sábado, 29 de diciembre de 2012

Té para tres

LA PARTE DE AMALFITANO
(2666)

Roberto Bolaño

Anagrama. Quinta edición en "Compactos". Marzo de 2010. 211 - 291 pp

"Las que abren camino
en lo desconocido"

¿Qué hicimos?
¿A qué locura santa te refieres?
¿Por qué ahora, desde tan lejos, me escribes "arrepentida"?
Fuimos tiernos, fue cierto. Y bastante inmaduros también.
Pero de ahí a pretender escapar del vago recuerdo que arde en mi piel y decir con la facilidad del rigor que todo ha de quedar en un olvido exquisito mas obligado, me parece un exabrupto. 

(Nos conocimos en los conciertos. Y como una escuela de jardinería del kindergarden, poco a poco fuimos desafiando la férrea desconfianza que nos gobierna para saludarnos desde el otro borde del precipicio con un elevamiento de cejas, para pasar en el siguiente Festival a una despedida oleada de mano y así seguir tejiendo, hilando, urdiendo cada centímetro más roto hasta llegar al cómodo pico en la mejilla que fue nuestro campamento de verano que catapultó todo a lo que tuvimos que arriesgarnos a vivir.)

-¿Alguna vez, sumercé, ha estado con una esa clase de personas que son incapaces de dejar atrás una relación y aún cuando las traten mal o a medias o las dejen tiradas por allá lejos o las engañen o les peguen o solamente las arrullen para descampar sexualmente insisten en seguir aferradas a una suerte de pasado medio épico que de cojo lo tiene todo y más que de bajo perfil es de baja autoestima de lo que hablamos?
Pues bien, camarada, ella me dijo, me dijo justo al segundo siguiente de que nuestros labios se separaron por primera vez, en la cocina comunal de la casa donde vivía y mientras el agua empezaba a hervir, que tenía novio, que no era una relación oficial porque a ella no le funcionaba eso, que nada mejor que la libertad, que qué cuentos de atarse a unas normas o reglas sociales que funcionaban tan alejadas de los preceptos que ella misma se había construido con la llaga abierta a solas tan a solas que ya no dependía de nadie; y yo quedé como: vaya.. es "una mujer (..) sin miedo, caminando sin miedo por la orilla del camino", pero muy pronto, no esa misma noche porque a veces desaparecía por meses y escasamente respondía algún correo electrónico diciendo: "No puedo" o "Estoy ocupada" o "La universidad me tiene al cien", supe que de vez en cuando entraba en el pánico de unas depresiones brutales de las que solamente salía cuando venía gente de su familia desde esa ciudad intermedia a rescatarla de la cama y se la llevaba casi a rastras, empiyamada, cuasi medicada, fronteriza, babeante, rigor mortis.

El novio era un ex novio que tuvo por dos o tres meses en un amacice del que todavía se saben contar historias, historias, por supuesto cada vez más desconfiguradas y tan alejadas de la realidad, que cuando se vuelven a encontrar, cuando a él le da la gana y la llama a la hora que sea esté ella haciendo ocupada lo que sea que sea, actúan, como sin temor a que cada vez más lejos de la orilla de lo que fue realmente, desaparezcan devorados por el océano de fantasía que todo lo que hacen lo vuelven realidad.
Ex novio harto celoso, posesivo, grosero, ruin, precoz, elegante, mentiroso por supuesto y con una pareja de estrato seis que viaja cada verano a Europa a visitar países diferentes con su familia y que, obvio no tiene por qué saber nada de lo que su pareja adelanta con el espíritu de ella, la otra, la de antes, la juguete.

A veces, sobre todo antes de dormirme, la pienso, y susurro una frase o bien obscena o bien de cariño o a manera de oración que la proteja y eso me hace imaginarme que me duermo rápido por su compañía.

Me mandó una carta junto a un buso de una banda de Mathcore que le pedí, como por tantear, dos meses atrás, cuando supe que vivía ahora en Oregon.
Con la foto de sus piernas, sobre un colchón blando, vaya a saber tomada por quién, sé separar ahora las hojas de los libros que leo....y así a veces lloro al recordarla

No hay comentarios: