remember the light and believe the light
Nothing matters more

Hatch opens
Stark light

A table, two chairs and no window

Here am I (Here I am)
And there is my body

Dancing on glass

In accident time where there are no accidents

You have no choice
The choice comes after

Cut out my tongue
Tear out my hair
Cut off my limbs
But leave me my love
I would rather have lost my legs
Pulled out my teeth
Gouged (down) my eyes
Than lost my love

At 4:48 I shall sleep

What do you offer?

Hatch opens
Stark light

And Nothing
Nothing
See - Nothing

Still black water
As deep as forever
As cold as the sky
As still as my heart when your voice is gone
I shall freeze in hell

At 4:48
(In) The happy hour
When clarity visits

Warm darkness
Which soaks my eyes

(taken from the Tindesticks’ album “Waiting for the moon” (Beggar’s Banquet, 2003))


O, vaya, las respuestas siempre están a un álbum de distancia:


Walking


Wake up, it’s all right
I don’t need to know where you’ve been
Went for a walk, out of my sight
You went astray again
Wake up, it’s all right
You don’t have the words, it’s okay
I make it worse, I can make it better
I can chase it away
And the emotion running and flapping
Faster and faster, breathing hard
Just for a moment, we’re on a breeze
Hold on, hold on tight
You’ve gone astray again
Wake up, it’s alright
I don’t need to know where you’ve been
Went for a walk, out of my sight
You went astray again
Wake up, it’s alright
You don’t have the words, that’s okay
I make it worse, but I can make it better
Can chase it away

(Taken from the Tindesticks’ album “Curtains” (This Way Up, 1997))

1 comentario:

Horgen M'Intosh dijo...

Publicado originalmente en "El Cotidiano", en la columna "Lector Ritual"