martes, 5 de octubre de 2010

“SALIDA DE EMERGENCIA”

LOCAS DE FELICIDAD-Crónicas travestis y otros relatos

John Better

Editorial La Iguana Ciega. Barranquilla. Mayo de 2009. 160 pp.

“Pienso que uno no debería guardar

registros exactos de nada”

Prefiero, en lugar de quejarme, asistir. Y en vez de repetir, explorar. Al fin de cuentas, el fondo del abismo es el que cada quien le quiera poner.

¡Ah! Si desde temprano en el cole enseñaran a que no hay un solo camino….A que lo diferente no es malo…A que respetarse a sí mismo es una de las cuestiones más trascendentales de la experiencia viva.

Aunque para casos de emergencia lo mejor es romper el vidrio con la publicación de turno, hablando de nuestra “literatura”, siempre hay un fenómeno capaz de escaparse a la furia, al descuido, al salto o a la ventura de su propia necesidad.

No todo es para todos.

(Hacía rato no me encontraba con una emoción de esta clase. Bárbara aunque natural. Cruda y burlesca. Necesaria y mordaz.

La obra de Better, imperfecta y exagerada, es ese colchón limpio y nuevo que uno se topa después de toda una jornada explorando los vericuetos de una lánguida historia que se niega a sí misma la voluntad de ser hechiza.

“Locas de felicidad” es un tropiezo con el encanto de una arista de la vida, un pálpito que cruza un desenfreno equivocado y un calidez perturbadora en planos llanos o simples de ambientación políticamente correcta.

El silencio de la permisividad se traduce en el alegato copular cuando las luces se apagan.

Al barranquillero se le agradece poner en tan especial nivel ese crudo mundo de tacones sobre aceras mal diseminadas y asfalto capacitado para cargar a más de un herido en promedio.)

El engaño, la familia, descubrimientos, la niñez, el deseo. La miseria, las tripas, la sangre, la boca, la gota, la máquina de coser, la charla privada. El reinado, el cuchillo, el gas pimienta, los encajes, la velocidad de la verdad tras desnudarse en una celda de la policía. Redadas, delirios, orfandad, búsqueda, el siguiente precipicio, fantasmas, la metamorfosis.

¿Están todas?

Se oye el latir de una ciudad oscura.

Se siente la sangre a punto de manar tras el sacrificio de rigor.

(Esa mirada nocturna de una ciudad en vilo me recuerda la poesía siniestra y urbanamente oscura de John Henry Chacón Guarnizo, y de paso, advertir que lo clásico no merece de ayudas cercanas o de manos derechas y limpiecitas que obedezcan rituales vacíos con la hecatombe de un organigrama de por medio.

Cercanamente vibrante al “Vista desde otra acera” de Molano Vargas, y definitivamente menos brillante y oxidado que la primavera de Sánchez Baute, lo valioso de la obra de Better es que rompe fronteras y la inscribe en la literatura, así, sin más.)

El amor enferma.

(Desde la traición y el dolor de Bogotá a la nostalgia y el pasado porvenir asfixiado de Barranquilla, la obra se divide en varios capítulos que incluyen desde nouvelles desvergonzadas y explicativas hasta ideas para desarrollar más adelante formando, a veces, un limbo para cruzar. Casi como permitiéndose la licencia de oír su propia voz, la que será mejor dejar oculta o en estado latente para resolver con las lianas de la madurez en pleno.)

Paisaje de ruinas, geografía melancólica, velocidad inmóvil, succión y succión.

(¿Qué se le puede pedir a la Lit. Col. Hoy cuando todo depende tanto de lo editorial y del miedo a perder el puesto?

Esto.

Este libro es para cultar.

Junto a los grandes clásicos que van saliendo de a puchitos de manos y cabezas de las personas menos esperadas.

Escribir y sufrir.

Esa parece la consigna.

Lo demás hace parte de lo demás.

Y culmino con lo que empecé: hacía muchísimo tiempo, pero muchísimo tiempo, no me sentía así frente a un libro colombiano.

Lo que en mi lenguaje pretende acercar el descubrimiento de la esperanza.

El resto de ojos del culo, a partir de este título, bien pueden irse a la mismísima mierda.

Se empieza a limpiar el camino.

A dios gracias…)

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