miércoles, 9 de marzo de 2011

IRONY IS A DEAD SCENE

EXPLORADORES DEL ABISMO

Enrique Vila-Matas
Anagrama. Barcelona. Septiembre de 2007. 287 pp.

Tras el éxito del OK Computer, y la consabida gira que sustentaba el denominado álbum (53:27) capaz de definir ese fin de un terrible siglo, Thom Yorke entraba en una depresión que lo(s) haría, tres años después, predecir el inicio del s XXI con el maravilloso y enigmático y todavía como si fuera la primera vez Kid A.

Se conoció como el álbum autista de los de Abingdon; y no contentos con ello, un año después, apenas masticando los primeros bocados de la segunda mitad del disco, publican el llamado hermano siamés: Amnesiac.

Podríamos haber tenido para el resto de nuestras vidas; experimentación tras exploración, músculo y nervio vivo aunque separado de su organismo entero, pulmones de sangre aunque capacitados para aguantar la respiración como cualquier mamífero marino que se respete.

La fisiología lo podía todo. La década empezaba con un estallido. El siglo se aseguraba. Y mientras caminábamos como tan al descuido, ignorando que debíamos crecer, el error marca 2003 de la casa, nos hizo obviar lo obvio hasta ese hermoso paisaje submarino -¿era posible que no hubiera un pedazo del fondo marino todavía afectado?- circa 2007.

Sin agotar nuestras dosis de los dos primeros años -que no quieren decir cronología- sentíamos la conexión o la ficha del rompecabezas encajando en esa atmósfera que transcribíamos -cantando- desde nuestra cabeza.

Completada una indescriptible misión, desaparecidos del mapa de la invisible mas automática Casa Disquera, y ligando oyentes desde el vicio real demasiado real de la web, la banda seguía incólume por su senda espacial, protegidos por una bolsa de aire de material extraterrestre.

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Al acto de cruzar la puerta siempre lo he llamado desaparecer.
Suele referirse a un chiste de mi más tierna edad infantil que por motivos que no vienen al caso, recuperé pasado mis 25.

A mis 25, por supuesto, oía a los ingleses.
A mis 25, no obstante, no había oído hablar del catalán.

Cuando crucé la puerta de la obra vilamatiana -cuento desde ese tierno 1973- no sabía que iría a desaparecer para una parte grande del resto de obra contemporánea.
Justo cuando ya estaba hasta las rodillas -ochenteras por demás- del barro abreviado de lo portátil, Paul Celan me sacó del inmundo ataúd que navega sin rumbo por el constante presente sin afeitar de lo obligado a responder tras el nombre de poético.

Dormía, sin embargo, entero.

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Prepararse para la guerra, que diría Víctor Raúl Jaramillo, era entrar a la jaula que -fuese lo que contuviese- me había dejado herido.

(Osé echarle muela de primerazo, a pelo y sin previo aviso a "El mal de Montano" y tuve que regresar, arrastrándome, al comienzo de su historia)

Y descargadas al armas -es decir, el conocimiento- tras cruzar la dichosa catedral, el temblor orgásmico continuaba -lo que me lleva a entender justo ahora ese hueco vacío de 2005 a 2007 al leer las crónicas periodísticas de la época-, porque el embale que traigo, que cargo, escasamente sentarme a comer algo, bañarme, tomar algo caliente, me hace forzar la vista o el ánimo o el cogote, agarrarme bien duro a la silla, con la otra mano sostener el lapicero con que tomo notas y rezar, aunque sé que la plegaria no servirá de nada.

De un momento a otro, pálido, agonizante, con esa rabia que deja con lo que no conecto -¿París? y ese guiño que desde el comienzo le hace a la ironía- y boquiseco, rasgo definitivo de cierta contemplativa abstinencia, busco el cuaderno voluble para descargarme y decir, muy a lo Mejía Álvarez: "No me gusta".

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Todo lo que sé de Hardcore lo aprendí en El Pulso Del Fútbol.

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Mucho más calmado, no tengo la paciencia Calleana para vivir al pie de la letra los dos años que debería dejar transcurrir, reviso la página y atiendo.

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De una ciudad se esperan las respuestas que pueden dar, pero con mi cerebro atrofiado todavía por el puzzle difícil, duro y autista, sólo me ilumino en "La gloria solitaria" y tras releer "Porque ella no lo pidió" -una brevísima obra maestra según los entendidos e iniciados-, dejo que sea desde "Chet Baker piensa en su arte" la que dé la cara.

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Otro(s), lo indomable, el regreso, la reestructuración, el repaso, la conversión, el aguerrismo, la dichosa ironía -¿será que no quiero envejecer?- no dejan ver el bosque.

Sediento, copulo con mi propia sombra de la pared ante los recuerdos que me puedan permitir revivir Thelonious Monk, Miles Davis y Glenn Gould, y comprendo -a DeLillo no lo he leído aún- que esa puerta, ese a lo que vinimos, esa respuesta, estaba leída desde el colchón en el piso del cuarto de mi amante, estudiante universitaria, cuya copia exploradora vencía al día siguiente, y como nuestras relaciones iban de lo frío a lo peor, no tuvo más excusa perfecta para señalarme con el dedo de uñas mordisqueadas la fecha palpitando de emoción al cerrar nuestros tratos emocionales.
(Lo leí mientras ella se duchaba porque era el de la justa medida para ocupar ese magnífico instante en que todas las demás personas parecen desaparecer para beneficio propio.)

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Deseaba más rarezas aún.
Lados B, demos, descartes, covers, antagonismos, distorsiones, disonancias, desgarres, coyundas, silencios en clave DuB, pedales abandonados a su suerte en bares de mala muerte o de poca concurrencia aunque sean nuestros favoritos, un pogo, nadar desde tarima, esos macabros aullidos de menos de 20 segundos, Crust Épico, al fin y al cabo....

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De la sangre, el hígado, el sudor y las vísceras estaba hasta el cogote tras cada mañana tener que salir a coger el bus de turno -siempre lleno- para llegar a cumplir una jornada laboral que no me gustaba, para variar.

Y el lado Hardcore de la literatura -ese que hizo llorar a tantos niños y adolescentes- había llevado al propio dueño al colapso.

No tenía nada para decir; excepto esperar un tiempo prudencial para repasar su Historia.

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¿Qué seguía mientras seguía mi vida y mi plan trazado con crayones sobre un cartón a lo Jiménez?

"Y Pasavento ya no estaba", "Ella era Hemingway/No soy Auster", "La orden del Finnegans" y si me hacia un buen trato con el diablo: "Perder teorías".

(Mientras elaboraba este informe, las noticias no dejaron de llover -como en este país- y "Chet Baker piensa en su arte" y "En un lugar solitario" dejaron ver sus carátulas baratas y, cruzo los dedos, obligatorias).

*

Cristina Oñoro, pues, tenía razón: de pe a pa, la obra de Vila-Matas es una sola, lo que no quiere decir que desde "Elige tu mejor aspecto...." tengamos que sostener esa sempiterna cara de sonrisa para qeudar bien ante un auditorio que no existe, porque somos nosotros los fantasmas que cargamos la historia -cada una de ellas- a modo de máscara, o de barba roja que llamamos acá en este dichoso, proteínico y desértico Santander del Sur -ofensas por doquier a todo el mundo-

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DISCRECIÓN
GEOMETRÍA
ELEGANCIA
CALMA

Pa qué más...

¿Si o no?

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