sábado, 2 de mayo de 2009

“DELIRIO LUMINOSO”

TRATADO DE CIELO PARA JÓVENES POETAS
Jorge Cadavid
Universidad de Antioquia. Medellín. Octubre de 2008. 106 pp.
XVII Premio Nacional de Poesía por Concurso Universidad de Antioquia 2008



UNO NO DEPENDE DEL OTRO UNO DEBE SER ESE OTRO

Luis Caballero pintó el mismo cuadro durante toda su vida. Buscaba, no sin cierto afán, una excusa procurada para rozar la perfección.
Esa insistencia, marcada muchas veces con la sangre de la soledad, con el propósito serio de una duda o algunos gramos de oscuridad, es la que define a algunos artistas.
“El resto es la demencia del arte”, decía Truman Capote.
Pero lo que queda, como coágulos sencillos, palpitantes todavía después de que todas las voces visibles se han marchado, eso es lo que vale la pena, la recompensa para tanto esfuerzo y búsqueda, mucha de ella inconsciente.

Hablar de poesía no es nombrar poetas. Decir poesía es convocar un universo que sigue inexpugnable, sencillo, provocador, lateral y afortunado. A veces sus puertas grandes y abiertas despiertan las sospechas de los personajes del común, y prefieren cruzar –a manera de orden- las otras salas de la invisibilidad.
Hablar de poesía en un país como Colombia puede resultar peligroso. Provocador. Incluso tierno. Melancólico. Mudo. Entrañable.
Sobre todo cuando ya casi nadie parece creer en esos seres…humanos.
Mejor para ellos. Mejor para el paisaje. Mejor para las instituciones. Mejor para la historia que no tendremos la posibilidad de asimilar con nuestra saga normal.
Y hablar de poesía implica una atención especial, un tempo exquisito, una posición que de personal provoca sorpresas o hallazgos íntimos.
La cordura se ha quedado guardada en algún cajón destinado a leer el siguiente capítulo de otra cosa, a lo sumo narrada.
A veces la palabra quema. Aunque viva quieta.

Jorge Cadavid es un delirante individuo que ha cruzado toda la década publicando un libro casi cada año, y dándose el gusto de ir borrando su historia bibliográfica personal con el expreso fin de no acumular un vasto titulaje que podría incidir en el estado mental de cualquiera que se dé el gusto de acercarse. Amable, como pocos, lo que hace es ir reuniendo y ordenando, entregando, produciendo o rescatando, hallando o clasificando, incluyendo, para después hacer un hatajito y brindarlo a aquél ser sediento de algo bello y justamente necesario.
Tras seis volúmenes, este invaluable Tratado es la ocasión para mostrar algo enteramente inédito y si bien repasa los temas que siempre suele tratar –el vuelo sin fronteras entre el interior y la vida natural que se respira comúnmente y que no en pocas ocasiones se guarda con cierta facilidad en el olvido-, tanto la idea del libro como lo que palpita dentro de él, es una nueva puerta que conduce a un reino diferente: ya lo había hecho en 2007 con “Herbarivm”, un libro que recopilaba toda su poesía que tuviera que ver con las plantas a manera de homenaje a José Celestino Mutis. Aquí, el homenaje, es a esos alumnos atentos que pretenden seguir un camino que sea capaz de romper con algunos tipos de formación que verdaderamente enclaustran y determinan un diferente tipo de conocimiento o comunicación de ideas.
Para el aprendiz de entomólogo y naturalista, esta parece ser una nueva escala dentro de su Misión. A diferencia de los acostumbrados –y no por ello inválidos- avisos a jóvenes poetas, en los que la prevención marca una señal de comienzo en el camino, aquí lo teórico se invisibiliza dando lugar a un alimento designado por la verdad para cruzar el libro. En lugar de decir o indicar, se planta la fe de la vida, la exitosa posibilidad de caminar, respirar y recordar, de estremecerse, de habitar, de sentir: el cielo como un papel en blanco, las nubes como un mensaje verdadero que debería servir como plataforma para reacomodar nuestra historia, los pájaros como seres diminutos convencidos de su poder que sobrepasa al del ser humano porque tienen alas y le huyen a la razón, y finalmente dentro de la pequeña y corta escala, el poeta que debe empezar a asimilar su propia naturaleza con los ojos bien abiertos para dentro, para descubrir las zonas en las que la siembra es posible que se dé sin que necesariamente se atenga a la fecha específica de la cosecha.

ESPÍRITU QUE NO QUIEBRA SU VOLUNTAD DE SER LIBRE

¿A qué suena el silencio que habita detrás de los poemas de Cadavid? ¿Y por qué algo de lo que dice ese silencio logra incrustarse más hondo que la misma palabra que forma el poema? ¿Qué voz –mágica y sinuosa- es la que habla como eco después de haber dejado el poema en la página anterior? ¿Es posible que sea alguno de ellos el que hace ese ruido cuando todo aparentemente está en calma? ¿Es este libro un instrumento especial para entrar a ese estado vital que se requiere para soltar el poema? Es decir, ¿para permitirle respirar? ¿Descubrir el verdadero significado del vacío? ¿Una fe lateral para mantener el hechizo vivo? ¿El compromiso de dejar afuera (casi) todo lo conocido para dejarse conducir por ese viento silente tan fuerte que conduce de celda en celda, de gruta en gruta, provocando una revolución mental que obliga a una suerte de abandono para ser recibido en una zona etérea que guía por los vastos territorios vírgenes del ser, con un cuartel general desconectado, pero auxiliado por los otros controles vigentes con la condición de no ser detectados por una noción convencional, porque las enseñanzas aquí impartidas son una tanto más heterodoxas.


VISLUMBRAN CON SATISFACCIÓN SU PRIMERA DANZA

La Misión que va y viene, que cruza y se permite la detención por temporadas para acondicionar la palabra que se acomodará en el futuro palpable, a veces callado.
La emoción incluida en aquél secreto que contiene la savia de la palabra.
El presente voluble. La eternidad danzante indicando un destino.
Callar. Habitar ese momento. Contemplar. Descubrir las raíces que pronto siguen su camino natural. Incluir. Permitirse la libertad, la vocación del equilibrio latente. O el estado pasado que habla:

CIELO PROTECTOR

Recoge el agua
y el viento en todas direcciones
Pasan nubes a toda velocidad
y pájaros debajo de esas nubes
y hombres sin vuelo
debajo de esos pájaros.

Si se presta la suficiente acogida al libro, se “trazarán círculos en el agua”, y justo cuando la hoja –contemplación- deje de habitar el blanco, “el poema residirá en el exterior”.
“Una sola vela podrá detener toda la oscuridad del vasto mundo”.
En eso radica el poder de la poesía. Y por eso la manera en que se intenta –y algunos lo lograrán- éste (afortunado) acercamiento a una orilla de un océano invisible y apabullante.
Síntomas reales de la voz que contendrá la historia cuando dos o tres generaciones posteriores la repasen.



(Contiene samplers de: “Despertar”, “Hoguera”, y “Espíritu que no quiebra su voluntad de ser libre”. Respectivamente de: Dar A Cada Uno Lo Que Es Suyo, Otra Alternativa y Xterminio)

1 comentario:

Horgen M'Intosh dijo...

Publicado originalmente en "El Cotidiano", en la columna "Lector Ritual"