sábado, 25 de julio de 2015

Lake of fire

MEDELLÍN EN CANCIONES. El rock como cronista de la ciudad

Diego Londoño
Ediciones B. Bogotá. Agosto de 2014. 148 pp

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15 AÑOS DE CANCIONES CONTADAS. Textos periodísticos sobre el circuito musical de Medellín

Santiago Arango Naranjo
Fondo Editorial Politécnico Colombiano. Medellín. Agosto de 2014. 202 pp

Hace dos días anunciaron la primera edición del Festival Lollapalooza, en Bogotá, para 2016.
Hace un día leía una entrevista de descargos por parte de Chuky García, encargado de la selección oficial de Rock Al Parque por segundo año consecutivo, en el que decía que le gusta ver en vivo a las bandas con las que creció.
Hace un día leía desde un blog que Rock Al Parque era una oportunidad para la rosca inmediata de García.
Hace tres días le leía a Chuky, desde su tüiter, que el viernes 31 de julio, en Bogotá, iba a estar muy movido, con Frikstailers, Abelardo Carbonó y Joe Bataan.
Hace tres años desistí de ir a Rock Al Parque, aunque vi a Juana Molina en La Media Torta el año pasado.
Hace un año el cierre del Festival estuvo a cargo de Anthrax, y este año el cierre estará a cargo de Café Tacvba, que han tocado seis o siete veces en Bogotá en los últimos tres años.
Ignoro el número de ediciones que lleva el Festival Estereopicnic, e ignoro el núemro de ediciones que lleva el Festival Hermoso Ruido.
Festivales que también recuerdo: Womoon, Grito, Distritofónico, En Tiempo Real.
Haciendo cuentas, con una sola mano... para toda la tarde, quese puede pasar, a solas y escogiendo música de tres compilaciones de tres lugares diferentes: Les Acteurs de L'Ombre, de Francia; Avantgarde, de Italia, y Unholy Light, de UK.
Me acuerdo que hubo un año en que RAP lo cerró Charly García, ya tan cansado, que ni espectáculo brindó.
Me acuerdo de la crónica de Fernando Samalea sobre una visita de Charly García, en 1988, a Colombia.
Hubo un cierre con Spinetta. Y hubo uno con Robi Draco. Y hubo uno con Manu Chao.
García dice que RAP atraviesa una transición, mucha gente dice que los festivales privados acabaron con Rock Al Parque, mucha gente dice que RAP es la oportunidad para que la gente que no tenga plata para ir a conciertos normales pueda repasar a los músicos que nos visitaron en los últimos dos años. Yo insisto en que RAP es para repitentes y que esa cuestión de la novedad hace ya muchos años se tuvo que dejar de hacer debido al riesgo burocrático de volver a fallar ante el mismo sistema que mantiene vivo al paquidermo.
Todo eso más la triste realidad que acongoja a Colombia desde entonces de ser un paraíso a la decencia conservadora y a la escasa manera de innovar y educar al público a la fuerza, hace que todo actor moribundo se complazca en sentir que le pagan una vez más de los dividendos de los uqe alguna vez soñó con poder vivir.
Y la vida (musical) sigue, no obstante.
Porque, finalmente, lo que queda es el recuerdo. Y de eso que se alcanza a agarrar para beneficio de unos pocos es que hablan esos dos títulos hermanos. De un espacio y tiempo en una ciudad que supo ir más allá de Ancón y que sirvió, nada más, de plataforma a una camada de bandas bárbaras que no de otra manera se podrían entender ni mantener como si fuesen también nuestras.

Por una parte, el libro de Londoño es una búsqueda en clave respuestas de una serie de canciones, las más trascendentales, que comunican un "eterno presente" que no deja de pasar nunca con esa sensación de actualidad tan frágil, alcanzando posteriormente a la banda para que explique de alguna forma aquello que sería mejor dejar quieto... ¿cómo alcanzaron a coger esa canción?
Por una parte, el libro de Arango es una caída libre sobre un tiempo en un pasado presentual demasiado vibrante para dejar escapar el acecho que se siente desde su plena efigie periodística.
Y ambos resultados, muchas veces cruzados porque ambos están ahí, es como la pareja que uno ve ahí bailando, ahí, mientras uno prefiere tomarse una cerveza y prestarle atención a otro tipo de cosas.

Dos frases subrayadas del libro de Arango. La primera, de Elvis, de Estados Alterados... "me impresiona mucho el MySpace, si vas a bares pequeños, si escuchas emisoras universitarias: la conclusión es que el movimiento es más fuerte que nunca", circa 2010.
La segunda, de Lucas Gingue, de Bajotierra.... "No tanto hacer conciertos, y festivales gigantes sino que hay que echarle ojo a esas cosas que son espontáneas y que nadie espera; ese creo que es un logro muy importante que se debe impulsar cada vez más, proteger y continuar, porque es un valor cultural grande que hemos alcanzado"

Abro un paréntesis para recordar el Manual Web para Músicos y vuelvo a decirlo.... las cosas han cambiado lo suficiente para que se dejen entablar reseñas del recuerdo para que la memoria siga haciendo su asunto mientras el camino sigue en pie por doquier.

¿Desde qué otras ciudades, qué otras historias, a cuáles siguientes escenas le hincaremos el diente? 

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