sábado, 18 de mayo de 2013

Rasgando las grietas de la música

MUY GALOCHO MUY PERDIDO

Perro Con Kancha

Narcosarcasmo, 2013

Si es hablar de revoluciones, empezaremos a hablar por (sobre)vivir. Por el lánguido gesto de cruzar una avenida a pie a las 12: 35 de la mañana para empezar a subir loma arriba a buscar el perpetuo refugio llamado hogar.

Y si es hablar de los cambios, aprecio la opción dejada cuasi al azar para justo actuar con el ladrillo en la mano durante el desfile generacional desde el primero que llega hasta el último que abandona la fisura temporoespacial llamada Vidd ;A.

A veces, lo repito, actuar desde la misma llamada de la voz con certeza que obliga a dicha acción.
A veces, terquedad que llaman, salirse de la línea cardinal y regresar a donde se cuece el aroma del ladrillo, cuando todo apunta a que el que debería estar ocupando dicha oficina sería yo.
A veces cruzar las líneas tristemente tibias y fronteriles y o bien dejar de ser por las otras manos o bien empezar a ser desde esa otra efigie geométrica.

Contra la apretada envidia de lo teórico, cruzar impunemente las marcas del margen tras margen tras un más allá que huye bien dándonos la espalda, bien ofreciéndonos el no sacrificado cvlo, siempre -y aquí la palabra reluce en su magnífica importancia- ¡SIEMPRE! moviéndose de la forma más rápida posible antes de que caiga en la trampa de la mano tendida, de la voz vociferante que ya repite lo que oímos hurdidamente en semanas pasadas, cuando lo que se escucha es que ya todo se rompe con los huesos incluidos, esa voluntad de sombra que llaman, lo que el acecho hizo por nosotros alguna vez pero que ya ha dejado de significarnos lo que nos sirvió de veloz mensajero en un pasado que ahora se nos antoja digno de la invención.

A Perro Con Kancha tuve la oportunidad de conocerlos cuando eran tres sus integrantes y había que cuidarse del desfogue del guitarrista que era capaz de emplear su instrumento cual hacha contra los troncos que seguramente ella era capaz de oler en ese espacio tan pequeño en cuanto a bosque se refiere llamado El Norte.
Eran otros tiempos, lo sabemos, eran otros tiempos puesto que la exploración persiste y de su infinidad de hallazgos, entre más recovecos mejor el liquen  -lo repito- la avanzada obliga a atender los llamados en las despresurizada vanguardia tan estrecha, en mertiolates, cuasi caricias que el mismo viento da frente al amplio paisaje de lo que todavía no es.
Pero ahora ellos son dos, suficientes, es cierto, pero ya sin la harmónica que el cantante de aquél entonces osaba portar en su bolsillo trasero y tocar como cuando le daba la gana, como cuando nadie lo esperaba o como cuando la canción misma lo exigiera sin necesidad de libreto alguno, de ensayo, de vil repetición.
¡Porque la banda recreaba el mundo cada vez que arrancaba con una canción!
Y el arrastre era tal, que no solíamos acobardarnos de ir al frente de la endeble barca de tres cabezas para que nos dejara a los pocos segundos ha en los lugares más inauditos que emoción alguna sería capaz de lamer de sentir que la lengua de la misma música pasaba sobre el lomo de escasos segundos, porque... porque...porque el grindcore es así y no habría vuelta de hoja jamás, porque por más rápido que toquen el tiempo siempre va para adelante y regresarlo es cosa infausta por no lllamarlo imposible y de los vericuetos de la experimentación se habrá tropezado con alguna tabla en medio del silencio y entre el oleaje infinito se han puesto, alguno, a cascar la superficie y el sonido ha saciado la sed del mar por destruir.
Y por eso han grabado un K7 y el tiempo, eso que con tanto afán nos consume, ha dicho que es nuestra producción musical favorita del primer semestre de este año tan crudo y difícil y que seguramente traerá alguna sorpresa bajo el brazo pero de lo que no he podido ponerme hablar de momento porque no estoy aún autorizado para ello.

Y (a)claro, "Los que tratan de entendernos son idiotas" pero es la única manera fortificada de emplearse a fondo para que canciones con títulos como "Residuos fecales de sangre digerida" entren a una suerte de canon cada vez con mayor adentranza al continente por explorar del siglo XXI, amén de la deconstrucción de esas canciones que se los autores originales han exagerado en emplear: "Tu viejo espíritu apesta" y quizás uno de los mejores finales de álbum alguno que reclama su sitial, lo repito, en los años del porvenir cuando ya deje de ser épico el colarse por las grietas del subsuelo para poder destacar lo valioso que verdaderos héroes de la afrenta musical osan realizar, componer, grabar, editar, publicar y colgar.

Y ojalá, después de releer "La gloria solitaria" de Enrique Vila-Matas, la esencia de este nuevo capítulo que doy por empezar en mi agria vida de vuelto al ruedo de un solterismo que ya aprieta demasiado desde la palabra, la realidad permita hacer de las suyas y el goce insista en permanecer a la búsqueda, Odradek de por medio, de ese llamado que lo invisible agita desde la niebla de un porvenir todavía muy feto para poder asirlo como a lo único que le estrechamos la mano....

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