martes, 18 de octubre de 2011

Proceso de amplificación irreversible

POSTPOESÍA -Hacia un nuevo paradigma-

Agustín Fernández Mallo

Anagrama. Barcelona. Mayo de 2009. 194 pp.

Lo dicho intuitivamente en la clase pasada, el prohibido Fernández Mallo lo confirma con un par de años de retraso.

Ya no somos los mismos, no podemos darnos el lujo de unirnos a los bárbaros del PCC y prohibir el aborto a como de lugar.

Subido al encantador Tumblr de los tiempos, ¿para qué entregar mi piel caduca a un sólido pasado enmauseolado que ni fu ni fa por el simple placer de ver mi invisible nombre piloteado sobre una placa de marmol o granito?

¿Escribir para que un par de trío de viejos pedorros y antiapocalípticos me den un hijueputa premio de poesía y me hagan creer que son ellos los que tienen la razón y todo eso y todo lo demás?

Dadas las primeras emociones explicativas, soltadas las quejas de rigor por cierto libro que me robó, oyendo el let england shake que promete premio nobel para poesía después de que se lo den a Dylan, y entendiendo que el álbum de Polly Jean es sumamente doloroso, poético, citativo, cálmico y profundamente reflexivo, prosigo...

Fernández Mallo estudió Física dura, y de ahí que todo lo literario colapse en sus manos biológicamente alteradas con las aleaciones de postúltima generación.

-Borges ríe ya no ciego mientras su viuda de mentiras piensa en los royalties-

La terrible venganza de los físicos teóricos es que reiniciaron el Tiempo sin avisar al común de los mortales que atravesamos esta lánguida barca en precipicio, y de ahí la confusión, de ahí el miedo a navegar hasta el borde del obligado planeta plano, de ahí el creer que somos el centro del minúsculo universo.

Dos ejemplos tomados casi al azar:

"Formas que están continuamente buscando su morfología" o "Cambio súbito que le ocurre a un sistema dado".

Se pueden dar cuenta de que haber leído con suma y sujeta precisión la revista Discovery -en español- fue una premonición, y que el titular poemas de mediados de la década nada como "La luz detenida dentro de una nube de átomos de sodio enfriados a unas pocas mil millonésimas de grado por encima del cero absoluto" si bien no hacen de mí un postpoeta, al menos me dan el alivio parcial de que entiendo quel cambio de los tiempos no se quedó con el ya citado Bob en 1964, aproximadamente, sino que la vaina siguió y siguió y siguió modificándose...siendo el 2009 un punto en el que él escribe algo así como I feel a change comin', sin que nunca le dijera nada a nadie...o por lo menos, a ningún poeta, quiero decir.

¿En qué momento la poesía se quedó mirándose solamente a sí misma?

-Recuerdo a R. H. en el homenaje que le hicieron en la UN en un receso gesticulando: "¡Pero quién les dice algo! ¡Ellos sólo se leen a sí mismos! ¿Así cómo?", refiriéndose, por supuesto, a los intocables poetas.....-

Sigo citando casi tan al azar la complejidad física de lo post:

"Hablamos de la necesidad de que los poetas acometan sin complejos la deconstrucción de la poesía", ¡Pero si los educan para seguir carriles preestablecidos y mantener vivo el miedo a la soledad!

"Casi siempre la poesía se adelanta y prefigura las formas que adoptarán más tarde las otras artes"; y seguramente por eso le dieron el P. N. a Tranströmer y no a Dylan...y por eso mismo se tiembla tan miserablemente frente a eso lo nuevo.

"Hay que reproyectar los modos de establecer una sensibilidad en la poesía, una nueva arquitectura de la poesía" -Fernández Mallo lo explica de una forma asombrosamente natural y desquiciada: la postpoesía no es para declamar porque no es teatro...-

Y es así como llegamos al final, basado en The Radicant, de Nicolas Bourriaud: "Mientras que los artistas radicales buscaban el regreso a un lugar originario, los artistas radicantes están en el camino, sin tener ningún lugar al que regresar"

*

Hace poco sostenía una charla con un profesor universitario en torno al "entre" aulas y al incierto despertar del autodidactismo o educación DIY.
Por cosas de la vida había llegado a mis manos una edición fotocopiada de "El maestro ignorante", y finalizo mi inoportuna intervención sospechando que el mayor temor de una sociedad como la nuestra es la soledad o falta de atención o de lectores o de aprobación, que lo llamo el Síndrome Lisa Simpson: "¡Califícame, califícame!"

"Jacotot fue el único igualitario que percibió la representación y la institucionalización del progreso como la renuncia a la aventura intelectual y moral de la igualdad, el único que percibió la instrucción pública como el trabajo de duelo de la emancipación. Un saber de este tipo genera una soledad espantosa. Jacotot asumió esa soledad. Rechazó toda traducción pedagógica y progresista de la igualdad emancipadora. Y dio paso a los discípulos que ocultaban su nombre bajo el letrero de 'método natural': nadie en Europa era lo bastante fuerte para llevar este nombre, el nombre de loco. El nombre Jacotot era el nombre propio de este saber a la vez desesperado e irónico de la igualdad de los seres razonables sepultada bajo la ficción del progreso."

Es terrible, pero es cierto.

J. P. Lapacherie lo sabía desde siempre: lo mejor desde el siglo XX está olvidado, oculto, borrado para siempre de la Historia oficial; y aún así, seguir, como cantaría Beckett...seguir porque no se puede más que seguir.....




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