martes, 13 de noviembre de 2012

Pasajero en interludio

EL PASTOR NOCTURNO

Felipe García Quintero
Universidad Externado de Colombia. Bogotá. Septiembre de 2012. 75 pp

Llegué a conocer a Felipe García también en el "Inventario a contraluz", del antólogo Federico Díaz-Granados, y como para no romper la canícula, al decidir leer a la mayoría de propuestas e interacciones que se presentaban, sobre todo desde el "ojcuro canto 'e la lluvia", lo topé como segundo puesto en unos Premios del Ministerio de Cultura, con "La muerte, bis" (2002) y desde entonces, el llamado al camino se ha forjado con más lecturas que entendimientos y sin embargo, con cada relectura que se sucede, la fuerza por la unión recapacita, muta, muda, se acomoda, languidece, fallece y al instante vuelve a surgir elevada con la fuerza de la emoción, como si la puerta se dejase abierta en algún momento, como si el chance por ganar la partida se diese como si "hubiese algún chance de ganar".

Y sin perder, pues, la misma forma redonda, seductora, biemocional, triétnica y galáctica a la que nos tiene acostumbrados, la Decanatura Cultural de la Universidad Externado de Colombia prepara la intervención del de Bolívar, Cauca, 1973, anudando temáticamente las propuestas que son la base de su obra: la escritura misma, la otra persona que lo acoge con sentimiento, la irrefutable infancia, el agua y la luz;  para dar paso a ese misterio so Premio otorgado al poemario "Versos de pie quebrado" que, hunde su huella en la criminalidad del pasado tan vigente de Alberto Mosquera, no solamente como "ay, si hubiera forma de elegir cada paso" sino como una presencia indisoluble que comunica al abrir puertas con un pasado transgresor que vive agitando sus sonidos de alas mudas desde la quietud de un estado todavía por descubrirse dentro de él.

El cambio... sobre la bandeja de plata de un juicio perfecto por lo por construir, llamando al pasado desde el presente ajeno, la voz que muta para crecer y aterrizar para decirnos lo mismo mas diferente....

Nunca entregar se. Nunca hallar la necesidad de darse explicaciones.

"Tal vez, y por su fin, estas palabras digan algo" o, es cierto, pisamos un mapa 1:1 ya bajo el influjo de más cierto entendimiento...

 Y, así, antes de seguir con esta fiesta privada de "de (mis) cenizas" a la anhelada rüina, del despojo a la "realidad deshecha": -Donde todo recuerdo es una ruina; Donde la música se teje en el despojo de la realidad deshecha- Todos venimos a cantar la caída del tiempo" y así quedar a la intemperie del atestiguamiento de la era, con o sin disculpas del tercer tipo, con o sin el desafío por devorar todo aquello de lo que alguna vez fue llevado en la boca, bajo otras condiciones, bajo otros cruciales síntomas....

Comprender la noche en la ceniza del perfume.

El delirio humano por las sombras fuera de la
forma, donde la música se teje en el despojo de la
realidad deshecha.

Todos venimos a cantar la caída del tiempo.

Si nuestros ojos de palabras, mudos. Si nuestras
manos, cansadas de abrir la puerta de la nada y la
boca oscura de besar el polvo en el vacío, en sus
muros de plegarias, columnas de silencio.

Sólo el corazón lo sabe y solo el corazón calla.

Y agur, Felipe, y hasta que nos volvamos a ver, Hermano... 

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