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CÓMO VIAJAR SIN VER


Andrés Neuman
Alfaguara. Madrid. Mayo de 2010. 250 pp

Aunque había prometido no volver a escribir sobre algo respecto a la literatura, me es imposible resistirme por momentos, por pequeños lapsos, por encantos.

Había, también lo recuerdan ustedes, dejar en paz esa lamentable generación que no por prohibir ella misma la palabra la dejaré de llamar así, de B-39, sobre todo cuando ante tanto dolor por la soledad desde vaya a saberse qué cripta, se volcaron al unísono a la coreografía coral de los medios de comunicación reseñados eficientemente como Encuentros Literarios.
(A propósito.....¿alguien que haya renunciado a alguno?)

Neuman es como un niño demasiado juicioso que todo lo que toca lo convierte en clásico del presente al instante, lo que no quiere decir que ni todo sea "El equilibrista", por más Acantilado que lo rodee.

Así, fue que dejé pasar la premiada "El viajero del siglo", me late, gesto burocrático para poder emplear esa frase mañida de Bolaño que decía, si mal no recuerdo: "Tocado por la gracia. La literatura del siglo XXI pertenecerá a Neuman y a unos pocos de sus hermanos de sangre", lo que no deja de ser pertinente y cierto, y válido y cruel en esta época de visiones tan brillantes que son incapaces de caminar solas cuando las luces artificiales se apaguen o alguien las apague desde el dichosos interruptor de turno.

Y así, uno a uno van delatándose, qués como decir: callendo.

-Bolaño es profeta porque va hasta esos sitios del actual que nadie osa pisar mientras pensamos ne la comodidad. Pero no deja de sentirme perseguido por esa gracia y el gesto/ecco de una literatura vanagloriada en el premiaje, en la absolución del nombre, en la endilgación de misiones cada vez más o menos a medio pelo entre el caballo y el transgénero de la emulsión colectiva: y otro mal encuentro literario, y venga otro premio y otro anuncio para no dejar en paz a la calma, y.....vénganos tu reino!-

Lo cierto, y volviendo al cuento, es que me gustó el libro desde que lo supe editado porque o bien era una respuesta mucho más interesante a la misma novela que "lee el siglo XIX con la mirada del XXI" o bien era una fuerza lo suficientemente fuerte para dejar en claro la confesión de lo que es ser un escritor moderno o actual demasiado actual de esta era.

¿A quiorás leen?
¿A quiorás escriben?
¿Quién los convence de lo contrario?
¿Tienen pareja o alguna vida normativa?
¿Quién, exactamente, los protege?
¿Para qué destino estarán señalados de reseñización?
¿Todo amigo del ratón el queso?
¿Y si sí...para qué no?

Son preguntas que, leyendo al vuelo, y valga el chiste, se responden como a medias.....

Neuman no deja de ser aburridamente perfecto, pero decir eso es como volver a leer para capturar las discencialidades de toda esa abstracción que es esa actual y correcta y nomenclatúrica literatura comercial, y ya para ello, ejem, descubrimos nuevas sendas menos apretadas en la etiqueta y la vanagloria autoeditada bajo la forma del agente literario, sea el imbécil de turno que sea, en cvltnation.

¿Algo más?