sábado, 30 de mayo de 2009

EXPLOSIONES EN EL CIELO

CHINATOWN A TODA HORA
Andrea Cote
Ediciones Belleza y Felicidad. Buenos Aires. 2008. 8 pp.


A pesar de ser la narrativa la que se lleva, generalmente, los titulares, las noticias, las portadas y los artículos, últimamente, como ha sido a lo largo del lento transcurrir de los últimos 125 años, la poesía siempre llega antes que la prosa, y a veces su movimiento parece ser tan veloz, que lo fugaz se convierte en lo invisible.
Caminos disonantes, precipicios hermosos, estrellas fugaces que sí cumplen los deseos pedidos, libros autoeditados, orillas psicodélicas, paraísos marginales, parques temáticos del verso, furias y amores, hechizos y festivales.
A la poesía, música al fin i al cabo, le vale huevo todo eso. Ella sabe de qué van las cosas. A qué apuntar, a quién escoger, de qué alimentarse, en qué espalda treparse.

Andrea Cote parece una de esas salamandras gigantes cuya contorsión infinita impide que sean atrapadas, excepto por esas redes especialmente diseñadas para sinuosas corrientes de agua dulce y ciertamente fría.
Su voz late veloz, a un ritmo inoperante para otros sistemas de comunicación del tipo literario. Y ciega, como debe ser, no se entera del reguero de cuerpos vulnerables que deja tirados por el camino al no ser capaces de seguir el tal ritmo impuesto.
La poesía como forma natural de conectarnos con el Planeta.
La poesía como ente orgánico autónomo, pero listo para ser utilizado en caso de urgencia. De la urgencia de estar vivo en pleno siglo XXI.

Olga Orozco nombraba ese círculo lleno de centro, sin periferia; y justo ahí la pregunta es: ¿Qué significa estar al margen hoy en día? Y muta a: ¿Es permitido vivir en el margen dentro del mundo mediático de hoy? O: ¿Todavía hay algo válido en el acto de resistir en el margen?

Las cosas se escapan cuando se tratan de coger a la fuerza. O mueren. Se desinflan. El cambio de presión las hace estallar en un millón de diminutas posibilidades incapaces de reconstruirse nuevamente por sí solas.
El Cielo Rojo o El Polo Positivo.
Los resultados científicos entregados del puño, genio y letras de P-Funk.

Pero esos son simplemente ejemplos lejanos, aunque no ajenos.

¿Creían que Lucía Estrada estaba sola ahí?
Hay por lo menos un veinte por ciento de especies descubiertas. El resto lucirá inquieto y perturbable hasta el final de los tiempos. Ya sea en cuadernos guardados en cajones impregnados de hongos viciosos y asesinos, o en eternas páginas virtuales que lucirán como del día anterior dentro de 10500 años, cuando todo vuelva a conectarse como una suerte de ciclo eterno o perpetuo.
La soledad es otra cosa.
Un síntoma, o una sensación. O una compañía. Una voz. Una oportunidad de abrir la puerta. Y de cruzarla.

Atravesar el fuego, decía Lou Reed.
Algún día todo será nuevo para ti, decía Bob Dylan.

¿Qué hay entre Eloísa Cartonera y Belleza y Felicidad?
Hay la vida. Hay ese mundo invaluable capaz de reírse de sí mismo y de caminar con los ojos cerrados –por el gusto- sobre el fuego.
Hay el mundo de color. De la improvisación en clave jam de jazz. De estudio construido en la sala de la casa. Hay un olor exquisito a presente que no tiene en reparo en mutar a futuro, cuando las condiciones higiénicas así lo dispongan. Hay amor.

Aunque sabemos que algún día alguien apagará la última luz.
Y desde un misterioso fondo marino, las palabras saldrán nuevamente a colonizar la tierra, aunque en esa ocasión, con un tanto más de cariño por el silencio y la duda.

Dejad que lxs poetas se orillen aquí, decía un letrero improvisado en un Festival de Poesía en alguna ciudad de calor agobiante.
Porque de ellos será el deber de traducir cada sombra dejada por las huellas emocionales de los habitantes secretos de un paraíso.

Mirar a cada lado antes de cruzar la calle.
Invertir el tiempo mental.
Tocar una corriente directa, tocar una corriente alterna.
Escoger el instrumento más acorde a las necesidades de cada cual.
Intervenir.
Dialogar.
Improvisar.
De eso se trata el juego hoy en día.
Es mucho más divertido, emocionante, vertiginoso y contagioso.
Cercano, podría decir, aunque algunas pieles anfibias es mejor mirarlas desde cierta distancia.

http://www.eloisacartonera.com.ar/
http://www.bellezayfelicidad.com.ar/

1 comentario:

Horgen M'Intosh dijo...

Publicado originalmente en "El Cotidiano", en la columna "Lector Ritual"